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domingo, 16 de mayo de 2021

LA CASA DE HOSPEDAJE VIU DE TORLA, CAZADORES Y MONTAÑEROS

LA CASA VIU DE TORLA EN EL AÑO 1.923



El ingeniero Heredia descubrió el cañón de Ordesa en los últimos años del siglo XVIII, pero su nombre yace en el olvido.



Louis Ramond de Carbonniéres escaló los Pirineos durante la revolución francesa y después los Siete Pirineistas, Henry Russell, Alphonse Laqueutre, Paul Edouard Vallon, Franz Schrader y Luciano Briet, Maurice Gourdom, Aymar de Saint-Sud y Ferdinand Prudent, han sido los pregoneros de las bellezas de Ordesa y Charles Packe, este inglés editó una guía del valle de Ordesa. Hyppolite Adolphe Taine relata un viaje a los Pirineos en 1855. Ramond cuenta su primera ascensión al Monte Perdido en la mañana del 12 de agosto de 1.797, las dificultades para andar por las pendiente con desprendimientos y los riesgos de caídas por acantilados con centenares de metros, llevando bastones de hierro y cuerdas de cáñamo y con técnicas de lo más rudimentario. Iba acompañado de Lapeyrousse, avanzando sobre la nieve del macizo del Monte Perdido, la nieve primero es blanda y fácil luego se endurece y Lapeyrousse ya no puede avanzar, tiene mal las piernas y Ramond le hace ponerse crampones, pero todo es inútil y debe renunciar. Se sienta en una roca muy mortificado y mira a la columna subir lentamente, el contrabandista que les acompaña ha  resbalado ochenta metros y se le recoge. Llegamos a una cima próxima al Monte Perdido, los ascensionistas viven el momento más bello, los analistas empiezan a dar golpes de martillo para extraer fósiles y se recogen varias pruebas. 
Henry Russel cuenta el compromiso de un recorrido por el macizo del Monte Perdido, con expuestas escaladas de roca.
Louis Ramón de Carbonnieres, el mes de agosto de 1.802 subió al monte Perdido, era naturalista, botánico y geólogo. Nació en 1.755 en Alsacia y escribió un libro "Viaje al monte Perdido".
Lucien Briet subió al monte Perdido en el año 1.890. 
La casa Viu se mantiene altiva, guardando celosamente los secretos de los pioneros montañeros que se alojaron dentro de sus muros.
    Henry Russell, foto de Wikipedia
Cilindro de Marboré, Pico Russell lleva
su nombre año 1.865, Pico Infierno, Pico
Alba, Bisouri, Anayet, Garmo Negro,
Maladeta, Tempestades.....
estos algunos de los montea a los que
ascendió.
 


La casa de Hospedaje Viu, de Torla ya existía en el año 1.923 y era la única de Torla.
Era una casa señorial de los siglos XV y XVI, con amplias habitaciones y salones de baile.
Su dueño se llamaba Ángel Viu y su hermano Ramón, era el dueño de la casa Oliván en el valle de Ordesa, que también hospedaba viajeros que se adentraban en el valle, tanto cazadores como alpinistas.
Aquí pasaron la noche de agosto de 1.923, Adolfo Salcedo, Antxón Bandrés, el sueco Johan Hedlund y José Ramón Murga.
En la foto de la casa Viu, a la izquierda se puede ver Antxón Bandrés en una pose característica de él.
En el año 1.924 en el periódico La Tierra, Ángel Viu figuraba como rico propietario.
El 14 de agosto de 1.920 es la inauguración oficial del Parque Nacional de Ordesa, asisten Ángel Viu alcalde de Torla y el marqués de Villaviciosa Asturias.

Ángel Viu Laplana de la casa Viu, fue asesinado en el campo de Fenés, más allá del puente de Los Navarros y cerca del puente de los Abetos.
Fue enterrado en secreto por un vecino y desenterrado en la primavera de 1.938, si bien para entonces los jabalís le habían devorado su cabeza y uno de los brazos.
Los hechos acaecieron en la represión provocada por los republicanos el 1 de marzo de 1.938, en su desbandada en los últimos días del citado mes y año, pero no fue el único otros del mismo pueblo sufrieron la represión.
Miguel Viu  Urieta el hijo del anterior, fue obligado a luchar durante la guerra en el bando republicano, tras la muerte de su padre.
Santiago Viu  Castiello murió en la batalla del Ebro en el lado republicano.
Miguel López Oliván murió a manos de los nazis en el campo de Mauthausen.

Torla es también un pueblo antiguo y típico de montaña, avanzada de la frontera francesa y antesala del maravilloso valle de Ordesa, el Paraíso de los Pirineos.
Las calles empedradas están formadas por un caserío irregular. Es muy notable la casa Viu, prototipo de las grandes casas solariegas montañesas. Balcón corrido sobre la puerta, galería que da a la cocina, enorme hogar, salón con artesonado, armario de talla empotrado en la pared, cornucopias y sillones de nogal torneado. El pavimento es detalle de digna atención, lo forman grandes losas de piedra que dan al salón aspecto extraño y severo.
A pesar de la destemplanza del clima, no hay en estas tierras casas con pavimento de madera, como en otras regiones del norte.


TORLA EN EL AÑO 1.923
foto archivo Club Deportivo Bilbao


M. Lucien Briet describe la casa de Viu, en su libro Bellezas del Alto Aragón(Huesca 1.913).
La llega a Torla, cuando cae la noche es muy desagradable. Se tropieza aquí y allí sobre un suelo atroz, convertido con frecuencia en fangosa cloaca; tuve que hacer prodigios de equilibrio y dar saltos de payaso para no mojarme los pies. Aparecen después paredes, casas y el camino, pasa a ser una irregular  y fea callejuela por medio de la cual serpentea un canalizo. Hay un callejón sin salida, cerrado por un arco de medio punto, abierto entre piedra de cantería y al que adorna un blasón. Hacia la rinconada se lee una fecha 1.563. Abriendo la hoja de esta puerta señorial, entraréis en el patio y a  la vista de la casa Viu que hace el oficio de posada, pocos pirineistas conocen bien, aunque hayan sido muchos los que han venido por este lado.
Hoy Torla incluyendo el puesto de Bujaruelo tiene 22 carabineros, mandados por un segundo teniente, don Ángel Losada. Todos viven en casas particulares, los del pueblo les alquilan las habitaciones.


La única posada de Torla que invariablemente recomiendan los guías a los excursionistas, pertenece a una antigua familia del país, que la explota y de cuya infanzonía algo hemos de decir. Hace más de un siglo que Pické hacía ya constar que en esta región fronteriza, desierta y de gentiles hombres que tenían un árbol genealógico en el comedor  y su escudo de armas hasta en los canalones de la casa, no se desdeñaban en descender al oficio de posadero para servir a los extranjeros que por el lugar pasaban.
Con su aspecto de morada señorial de aldea, la casa de Viu produce siempre profunda impresión en los que no conocen a España, es una cosa nueva para ellos.
El patio en que desde luego penetráis, de forma irregular, está rodeado de construcciones edificadas en distintas épocas, como claramente se observa, además lo indican las inscripciones grabadas en la piedra.
Bajo una ventana se lee 1.689, Juan Bautista Viu, nombre que reaparece en la parte superior de una portada, al lado opuesto con la fecha 1.707. Los marcos de puertas y ventana están blanqueados con cal, medida de precaución tomada contra la invasión de las hormigas, el resto ha tomado el matiz pardo dorado de lo antiguo, es el color del rostro de un antepasado guerrero envejecido bajo los arneses.
Las gallinas picotean de aquí y allí, nada más rústico. El remate de las puertas se redondea en arcada, en los ángulos en que ha hecho falta se utilizó la piedra tallada, en algunos huecos de puertas y ventanas hay molduras. A la izquierda se ve una ancha galería abierta a modo de cobertizo. Cerca de la entrada se adosa al muro blanco de piedra, sobresale un balcón de hierro forjado, en el segundo piso hay una inmensa ventana resguarda del sol por un alero, en fin el tupido follaje de un bosquecillo de fresnos y nogales sube a más altura que el tejado. La madera se amontona bajo el cobertizo y allí también se encuentran los trozos de pinos, que dan astillas resinosas, las teas, que sirven de bujías económicas a los montañeses de Aragón.
En el piso de abajo no hay más que un salón vacío. Un cartel medio borrado indica allí el despacho del administrador don Julián Urdániz a quién hay que pedir un pase o guía cuando se llega con una caballería, a fin de no encontrar dificultades cuando se regresa y hay que volver a pasar de nuevo el puerto. Se sube  por una amplia y suave escalera, de historiado pasamano, bien señorial por cierto.
En el primer piso, un vestíbulo , también de grandes dimensiones, da entrada a varias piezas. Bajando un escalón se penetra en la sala principal, adornada con pinturas al fresco, que en cualquier otro sitio no llamarían la atención.
Plantas, pájaros, lamparas antiguas, alternan con castillos encaramados en las rocas, se ven torrentes que caen desde lo alto formando cascadas, oriflamas que flotan en el aire, grullas que vuelan llevando una serpiente en el pico, no faltan las armas del propietario en ese pomposo decorado, ya algún tanto maltrecho por la edad. Las vigas del techo se apoyan en repisas labradas como modillones, esas repisas coronan pilastras imitadas y hay estrellas azules en los pequeños artesones que forman los intervalos.
Losas de diversos tamaños sirven de pavimento, hay dos armarios empotrados en la pared, uno enfrente al otro, uno de ellos está adornado con flores esculpidas.
Penden de los muros cuadros antiguos, bajo cristal aparece la genealogía de los Viu, una vacía de cobre, el yelmo de Mambrino, acaso  cuelga detrás de la puerta con una servilleta blanca. Mesa de pies retorcidos, sillas comunes, sillones de madera. Doble puerta cierra una alcoba con dos camas. Desde el saliente balcón de esta sala apenas se ve otra cosa que el patio, salvo si se mira a la izquierda, por donde por encima de las tejas aparece el barranco de Diazas, abierto entre pendientes cubiertas de bosque.
En la alcoba de una pieza adyacente hay un baldaquín de madera dorada, tan interesante como el coronamiento de figuras grotescas sobre la puerta que da paso a esta habitación.
En suma, todo esto es tan curioso, tiene tal aire de grandeza que bien se concibe como Joseph Prudhomme pudo quedar extasiado al verlo.

Grupo de cazadores y gentes del lugar, año 1.923 en Torla
Archivo Club Deportivo de Bilbao

 
El árbol genealógico, puesto en un cuadro en el salón que fue trazado en 1.853 por José Viu, previa consulta de los Archivos de la Corona de Aragón, conservados en Barcelona y Zaragoza.
El tronco familiar comienza con Jaime Viu, gobernador que fue de Cataluña en 1.128 en nombre de Alfonso III de Aragón.
No coinciden los datos sobre Alfonso III de Aragón en esas fechas, seguramente que fueron Ramón Berenguer IV de Barcelona y Petronila de Aragón por el año que cita.
Los Viu en la capilla parroquial de la iglesia de Torla, tienen un nicho vacío que fácilmente se distingue de entre los demás del patio.
Ángel Viu es el hijo mayor de doña Ramona Laplana, ya ha muerto el padre de Ángel muy mayor.
Ángel Viu habla muy bien el francés, pues se educó en un colegio de Bigorre y ahora es alcalde de Torla y presidente del Sindicato del valle de Broto, tiene dos hermanas Rosario y Juana, aún están solteras.
En cuanto a sus hermanos, uno de ellos, Ramón se casó con la hija segunda de la casa Oliván, a la entrada del Parque de Ordesa y explota el negocio de su finado suegro, Tomás otro de los hermanos, cuya amable hospitalidad tanto elogiaron Wallon y Saint Saud, que murió repentinamente en Gavarnie, al regresar de un viaje a Francia.

Las principales amenazas al valle de Ordesa, antes de ser Parque Nacional  el 14 de agosto de 1.920, eran la deforestación, leñas y pastos, la caza del bucardo, la pesca de la trucha común, también se impidió el proyecto de un salto de agua.
El parque en la actualidad tiene más de 15.000 hectáreas.
Por el circo de Soaso y faja de Pelay se llega a la
Senda de los Cazadores que muere en las verdes praderas del Circo de Soaso, donde se desploma en forma de catarata el río Arazas.
Desde la senda de los Cazadores, la utilizaban los cazadores para abatir los rebaños de la fauna salvaje.
Los animales más habituales, son las especies de ranas, tritón pirenaico, salamandra, lagartija pirenaica, víbora áspid, distintas clases de culebras, salamanquesa, corzos, ardillas, aves como: águila real, mirlo acuático, alimoche, buho, chotacabras, lechuza, abubilla, halcón peregrino, sarrio, urogallo.
En el año 2.000 desapareció el último bucardo del parque y del Monte Perdido, se llamaba Celia( una cabra muy esquiva, difícil de localizar).

El 14 de julio de 1.875 un periódico narra unos hechos bélicos, a la tarde en Fanlo, uno de los protagonistas es el Brigadier Delatre.
Juan Delatre Lecarmelle, nacido en Francia el dos de febrero de 1.817 y fallecido en Zaragoza el 28 de agosto de 1.886.
Empezó sirviendo a la Legión Extranjera francesa en 1.833 y en 1.844 ingresa en el cuerpo de la Guardia Civil, en los años 70 del siglo XIX participa en las guerras carlistas en Aragón y tres años después es comandante de la Guardia Civil.
Los pastores guardaban el ganado entre las altas cumbres que circundaban el pueblo  y entre las revueltas breñas han encontrado algunos enemigos muertos.
Un grupo de veraneantes se han servido de guías para llegar hasta Gavarnie por la brecha o portillo de Roldán.
Dos prisioneros de riscos infranqueables, sin cuerdas ni poleas se han entregado al alcalde acogiéndose al indulto.
Al borde de la temible roca que forma el lado izquierdo del pintoresco valle de Ordesa y Arazas, es objeto de estudio y recreo de distinguidos caballeros y damas extranjeras que en sus excursiones veraniegas han visto como se han despeñado dos hombres afectos al carlismo.
El brigadier Delatre a derrotado por completo a las fuerzas absolutistas por primera vez en España, han caído muertos o heridos, han tenido que arrojar sus armas y cruzar la frontera, con el inminente peligro de adentrarse en las capas profundas de las nieves perpetuas de Tres Sorores o Monte Perdido.

A primeros de año de 1.926 la Federación Vasco Navarra de Alpinismo recibe una colección de fotografías  de Lucio Lascaray del Club Deportivo Alavés de cuando subieron en verano de 1.925 al Monte Perdido y al Vignemale.

ACERCÁNDOSE AL PIRINEO POR LÉRIDA Y BARBASTRO, EN EL AÑO 1.933.
El ferrocarril de Bilbao a Zaragoza y Barcelona, después de dejar atrás la ciudad de los sitios y la sede de la Pilarica y antes de alcanzar la antigua Lérida con su formidable castillo, se detiene el tiempo suficiente para que pueda apearse un viajero medianamente dotado de cualidades físicas en la estación de Selgua, de donde sale y cuando quiere un tren que conduce a Barbastro punto final de la combinación ferrocarrilera, para la desgracia mortal del montañero que quiere ir al Pirineo, por sus propios medios, sin contar con un cómodo y rápido automóvil propio.
En Barbastro ha de esperar un buen rato hasta que salga el autobús que hace el servicio hasta Graus o por la otra rama hasta Boltaña y Broto.
Se deja atrás Barbastro, saltando por el pequeño río Vero que circunda la ciudad por el norte.
Broto es un pueblo pintoresco, ya atravesando las primeras estribaciones pirenaicas se estrecha en las gargantas que han formado el río Ara y agoniza un poco más adelante en Broto, sin haber conseguido alcanzar la entrada del valle de Ordesa, ya en 1.933 los coches podían subir desde Torla hasta muy cerca de las hosterías de Ordesa. Está proyectado construir una carretera hasta Gavarnie(Francia).
Y está es la ruta que nos pone a las puertas del parque nacional del hermosísimo valle de Ordesa, el que no resiste comparaciones con ningún otro de los valles de uno y otro lado de la gran cordillera que separa las dos naciones.
En su seno se encuentran  los paisajes más extraordinarios, la eterna poesía de las más hermosas cascadas y ríos sabiamente mezclados entre la más variada flora.
Su hermosísimo valle de Arazas, sus circos de Salarons y Bujaruelo, Cotatuero con su fantástico paso de la clavijas y sus erguidas cumbres nevadas, el Cilindro, el Casco, Marboré, monte Perdido, la legendaria Brecha de Rolando, son cosas que no se olvidan una vez vistas y que se recuerdan con la mayor ilusión.
Al lado opuesto queda el circo de Gavarnie, que visto después de haber pasado por Ordesa queda empequeñecido y más aún si se contempla desde el imponderable mirador que forma naturalmente la Brecha de Rolando.

FIN


Las motivaciones de las primeras ascensiones francesas en los Pirineos Españoles, finales del siglo XVIII y siglo XIX. André Suchet, Universidad de Grenoble-Francia.
Liburuklik
Archivo Diputación Foral de Bizkaia.
Hemeroteca Nacional de Madrid.
Los franceses que amaron las bellezas del Alto Aragón, J.F. Alonso.






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