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Padre Alfonso María Moreno del archivo El Correo |
*El vasco recata sus sentimientos y tiene horror al ridículo, no se atreve a presentarse al público y detesta la pedantería, el padre Alfonso Moreno*.
*La leyenda negra sobre los jesuitas es tan válida, como los que dicen que las parisinas, son muy antipáticas y siempre tienen el ceño fruncido.* El historiador italiano Alberto Melloni.
LA FAMILIA:
Raimundo Moreno Giménez, fue abogado y represento los intereses del ayuntamiento de Abando, cuando la anexión de Bilbao en los años 1.870 a 1.873 en todo lo relativo a lo jurídico. Murió en Bilbao 16 de diciembre de 1.876 Su mujer se llamaba María Victoria Goñi Truchuelo, se casaron en Amurrio y tuvieron cinco hijos. Aurea, Joaquín, Andrés, María Teodora y Ricardo, todos ellos nacieron en Amurrio menos María que lo hizo en Markina. Raimundo y María Victoria eran los abuelos de el niño Alfonso María Moreno Bilbao.
Ricardo Moreno Goñi nació el seis de febrero de 1.860 en Amurrio, pero siendo un adolescente ya vivía en Bilbao. Su mujer Clotilde Bilbao Sacona, nació en Bilbao y fue bautizada en los Santos Juanes el 3 de junio de 1.866, se casaron en Begoña el 17 de octubre de 1.888. Ricardo se sintió siempre muy de su tierra, como vicepresidente de la colonia alavesa en Bizkaia a principios del siglo XX.
Sus hijos: Clotilde, María, Ángel, Fernando nacido en Amorebieta, Julián, María Dolores la más pequeña y Alfonso que nació el dos de octubre de 1.901 todos nacidos en Bilbao, con ellos vivían una sirvienta de Dima y una nodriza de Múgica.
Nos dice Alfonso en su libro de memorias que nació en Atxuri, su padre fue jefe de explotación Central de Vizcaya, vivían en una vivienda que había en la estación Terminal de los Ferrocarriles Vascongados construida en 1.882, anterior a la Estación de Atxuri que se construyó en 1.912.Toda su vida giró alrededor de los ferrocarriles, como director gerente de la Compañía del Ferrocarril de Lezama, director del Ferrocarril de Munguía y también de Triano.
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La Residencia de los Jesuitas de Bilbao bastión inexpugnable del jesuitismo y símbolo de la confrontación, entre la izquierda y la derecha desde principios de siglo hasta la segunda república. |
Alfonsito veía desde su casa la finca de los Zumelzu con unas altas paredes, los árboles y parques con pavos reales y cervatillos y el recuerdo de don Carlos Plaza, entre los graznidos de los pavos reales, bajito siempre vestido de negro, con bombín y gafas de pinza. Hacía pocos años que se quedó viudo de su esposa María de las Mercedes Zumelzu, la finca de esta familia estaba donde hoy ocupa el Instituto Miguel de Unamuno.
Unos años antes habían vivido en Artecalle dos y en 1.910 se trasladaron a vivir en Licenciado Poza frente a la finca de los Zumelzu,
Desde el balcón de su casa veía pasar a las Gallegas que tocaban el violín rematadamente mal solo hacían ruido, Jodra tocaba la flauta con la nariz o el Santo de Begoña y otros muchos personajes de aquel Bilbao.
Alfonso se educó en las peleas callejeras a la salida del colegio Santiago Apóstol, en la misma calle donde él vivía.
Los veranos los pasaba con su familia en un chalet que tenían en Amorebieta, esto fue a finales de la primera guerra mundial.
Tiempo después lo cedieron al ayuntamiento de Amorebieta, para obras sociales y después los okupas lo invadieron.
Jugaba al fútbol en la calle Ayala que apenas tenía tráfico, en la misma calle donde los jesuitas tenían la Residencia ¡Quién le iba a decir a él! que años después iría a vivir allí durante veinte años, pero ya como jesuita.
Alfonsito le gustaba la música y pegaba la oreja a la tarima del suelo para oír la pianola de los vecinos de abajo, los Ortueta y escuchaba impresionado la Gran Polonesa o el Claro de Luna.
El padre y la madre tocaban el piano, siempre estaba abierto y aunque no habían estudiado solfeo tocaban las arias de la Favorita, el Trovador, los Hugonotes.
A los 17 años entró en la Compañía de Jesús en el año 1.919 en Loyola y se ordenó sacerdote al proclamarse la República. Lo que más le costó fue dejar el fútbol y la música.
De chaval jugó en el Recalde Park de Alameda Recalde, donde hoy está el Club Deportivo Bilbao, en el campo de Lamiako, en la Campa de los Ingleses cuando los balones caían a la ría y en un equipo juniors del Athletic de portero y luego en los juveniles.
Estudió filosofía en Oña, teología en Bélgica, química en Zaragoza y biología en Barcelona.
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la antigua estación de Achuri, año 1.882 del archivo de Euskotren |
Dando clases de química y biología en el Colegio Nuestra Señora de Indautxu, en la Universidad de Deusto clases de religión y además era especialista en psicología religiosa.
Ejerció el apostolado en el Colegio de los Jesuitas de Indautxu tres años y tenía buena mano con los jóvenes, dio clases durante cinco años en la Universidad de Deusto y veinte años en la Residencia de Bilbao, desde el confesionario el padre Alfonso pulsó la saludad espiritual de muchos bilbaínos y no sabemos en que medida influenció en sus penitentes, tuvo poder como el padre Bernaola en su época, arreglos de familia, empleos, salvar almas in extremis y gestionar herencias, muchas familias de la burguesía bilbaína lo tenían como su confesor espiritual y así lo publicaban en las esquelas. El padre Moreno actuaba desde fuera, no aceptaba la excesiva cercanía y era refractario a las invitaciones familiares de sus fieles, le tenían que insistir cinco o seis veces, no quería comprometerse y además era algo escurridizo.
Era taimado, pero no pícaro y sabía zafarse de las situaciones que le incomodaban o que le podían involucrar y era sagaz como un jesuita.
Decía Unamuno que el interior de la Residencia era como el baúl de la abuela, un tanto mullido, acolchado e íntimo, también para el recogimiento de los penitentes que se acercaban a tocar el timbre al padre Moreno.
*Al otro lado de la celosía aparece el rostro sonrosado del jesuita, con sus pobladas cejas blancas, palpando los cristales inmaculados de unas gafas de carey. Los ojillos vivos y penetrantes, las orejas finas, alargadas, ¿Qué no habrá escuchado este hombre? a lo largo de toda su vida.
Te levanta y te da ánimos, confiesa distinto a otros curas decía una feligresa a la salida de misa.
Atendió en el lecho de muerte al político Alejandro Lerroux que le dio una foto dedicada que decía: A don Alfonso María Moreno, muy agradecido por su gestión cristiana. Al primer ministro Santiago Alba y se cuenta el episodio de una señora de San Sebastián que en el trance de la muerte tomó un tren rápidamente para ir a morirse con el padre Moreno, pero sufrió una caída y murió en el Hospital de Basurto sin poder auxiliarle el padre Moreno.
Urbano Larrucea más conocido como Amorebieta II, le llama al padre Moreno en su última enfermedad y le pide que esté a su lado en sus postreros momentos. Yo le enseñé a usted a jugar a la pelota, enséñeme a mi a ir al cielo.
Un buen pelotari, de espíritu señorial, de buena contextura física y todo un caballero murió el 12 de octubre de 1.936.
En sus tiempos libres Alfonso escribía de fútbol en algún periódico y se decía en esos años que las mejores carreras eran: La Compañía de Jesús y el Athletic, ambas compartían simpatizantes y filosofía hasta el punto de no distinguirse.
Aunque mayor que el convivió en la Residencia, con el padre Juan Lojendio Garín nacido en San Sebastián en la plaza de Guipúzcoa, el 17 de febrero de 1.877.
Ingresó en la Compañía de Jesús el 31 de agosto de 1.895, el 30 de junio de 1.910 ya era sacerdote.
Dio clases de la historia de España en la Universidad de Deusto.
Él fundó la Congregación de San Luis de Kostka y la dirigió durante años. Los ejercicios espirituales, la catequesis en San Vicente, la Adoración Nocturna, el bar de los Luises y el famoso piano en el salón de juegos, eran los lugares donde se reunían los jóvenes, para salvarse de los peligros que acechaban a la juventud en la calle y el grupo de montaña que organizaba las excursiones domingueras.
Tenía Lojendio dos sobrinos embajadores en Suiza y en Siria,
el padre Lojendio falleció en enero de 1.964, el solía decir de forma jocosa: Mi entierro en Bilbao no me lo pierdo. Famoso fue su sobrino Juan Pablo Lojendio, embajador en Cuba cuando se enfrentó con Fidel Castro en la Habana en el año 1.960.
Otro jesuita que convivió con el padre Moreno fue el Padre Chacón, profesor de estadística en la Universidad de Deusto, era un genio de las matemáticas pero muy mal profesor. De su libro de texto decían sus alumnos que solo lo entiende Chacón y Rincón, después Dios y Chacón y al final ni Dios. Para sus alumnos era un sabio en la materia, pero muy pusilánime.
Además de Arrupe de sobra conocido, el padre Luis Bernaola Churruca nacido en Markina en el año 1.903.
Ingresó en la Compañía de Jesús en 1.931 y se ordenó sacerdote en 1.939.
Terrible forjador de capitanes, jesuita y economista.
A él acudían banqueros y empresarios colocando a sus chicos más preparados y no solía fallar en sus recomendados.
Como buen markinés era aficionado a la pala y acudía al frontón del Club Deportivo Bilbao, donde la compañía tenía su palco.
Bernaola estudió en la Universidad de Deusto y trabajó en el banco de Vizcaya, así que conocía la teoría y la práctica.
Tenía mucho poder e influencia quitaba y ponía. Personaje inflexible, hombre duro pero justo. Dirigió la Universidad de Deusto desde 1.941 hasta 1.974, cuando se jubiló le sucedió el padre Ostolaza.
En cierta ocasión uno de sus alumnos fue detenido por el Tribunal de Orden Público y Juzgado por sus actividades políticas. El padre Bernaola dirigió una carta enternecedora al tribunal y consiguió una sensible rebaja de la pena. Ese alumno se llamaba José Miguel Rincón y el padre como penitencia le impuso que fuera profesor de la Universidad de Deusto, como así fue.
Murió el 17 de octubre de 1.981 a los 78 años y después de cincuenta de vida religiosa.
Tenía una hermana religiosa, María Concepción Mercedaria de Berriz y familia que vivía en la calle San Agustín de Markina.
Más joven que el padre Moreno, era el Pablo Bilbao Aristegui no era jesuita, pero ejerció su influencia cultural y pastoral en aquellos años, nacido en 1.915 adscrito a la Parroquia de San Vicente Mártir de Bilbao, falleció en el año 2.002, conocido en los cenáculos intelectuales de Bilbao, era escritor y desempeñó distintos cargos en el mundo cultural. Perteneció al grupo Alea que eran unos jóvenes interesados por la música y la poesía, entre ellos Blas de Otero, Jaime Delclaux, Pablo y su hermano Antonio Bilbao Aristegui, Sabino Ruiz Jalón el experto y crítico musical.
DESGRACIAS DE FAMILIA
Su padre estuvo siempre muy delicado del pecho, tuvo que abandonar su trabajo para pasar largas temporadas en Andalucia.
La inesperada muerte de su mujer desmoronó sus fuerzas y reaparecieron las viejas lesiones pulmonares, la quietud y la alimentación le aliviaron algo, era muy aficionado a la música clásica y le trasmitió sus gustos al hijo.
Pero también tenía afectado el hígado, con una mano derecha en la espita del oxígeno y un Cristo a la izquierda aguardando serenamente a la muerte.
Alfonso se hospedaba en la Residencia de la calle Ayala y le hacía largas visitas al padre, ya estaba en Loyola cuando enfermó el padre.
La casa se llenaba de gente y uno de los más habituales era Rafael Moreno "Pichichi" su primo.
En una ocasión el pianista Víctor Zubizarreta tocó la obertura de la Africana.
El padre de Alfonso era muy amigo del doctor Areilza y un día subían por el puente del Arenal y se les acercó un hombre algo misterioso y le dijo al doctor que le dolía el lado derecho de la tripa y le pidió consejo. Areilza muy serio le contestó: A ver bájese los pantalones y el hombre se marchó avergonzado.
¡Alfonso mírame bien a la cara! porque ya no volverás a verme, me quedé mirando y le di un beso y salí de puntillas, este fue el último recuerdo de su padre.
Alfonso tenía diez y seis años cuando conoció a Alejandro de la Sota Aburto que era algo mayor que él, fue jugador del Athletic y después periodista por aquellos años muy popular en Bilbao, hijo de un acaudalado industrial.
Alfonso paseaba una tarde soleada de las raras ocasiones en Bilbao y volvía hacia la plaza Elíptica por la prolongación de la GranVía, era un día de labor. La prolongación de la Gran Vía era una calle muerta y apenas servía para nada, sin ninguna personalidad salvo los días de fiesta que se llenaba de paseantes.
Solo la frecuentaban un reducido grupo de rentistas, hombres ya amortizados y en su mayoría furibundos germanófilos, que compraban un ejemplar del periódico para ser leído y comentado en voz alta.
Al anochecer bandas de mozalbetes estaban empeñados en provocar a los municipales "chivas" rompiendo farolas y escondiéndose en la oscuridad.
Los días de fiesta la Prolongación adquiría su verdadero empaque, su estilo de gran arteria ciudadana con carácter y papel propio, para llevarnos hasta la plaza de Bélgica(ahora del Sagrado Corazón) y después nada menos que a San Mamés, no le podía caber mayor distinción.
Aquél día soleado, como laborable solo un joven subía por la desierta calle hacia la Misericordia, con elegante bimba negra en la cabeza, abrigo de buen paño y esponjoso, el bastón bajo el sobaco, algo inclinado hacia adelante, la vista vaga, era una especie de joven dandy llovido de Londres, elegante, libre y soñador.
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Raimundo Moreno archivo Club Deportivo Bilbao |
MIS QUERIDOS PRIMOS:
Raimundo Moreno Aranzadi, nació el 25 de abril de 1.884, murió prematuramente el diez de agosto de 1.922. Era un nadador cualificado del Club Deportivo Bilbao y como tal participaba en los campeonatos sociales de natación y era apodado "El Maestro" por su veteranía y sus muchos campeonatos ganados en el agua. Fue vicepresidente de la Federación Atlética Vizcaína en 1.917, emparentado con Unamuno y Aranzadi por linea materna.
También jugó al fútbol en el año 1.902 en el Iberia y poco tiempo en el Athletic, pero el que destacó en el fútbol fue su hermano Rafael "Pichichi".
Foto de Rafael Moreno "Pichichi"
del archivo del Athletic de Bilbao
Raimundo lo dejó todo por su profesión de ingenieros de minas en la Orconera.
Su padre Joaquín Moreno Goñi y su madre Dalmacia Aranzadi Unamuno, de la aristocracia intelectual por la parte de Aranzadi y de Unamuno.
Rafael nació el 23 de mayo de 1892, en el seno de una familia acomodada.
Dice Alfonso, mi primo Pichichi es el mejor jugador del Athletic y el mejor de España. Todos lo dicen tiene un shott tremendo por bajo y muy bien dirigido que no hay goalkeeper que pueda pararlo.
Pero sobre todo sabe driblar como nadie y es capaz de correr todo el campo, de un lado a otro con el balón pegado a los pies sin que nadie se lo pueda quitar hasta meter gol.
También es extraordinario en los remates de cabeza al sacar los corners.
Cuando el Athletic va mal en algún partido siempre se espera alguna genialidad de Pichichi que remedie la situación.
Mario Ugarte, Rolando y otros le gritan pidiendo un esfuerzo heroico, lo malo es que a veces juego de forma muy individualista y eso le pierde.
Unos equipos ingleses se lo quisieron llevar para jugar de profesional, pero a Rafael ni se le pasó por la cabeza irse de Bilbao, porque el Athletic es su club.
Intuía el gol con una clara visión, porque eso viene de la colocación en el campo y preveía la jugada del contrario que es lo que define al futbolista.
Llegaba al gol por la vía más rápido sin entretener al balón. Su presencia animaba todo el graderío.
Hubo un encuentro con un equipo húngaro llevaban un 5 a 0 en el marcador, pero la reacción del Athletic fue maravillosa y Pichichi al frente de ellos, logaron la remontada no sabemos si empataron, ganaron o perdieron, pero aquellos fueron tiempos heroicos.
Hay que resaltar que los nuestros eran un equipo de aficionados y los extranjeros todos eran profesionales y muy técnicos.
Los jugadores del Athletic se costeaban los desplazamientos de su bolsillo. Pichichi era hijo de papá, su padre tenía mucho dinero y al terminar el bachillerato empezó a estudiar derecho en Deusto, al igual que su abuelo y su padre, pero lo dejó por el fútbol. A pesar del empeño de la madre por colocarlo en la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao.
Era muy normal y muy llano Pichichi solía venir con nosotros a entrenarse en la Campa de los Ingleses, como si fuera uno más de nosotros, cuando él era ya una figura y según Alfonso en el fútbol actual no desentonaría, se adaptaría a él.
Rafael Moreno Aranzadi "Pichichi" comenzó en el colegio Santiago Apóstol, era mayor que su primo Alfonso.
De Pichichi dijo el periódico Le Foot Ball que era el mejor interior izquierda que hemos conocido.
Otra de sus facetas poco conocidas era el atletismo, el lanzamiento de jabalina, fue en Amorebieta y quedó campeón en esa especialidad.
Participó en la Olimpiada de Amberes en 1.920 con la selección nacional fútbol y en mayo de 1.921 fue la última vez que vistió la camiseta rojiblanca.
Quería ser árbitro, pero una ostras en mal estado le jugaron una mala pasada y murió al contraer el tifus en su casa de Iturribide el uno de marzo de 1.922.
Dice el historiador Imanol Villa que Pichichi no hacía ascos a nada, siempre dispuesto hacer cualquier cosa que fuera divertida para él y los demás. Disfrutaba de la vida y las mujeres porque según dicen era parroquiano de los barrios altos de Bilbao( la famosa Palanca, lugar alegre y desinhibido).
De aquella generación truncada en lo mejor de su juventud estaba también otro muchacho deportista llamado Ramón Lequerica Erquiza, nacido el 30 de enero de 1.890, hermano del diplomático y político José Félix Lequerica.
Fue un distinguido nadador de aquella época y socio del Club Deportivo Bilbao, que defendió los colores del club, ganador repetidas veces del torneo de natación, murió el 30 de julio de 1.922 al año siguiente en su honor el club creó un trofeo con su nombre.
Joaquín el padre de Pichichi y ejerció la carrera de derecho, representando los intereses de su padre Raimundo Moreno en los años 1.882 a 1.876.
Además fue secretario del ayuntamiento bilbaíno y en 1.895 alcalde interino, también fue diputado a cortes por Balmaseda en 1.898.
Otro hermano de Joaquín, se llamaba Andrés y era industrial con oficinas en la calle Villarias, motores y almacén de metales, un coche de alquiler de servicio público matrícula BI-951.
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El padre Alfonso Moreno observa el escaparate de una tienda de ropa en la calle Ayala. Era puro nervio, una chaqueta de buen porte, un pantalón gris marengo, salta de dos en dos las escaleras, con unos lustrosos zapatos negros. Tiene un cierto aspecto de bailarín de claque. Aunque del clergyman poco se puede decir de él, pero da el aspecto de un hombre elegante. Llevó la afición de la música desde niño y era el único que tenía acceso a la Sociedad Filarmónica gratuitamente. Foto del archivo del Correo. |
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*Muy pronto mi vida enfiló nuevos rumbos, ingresé en la Compañía de Jesús y jamás me he arrepentido.
Me esperaban malos años, los ancianos nos miraban con una ternura compasiva.
Efectivamente una tras otra, una acosante escalada empezó a caer sobre nosotros, situaciones políticas, económicas y sociales que nos tenían en vilo día y noche.*
Las huelgas generales de principios de siglo en Bilbao y los enfrentamientos entre las izquierdas y la derecha.
Un acuerdo vergonzoso decía el Liberal del 21 de octubre de 1.922, se cederá la plaza de Bélgica para un monumento al Sagrado Corazón, por pudor no se pondrá "Reinaré en España".
Los socialistas y republicanos se oponen, el señor Rufino Laiseca felicita a los jesuitas por haber conseguido romper las prácticas del municipio.
La grave cuestión de la enseñanza en España, por un lado la izquierda y por otro los sectores de la derecha Ángel Herrera Oria, periodista y director del Debate dio la batalla, Ángel Ayala jesuita propagandista católico, la Congregación de San Luis Gonzaga más conocida por Los Luises, José Antonio Aguirre fue prefecto de los Luises.
En julio de 1.931 la Agrupación Republicana del País Vasco, solicita al gobierno republicano el internamiento y luego la expulsión del obispo Mateo Múgica y luego le tocó el turno a los jesuitas.
Las provincias Vascongadas venían ha ser un paraíso de orden y de paz, en Orduña, Loyola y Oña allí se refugiaron los jesuitas de otras ciudades de España, llegaron de paisano y muy amedrentados.
El Liberal y el Heraldo de Madrid cargaban contra los jesuitas, todos los días en sus periódicos, se hacían burdas y ofensivas caricaturas.
Decía el padre Moreno, en el pueblo español hay tres clases de analfabetos, los que no saben leer, los que sabiendo leer no leen y los que creen todo lo que leen y los tres son muy peligrosos.
Llegó la expulsión de los Jesuitas, el partido republicano radical lo pide, el 23 de enero de 1.932 a las once de la noche el presidente de la república Manuel Azaña, hace saber al ministro de justicia Fernando de los Ríos la disolución en todo el territorio nacional de la Compañía de Jesús e incautación de todos sus bienes.
Dimitieron Alcalá Zamora, Maura y la minoría Vasco-Navarra, por disconformidad con la medida.
Quedan disueltas aquellas órdenes religiosas que estatutariamente impongan a demás de los tres votos canónicos, otro especial de obediencia a una autoridad distinta a la legítima del estado.
Sus bienes serán nacionalizados y dedicados a fines benéficos y docentes.
"Los días venían preñados de amargura, pocas veces he llorado en mi vida, como entonces a lágrima viva."
Durante la República vistió de paisano y llevó zapatos de Villarejo, un día se acercó al sastre Moronati consultando precios, no padre, no padre los trajes aquí son todos de paño inglés.
"Hoy está claro que la República se apoyaba en las pasiones desenfrenadas de un populacho, resentido que pedirá cada vez más, por aquí le va ha venir su ruina".
En febrero de 1.932 los jesuitas marcharon desterrados a Bélgica, a un pueblo llamado Marneffe en la región de Valonia. Residían en chateau enorme en el bosque.
Los jesuitas volvieron a España el 10 de octubre de 1.936 y el 23 de mayo de 1.938, Franco deroga la expulsión de los jesuitas.
Cuando cruzaron la frontera por España otros muchos jóvenes jesuitas como él.
Dejaron en el país 163 escuelas de enseñanza primaria o profesionales, 40 residencias, 8 universidades, 2 observatorios astronómicos, 5 casas de ejercicios, 6 noviciados, 3 colegios para sus miembros, 21 colegios de segunda enseñanza había en esos momentos 2.987 jesuitas en toda España.
Hay un periodo del que se sabe poco, en un escrito titulado por él Los papeles que yo rompí, habla de esa época oscura de la guerra y luego post-guerra, ese escrito quizás en manos de su sobrino.
En Vitoria desde los primeros días triunfó el golpe de estado contra la República y en la mayoría de Álava, por lo que se puede decir que desde el 18 de
julio de 1.936.
En el año 1.935 era director de la Congregación de Vitoria y lo fue desde 1.934 a 1.938 a la vuelta de Bélgica.
Su hermano Julián era director de la sucursal del Banco Vizcaya entre 1.934 y 1.943 en Vitoria, en la calle San Prudencio.
El padre Moreno estaba especializado en consulta y asistencia a los enfermos y moribundos, se le considera un hombre experto y carismático en tales situaciones. Otra de sus especialidades por su manera de ser, el penetrar en la psicología juvenil.
No sabemos si por su propia decisión o a petición de algún mando militar el caso fue que asistió en aquellos primeros años de la guerra como padre espiritual y confesor de los condenados a muerte.
Vivió la guerra civil en Vitoria, escribió un diario donde relata a la cantidad de fusilamientos que asistió, de entre ellos compañeros, amigos y conocidos de Bilbao.
Atiende a los enfermos, consuela a los presos de las cárceles y confiesa a los tres primeros mártires de la guerra civil, gente completamente inocente. Las tapias del cementerio de Santa Isabel fueron testigos mudos de muchas atrocidades.
El 14 de agosto de 1.936 tres muchachos fueron los primeros fusilados, José Cortabarría Laborda, Esteban Elguezabal Araluce y Primitivo Estavillo era de Vitoria y afiliado a la UGT.
Los dos primeros eran dos muchachos lúcidos, sobre todo el primero. Elguezabal era de Bilbao y albañil, delgado y pálido pero fuerte, Cortabarría era natural de Oñate pero vivía en Bilbao.
Elguezabal pertenecía a la junta directiva de Euzko Gaztedi Indarra(EGI) y al grupo de Mendigoizales Abertzaleak.
El 30 de julio de 1.936 Esteban y José deciden subir al Gorbea y dar un paseo por el monte, venían dos días festivos por ser San Ignacio.
Nos acercamos hasta el Berretín y vimos que unos requetés venían hacia nosotros, pero no pensamos en huir, cosa relativamente fácil para nosotros porque conocíamos el monte.
Nos detuvieron y con gran sorpresa nuestra nos llevaron a Vitoria como presuntos espías, Primitivo Estavillo le cogieron queriendo pasarse a Bizkaia.
A los tres los incomunicaron durante cuatro días y los condenaron a muerte.
La noche que precedió a la ejecución el padre Alfonso Moreno estaba con Elguezabal, Pedro Anitua con Cortabarría y Pedro Elorza con Estavillo.
Elguezabal hablaba candorosamente con el padre Moreno contándole su vida.
A las cuatro de la madrugada en un altar improvisado hicimos una misa, los tres comulgaron.
La emoción se hizo desgarradora.
Cuando la Guardia Civil muy delicadamente cumplió con el requisito de esposarlos a los condenados.
El camino lo hicimos en un autobús hasta el lugar del fusilamiento, se detiene el autobús hemos llegado, sus ojos miran con el estupor de un loco.
Estamos junto a las tapias del cementerio, hace frío y está amaneciendo, se distingue una mancha oscura es el piquete de fusilamiento que espera las órdenes de la ejecución.
Esteban camina decidido hacia el muro, hay tres sillas, Cortabarría más sereno y mas duro rechaza las sillas, quiere afrontar la muerte de pie, también rechaza la mordaza de los ojos.
Los tres en fila delante de la pared, Estavillo en el centro, antes de la descarga Cortabarría grita: Gora Euzkadi Askatuta y los otros dos gritaron ¡Gora!
los fusiles arrasan la vida de esos jóvenes en lo mejor de su vida. Los tres cayeron de espaldas sin doblar las rodillas, sin soltar sendos crucifijos.
El teniente del pelotón de fusilamiento se llamaba Echeverría.
No se permitió que fueran los tres enterrados en un panteón, lo hicieron en una fosa común.
El padre Moreno al llegar a su casa, en su habitación solitaria y silenciosa, la emoción contenida estalla en llanto y se desborda.
En mis manos tengo la chamarra que me regaló Esteban Elguezabal antes del fusilamiento.
Yo mientras tanto callar y hacer el mayor bien posible, preveo terribles desgracias para este pueblo, un aluvión de odios y sangre.
También cita el padre Moreno el bombardeo de Ochandiano el 22 de julio de 1.936, pero lo hace a través de otra persona que si fue testigo presencial de aquél ataque que venía desde la base aérea de Recajo(La Rioja) los aviones dos Breguet XIX pilotados por Ángel Salas Larrazabal y José Muñoz Jimenez.
Gabriel María Otalora sobrino del padre Moreno ya lo ha narrado en distintas ocasiones.
DURANTE LA GUERRA CIVIL
El 28 de julio de 1.936 el jesuita Alfonso Moreno se entrevista con Francisco Javier Landaburu y el expresidente del ABB Manuel Ibarrondo, los dos afiliados a la antigua Unión Patriótica del general Primo de Rivera.
El jesuita quiere que hablen con los militares y eviten un baño de sangre. La entrevista se produjo en la comandancia militar.
Hubo negociaciones por diversos conductos e interlocutores, una particularidad de que todos los emisarios eran religiosos y principalmente jesuitas y monseñor Gomá, impulsados seguramente por el Vaticano hasta el final de la guerra en el norte.
De entre los negociadores los jesuitas padre Francisco de Borja Virmanos, Vicente Garamendi y Julio Pereda.
Hubo también otros jesuitas que auxiliaron a los condenados a muerte, los padres José María Lacoume y Urriza.
El padre Remigio Vilariño Ugarte, fue el director del Mensajero del Corazón de Jesús.
Es jesuita, revisó y actualizó el catecismo del Padre Astete. Fue acusado de escribir artículos fascistas y posteriormente encarcelado.
Entre los sectores de la derecha se acusó a los jesuitas de extender el nacionalismo por el País Vasco.
En el País Vasco ningún jesuita morirá trágicamente durante la guerra civil, tampoco se conservan archivos de la curia de los jesuitas en Roma. Tampoco en Loyola se guarda información al respecto.
ASI MURIÓ LAUAXETA
Esteban Urquiaga más conocido por Lauaxeta, nació el 3 de agosto de 1.905 en Laukiniz, desde muy niño vivió en Munguía.
Su paso por Loyola fue decisivo, se inició en l literatura y tomo conciencia vasquista. Curso estudios de filosofía y teología en Oña, tras abandonar la carrera eclesiástica volvió a la casa familiar de Munguía, llamada Lauaxeta(a los cuatro vientos). Colaboró con el periódico Euzkadi.
Es miembro activo de la Juventud Vasca de Bilbao, de la Comisión de Propaganda del PNV y del grupo de mendigoizales Irrintzi. Tomó parte en la guerra como comandante de intendencia y es apresado el 29 de abril de 1.937 cuando hacía una visita a las ruinas de Gernika, acompañado de un periodista de la Petite Gironde de Burdeos.
Pero habían caído en una trampa cinco soldados franquista les apresaron cuando curioseaban entre las ruinas de lo que fue la villa foral, entre el humo, los rescoldos y el olor a muerte. A su amigo el periodista francés fue expulsado a su país.
Fue encarcelado en el convento-prisión de las Carmelitas de Vitoria. Murió fusilado en Vitoria el 25 de junio de 1.937.
Nos dice el padre Moreno: Cuando yo le conocí, hace diez o doce años Esteban Urquiaga luchaba por hacerse un sitio en la literatura, tiempos aquellos de nuestros estudios universitarios, llenos de ilusiones y esperanzas.
¿Como un muchacho de esta jerarquía puede estar en la cárcel? ¿Que fechoría ha logrado obcecar a Urquiaga, tímido, espiritual, de rostro pálido como los poetas que no pisan la tierra, que viven de la fantasía, del espejismo, de la quimera?.
Lo encuentro en una reducida celda, donde solo veo cuatro paredes sucias, un camastro destartalado y un taburete, todo de lo más vil.
Hay poca luz, porque la única ventana se halla medio cegada con maderas burdamente clavadas al armazón.
Esteban está de rodillas contra la pared con un libro abierto en sus manos.
Absorto en lo que lee, ha perdido la noción del tiempo y del espacio en el que vive. No advierte mi presencia a su lado. A los cinco minutos de espera apoyo mi mano izquierda sobre su espalda. Lentamente Esteban alza la cabeza y me mira. Al reconocerme salta sobre mi como un tigre, en un abrazo apretado y largo, desgarrador. Yo me emocioné hasta que se me cortó la respiración.
¡Pasado mañana me matan!
No pude contestarle.
Las guerras no son para razonar, sino para matar. Para eso están los fusiles y los cañones.
Mañana a la madrugada, va a ser fusilado Esteban.
A las seis de la mañana, sale de la cárcel mi amigo custodiado por dos guardianes, el padre Moreno se une a él. Me pide el Cristo y lo aprieta entre sus manos, hablamos muy poco, no podemos hablar. La angustia nos ahoga, vamos a la muerte.
Junto al cementerio en una tapia, los soldados del pelotón de fusilamiento descienden, ya están militarmente formados los soldados, con los dedos en el gatillo a unos metros del paredón del camposanto. Yo quisiera detenerme porque no aguanto más, tengo que vomitar.
Esteban rechaza el pañuelo que le ofrece el padre Moreno para cubrirse los ojos.
En el silencio del amanecer se oye el ¡Apunten!
Esteban se endereza su cuerpo valientemente y alza en alto el crucifijo. La descarga cerrada en seco, hace vibrar indignamente la serena templanza de estos campos.
El cuerpo de Esteban ha caído a plomo, rápido, con la cabeza deshecha. Me acerco a él y le doy la extremaunción, ungiendo en su frente ensangrentada el sacramento.
Recojo mi crucifijo ensangrentado, manchado de sangre y barro, una voz bronca, militar, ordena que me retire inmediatamente. Obedezco.
*Perdono de corazón a todos mis enemigos,
y ruego a Cristo que los juzgue más benignamente
que ellos a mí. Mi consejo es que os améis unos a otros y que pongáis fin a esta guerra cruel.
Muero por nacionalista vasco, porque amo con pasión a este desgraciado pueblo. Espero en la bondad de Dios que algún día logrará lo que este, su pobre hijo ansió ver en sus días*.
Estas fueron sus últimas palabras que dejó escritas.
Poco después el padre Alfonso Moreno acompañó en el trance final a José Placer Martínez de Lecea, comandante de ANV, fusilado tras juicio sumarísimo el 5 de julio de 1.937.
Entresacado de su diario entre marzo de 1.937 y junio de 1.938.
Decía un jesuita asturiano llamado Gumersindo Treceño: Todo aquello está olvidado, no hay rencor ninguno, pero la persecución religiosa de aquellos años fue muy fuerte.
ALFONSO MARÍA MORENO S.J.
De mi libro Los papeles que yo rompí.
El padre Moreno que atiende y consuela a los presos en las cárceles y confiesa a los tres primeros fusilados de la guerra civil. Al día siguiente también asistió en sus últimos momentos al consejero del Gobierno Vasco, Alfredo Espinosa y al capitán de artillería Aguirre.
ASÍ CONOCÍ ANDRÉ MAUROIS
Un señor tímido de unos sesenta años se ha acercado a mi, preguntándome por una calle cualquiera, Manuel Allende por el teatro Ayala donde iba a dar una conferencia.
Rostro de eje vertical alargado, nariz judía, ojos grandes y tristes, labios sensuales, frente despejada, como iba yo a sospechar que era André Maurois.
El 14 de agosto de 1.978 celebran una misa de requien, con los sacerdotes que asistieron a la ejecución. En el Santuario de Estibaliz y luego pasan al cementerio de Santa Isabel de Vitoria se ofrenda una estela funeraria con los versos de Lauaxeta: "Dana emon viar maite dan, azkatasunari".
Todo hay que darlo por la amada libertad.
A lo largo de su vida el padre Alfonso Moreno ofició muchas bodas, bautizos y comuniones, su sola presencia daba un realce especial a la ceremonia y posterior fiesta.
En el año 1.963 estuvo en Alemania para documentarse sobre un libro que tenía pensado escribir sobre Lutero, se reunió con varios pastores protestantes convertidos al catolicismo.
Sus fieles incondicionales, gente de edad, recelaron de ese viaje y de sus contactos en ese país, Lutero para muchos fervientes católicos de aquella época era el "Coco" o mejor el "Diablo".
El seis de setiembre de 1.963 muere José Ramón Otalora y Arana, abogado-procurador casado María Dolores Moreno hermana del padre Moreno.
El padre Alfonso María Moreno Bilbao hizo sus cincuenta años como jesuita y murió en Loyola un 25 de enero de 1.992, sus familiares más cercanos Rosario Garay la viuda de su hermano Julián Moreno, una sobrina religiosa María Ángeles Moreno y sus sobrinos José Ignacio y Gabriel Otalora Moreno.
Fue el último jesuita a la vieja usanza de Bilbao con influencia y autoridad porque ya Bilbao había cambiado y los bilbaínos también.
El 5 de abril de 2.017 los jesuitas venden por 4,8 millones su vieja residencia de Bilbao en la calle Canciller Ayala de treinta religiosos en su última etapa pasaron a trece.
En 1.887/1.888 José María Basterra en nombre de los propietarios de los terrenos, solicita permiso para edificar una residencia para los padres jesuitas y la cimentación de una iglesia en la calle Ayala, en el ensanche de Bilbao.
1.890/1.893 se solicita autorización para construir una iglesia en el ángulo de las calles Ayala y Alameda Urquijo, en los terrenos colindantes que ocupa la iglesia.
José María fue novicio jesuita, pero no lo consideraron apto para el sacerdocio, fue un brillante estudiante, hijo de una próspera familia dedicada al negocio del bacalao.
Tuvo dos primos jesuitas Pedro Basterra fundador del colegio de Indautxu y Ángel Basterra que dirigió la congregación de los Kostkas de Bilbao.
Fue el arquitecto diocesano de Bilbao desde 1.890 a 1.929.
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Año 1.914 partido memorable contra los húngaros, Pichichi y Lakatos se abrazan. Archivo Sociedad Bilbaína, revista Novedades. |
LIBROS DEL PADRE MORENO:
Adolescencia.
Vivir no es fácil.
Temas de hoy Goiko.
Llamarada.
Alexis Carrel, triunfo y ruina de una vida.
Lutero, historía de una rebeldía.
El Bilbao de Alejandro de la Sota, donde participa él con varios autores.
FIN
El padre Alfonso Moreno de Elías Amézaga, periódico Bilbao.
Así murio Lauaxeta de Alfonso María Moreno, el Correo.
Fundación Sabino Arana, las once páginas del diario del padre Alfonso María Moreno.
Un jesuita llamado Alfonso Moreno, Luis de Castrejana el Correo 19 de Enero de 1.986.
El rey del shoot, de Imanol Villa, el Correo 29 de febrero de 2.004.
Sacerdote, futbolista y conductor de locomotoras, de Antxón Urrosolo el Correo.
Hoy hace cincuenta años que murió Pichichi, de Nacho Rey 2 de junio de 1.962, el Correo.
Pichichi jugador nato de Alfredo Freije, el Correo 2 de junio de 1962.
El perfil etéreo del jesuita Alfonso Moreno de Enrique Ybarra, el Correo 25 de enero de 1986.
Archivo Diputación Foral de Bizkaia.
Biblioteca Foral de Bizkaia.
Dokuklik.
Hemeroteca Nacional de Madrid.
Lauaxeta,poeta y político 26 de junio de 1997
el Correo de Lorenzo Sebastián García.
Negociaciones del PNV con Franco durante la guerra civil, Carlos Olazabal Estecha.
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