Powered By Blogger

martes, 28 de abril de 2020

LOS INCENDIOS Y LA PESTE, EN BILBAO ATRAVÉS DE LOS SIGLOS



Iglesia y puente de San Antón
setecientos veinte años de historia pasaron bajo las aguas del puente.
Fernando IV era el rey de Castilla 1295-1312, cuando se fundó Bilbao.
En el año 1511 se podía cifrar  la población de Bilbao en 1163 habitantes., con las
Siete Calles y Arrabales.

HORNOS Y FRAGUAS
No se puede edificar horno ni fragua sino extramuros de Bilbao y el que infrinja lo mandado respecto a los depósitos de leña, chimeneas, hornos y fraguas, incurre en la pena de diez mil maravedís, que es la mayor cuantía que se impone, por el gran temor a los incendios. Solo tengan la leña suficiente para cocer el pan, los hogares tienen que tener cañones o chimeneas para que salga el humo.
Se prohibe tener grasa de ballena dentro de los muros y que haya brea y cáñamo, también que anden pajas y teas encendidas, que se queme yeso por ninguna persona que edifique o repare alguna obra.
Que en los mesones haya más de una carga de paja, ni luz en las caballerías desde las nueve de la noche.
Todas estas disposiciones demuestran el miedo que se tenía al fuego y el posterior incendio.
Los sábados en la noche, que cada vecino o las criadas limpien la suciedad que hubiere delante de la puerta de su casa. No echen la basura a las calles, plazas o cantones, solo en el sitio que el ayuntamiento tiene asignado bajo pena de multa de 400 maravedís a repartir entre el denunciador, el juez y la cámara.
Estas son las Ordenanzas de Bilbao del 17 de julio de 1710 y las de anteriores años poco pueden diferir.

LOS VELADORES
Los veladores eran cuatro y se nombraban para que anden tocando trompetas por las calles toda la noche, desde las nueve de la noche hasta el amanecer y prevengan de aquella manera que se tenga cuidado con la lumbre y si por descuido quedó alguna puerta de las casas por cerrar, hagan que la cierren.
Esa trompetería la imponen las ordenanzas municipales en el horario arriba citado.
En el año 1588 una provisión real de Felipe II y el Consejo de Castilla concede permiso a los consistorios municipales a sostener con sus propios bienes los siguientes gastos: Corregidor,alcalde, regidor, procurador general, alcalde de la cárcel, letrados, procuradores, campanero, maestro de la doctrinas, músico, archivero, veladores nocturnos, relojeros, recaudador, anotador de rentas, montazgueros( los encargados de cobrar el tributo por el paso del ganado al monte), pesador de trigo, verdugo, limpiador de calles, aguacil, portero de la casa consistorial y contraste de pesas y medidas.
El limosnero encargado de entregar las limosnas a los tres conventos de la villa y la iglesia de San Antón, cera para las procesiones, fiestas de toros y lanzas de mareantes.
Se podía ser a la vez velador y tamborilero, tocar el pífano(que era una flauta de pequeño tamaño), también tambor y velador menor de la villa.
En el año 1598 Bastián Ibarrola era velador municipal.
También había veladores que vigilaban los caminos reales, como la vereda de Pancorbo.
Los veladores vigilaban y denunciaban cuando se daba el caso, por gritos subversivos, blasfemias, injurias a la reina en el siglo XIX.
La hora del cierre de los cafés como en el café de "Los dos Amigos", por incumplimiento de la hora de cierre y juegos de azar prohibidos.
El cabo de veladores se encargaba de la recaudación de las cuotas mensuales fijas para el sostenimiento del cuerpo.
En el año 1817 se empezaba a llamarles serenos a la vez que veladores hasta perder su nombre.

LOS CUADRILLEROS
Tenían por obligación, las noches que hiciese grandes aires asistir al alcalde en la ronda que hiciese con los veladores, para que todos los vecinos tengan cuidado con la lumbre y no se quemen las casas.

LOS INCENDIOS EN LA VILLA DE BILBAO
El día tres de octubre de 1387, que fue sábado víspera de San Francisco se quemó la villa de Bilbao.
El padre Henao supone que este incendio ocurrió en el año 1349 también en sábado el tres de octubre.
Es diferencia  de treinta y ocho años la puede armonizar la consideración de que el padre Henao cuenta por la era cristiana y por la de Cesar el consultado por mí , que es un libro que obra en el archivo de la villa.
En el incendio de 1387 se perdió un documento, el privilegio que data del 12 de marzo de 1375 de Juan I siendo infante en Almazán.
En ese mismo año se acuerda en el concejo que los vecinos declaren todos los bienes que poseen.

Hay muy pocas noticias de otro incendio que se produjo en Bilbao en el año 1411.
En un documento confirmando el privilegio real de Juan II el 19 de noviembre de 1411, continuando con los reyes anteriores Juan I en Burgos el 13 de agosto de 1379 y Enrique III en 1394, se vuelve a pedir este documento porque el primitivo se quemó cuando se produjo el incendio de Bilbao en el citado año.
Este documento ofrecía que se puedan avecindar los labradores de Galdacano, Zarátamo y Arrigorriaga con todos sus bienes porque estaban siendo avasallados  y atropellados por los hijosdalgo del Señorío de Vizcaya.



Juan II  de Castilla, en la Cartuja de Miraflores en Burgos

En el año 1422 el seis de mayo se quemó otra vez la villa y después hubo una gran pestilencia.
Reinaba Juan II de Castilla que el 10 de abril de 1420 en Valladolid confirma los privilegios de exenciones fiscales de anteriores reyes, concedidas por Fernando IV a Bilbao en el año 1301, seguido de Alfonso XI en 1315,, Juan I en 1379 y Enrique III en 1393.
Fueron a petición de Don Diego Lopez de Haro en el año 1301, sobre las franquezas y libertades que gozan los vecinos de Bilbao, exención de portazgos, diezmos por las mercancías, permiso para pescar y hacer salazones, concesión de los vascos y genoveses en Sevilla y la seguridad para andar por todo el reino de España.
Estos fueron años de agitación y banderías, el núcleo primitivo de Bilbao se asienta en la ribera derecha del río, la población consta de siete calles paralelas, cortadas por estrechos cantones transversales.
Las casas se erigieron  con estructuras de madera, cerramientos de tabla vertical, en los pisos superiores un voladizo sobre el plano de la fachada.
La planta baja se dedicaba a tienda o taller, depósito de mercancías, extendiéndose hasta el patio o huerto trasero.
En el piso superior la vivienda y en la bastarda bajo cubierta, había secadero, almacén, pajar, granero, dormitorio de criados o aprendices.
Después de los graves incendios se prohibieron los cerramientos y tabiques de madera y se alzaron paredes de cantería.
En un principio había una pequeña muralla que rodeaba la ciudad de poca eficacia defensiva, cuya construcción ordenó Alfonso XI el año 1334.
La muralla iba de la Iglesia de San Antón, pasando por la actual calle Ronda, Portal de Zamudio, hasta el final de la calle Barrencalle Barrena, se cree que había otro lienzo de muralla que iba y en paralelo por las Siete Calle, pasando por la Plaza Mayor y el puerto de la villa.
Hubo una segunda muralla que fue por el mismo sitio que la primera, que lo fue hasta su desaparición con un doble lienzo de mampostería rellena de cantos rodados y piedras. Tuvo otras construcciones auxiliares, se le adosaron torreones defensivos, como el del Portal de Zamudio que se utilizó desde el siglo XV como cárcel. Luego seguía la torre del portal de Santa María.La muralla se costeó gravando el tránsito de mercancías por el puente de San Antón.
El Álcazar donde hoy ocupa la iglesia de San Antón, era la continuación del tramo de muralla desde la ría a la calle Somera, reforzada con quijas y alguna torreta o castillete de madera.
Lo mandó construir el monarca castellano Alfonso XI durante su estancia en Bilbao en 1334, don Tello mandó su demolición en 1366 y en el año 1404 los Leguizamón la compraron y la mantuvieron en su poder para fortificarla en caso de ataque de algún banderizo hasta su reventa a la ciudad en el año 1463.

Ermita de San Roque, camino del Pagasarri.
Aquí acudían los bilbainos a rezar cuando la peste asolaba Bilbao.
Fue en el siglo XIV entre 1347 a 1353 cuando mas virulencia tuvo la peste.
Año 1571 fue el nueve de noviembre la villa de Bilbao se quemó por tercera vez, quemándose casi totalmente de muros adentro, pues solo quedó en pie la nave principal de la iglesia de Santiago, la torre de las campanas de San Antón y las torres de Leguizamón, Bilbao, Arbieto, Olloqui, Ugarte, Arbolancha, Zurbaran y la casa de Pedro Navea.
El ayuntamiento se reunió en sesión el día trece y los capitulares dijeron, que por cuanto era notorio por causa del gran incendio que asoló a esta villa, el día jueves de tal manera que se quemó toda sin quedar cosa de ella sino es la calle Ascao y San Nicolás y casas del camino real en el barrio de Allende del Puente(todo lo cual estaba fuera de los muros) para poder dar orden en muchas cosas que se ofrecen para ello, ordenaron y mandaron que los señores del Concejo se reuniesen todos los días después del mediodía. Es decir que casi se constituyeron en sesión permanente, para poder hacer frente a las muchas dificultades que se les presentarían y las muchas perentorias necesidades a que tendrían que atender.
Lástima grande es no haber conservado noticia detallada de todo lo ocurrido, pues lo que dicen los libros de actas es muy poco.
Es lo bastante para formar idea de la magnitud de la catástrofe, a consecuencia de la cual quedaron sin albergue los vecinos, por cuya razón una de las primeras medidas que tomó el ayuntamiento fue el hallar sitios a propósito para establecer mesones y hospederías; dispuso que el trato o comercio de lencería, mercería y demas se pusiese en las calles Ascao y San Nicolás, prohibió la compra de hierro labrado y de materiales para revender, designó a los herreros sitio para sus fraguas y el uso que darían a sus tiendas, señaló los jornales de los canteros y carpinteros; ordenó que las nuevas casas se edificasen sin volados, mandó quitar las piedras y basura de las casas torre y de la plaza y los escombros en las calles; que se recompusiera la sacristía de Santiago, que se quitasen las cimbrias(armazón que sostiene un arco) del cementerio y arreglasen las piedras amontonadas en él; que se cubriese  con tejado el campanario y se colocasen nuevas campanas y que rematase el plomo librado del incendio. 
De una simple ermita a principios de la fundación de Bilbao, la iglesia de Santiago fue ampliada varias veces durante distintos años, para adaptarse al aumento de población.
Se acordó también escribir al señor obispo manifestándole los daños sufridos y por último se pidieron mercedes a S.M. para la reedificación de la villa y aumento del comercio, nombraron comisionados que fueran a la corte a presentar memoriales al rey, quién despachó con fecha 3 de julio de 1572 una provisión, en la cual hace saber, que en nombre de la villa de Bilbao, le hizo Juan de Avendaño y Gamboa relación del incendio de fuego que había habido el año 1571 y el gran daño que de ello había recibido y que por ser dicha villa puerto de mar y de mucha importancia para los reinos de España por su gran trato y comercio, convenía mucho que se reedificase y con el fin de excusar el daño del fuego que en adelante pudiese venir, se hizo a Su Majestad la súplica  de que las casas que se reedificasen no tuvieran sino dos suelos y de 25 a 26 a codos de altura, como así efectivamente se ordenó por la Real provisión que hemos citado.
Se estima que las pérdidas ocasionadas por el incendio ascendieron a medio millón de ducados.
Los más perjudicados fueron los Arbieto, Larrínaga, y sobre todo Martín Saez de Arana

Al año siguiente en 1572 se pide estudiar el ensanchamiento de las calles practicamente destruidas por el fuego y se pide que no se demore a pesar de los muchos porcioneros que poseían esos suelos, se les pagó el suelo lo que las autoridades consideraron conveniente.
En el año 1571 la población de Bilbao crecía y era necesario construir viviendas, se compraron terrenos que antes fueron casa y huerta en la villa.





Una provisión Real de Felipe II y el Consejo de Castilla a instancias de Juan de Avendaño Gamboa, procurador de la villa concediendo permiso a la Casa de Contratación para fletar navíos pequeños para favorecer la recuperación del comercio bilbaíno destruido por el fuego en 1571.
En 1573 se grava con una sisa los productos alimenticios que se venden en Bilbao, para hacer frente a los gastos ocasionados por el incendio.
El pan cocido no paga la sisa.
San Juan Fano clavero(el custodio de las llaves) de la iglesia de Santiago pide un préstamo de mil ducados para reparar la iglesia, tras el incendio de 1571.
Se reedifica la cárcel de Bilbao después del incendio y se instala un altar para decir misa esto ocurrió en 1585.

A principio del siglo XV San Vicente Ferrer, visitó Bilbao y dedicó algunas prédicas, algunos de sus vecinos. Vicente Ferrer, era un dominico valenciano que vivió entre el año 1360 y abril de 1419.
Los dominicos tenían fama de buenos predicadores y mucho prestigio entre las gentes del pueblo.

Otros azotes que sacudieron la villa fue las pandemias de peste en distintos años. El año 1530 y 1531 hubo peste en la villa Juan Martínez de Bilbao la Vieja y San Juan Erquiñigo eran los regidores de la villa.
Otro contagio de peste corriente era el que traían a Bilbao los barcos que comerciaban con la villa, la mercancía y los marinos.
En el año 1554 tres navíos descargan en las torres de Luchana, procedentes de Nantes y se tenía la noticia que traían la peste, el teniente corregidor era Juan Martínez de Zurbaran.
En el año 1599 otra vez se habla de gastos ocasionados por la peste, que serán sufragados vía impuestos y las autoridades estiman que los gastos ocasionados asciende a 159.390 maravedís.
Se pide a los mercaderes franceses, flamencos y portugueses que entreguen a cuenta del "derecho de avería", que era el impuesto que pagaban los armadores y mercaderes para sufragar los gastos de las naves o armadas de guerra empleadas en la protección de los convoyes mercantes.
Deben pagar las cantidades que se les asignen para hacer frente a la peste.
Un año antes se quemó la casa de Pedro Mendoza, la llamada Mendiaga por sospecha de tener la peste y se piden doscientos ducados por los daños ocasionados, haciendo responsables  a Bartolomé Goiti regidor y Juan Martínez Salcedo alcalde de la anteiglesia de Begoña.
El alcalde el licenciado Ceceyaga advierte del peligro de contagio que portan varios marinos de un navío bretón, contagiados de la peste. Cargado de trigo procedente de Santander.

En los años que van de 1597 a 1599 los vecinos de Lequeitio huyen a Busturia, escapando de la epidemia.
En el año 1653 se habla de cierto contagio, una epidemia de peste que viene de Irlanda, las autoridades de Vizcaya están advertidas y piden a posadas y hospitales que no sean recogidos sin licencia, ni vagabundas, ni viajeros.
Hay posibilidades de contagio con algunos vecinos de Portugalete que habían hurtado mercancías de un barco varado en la barra de Portugalete, en el año 1663.
Documento del año 151 relativo al incendio de Bilbao
del Archivo de la Diputación Foral de Bizkaia
El capitán y maestre del navío Juan Ibañez de Gastañaga y vecino de Pedernales, es obligado a pasar la cuarentena con su navío San Buenaventura, el barco descargaba hierro en el puerto de Londres y se ve obligado a pasar la cuarentena.
Reclama a fletador y mercader del navío Pedro Zaballa Orue que le pague los gastos que le ocasionó la retención del navío a causa de la peste.




FIN



Bilbao y sus barrios, una mirada desde desde los historiadores, Fernando Martínez Rueda.
Bilbao tomo I Monografía de Pueblos de Bizkaia de Roberto Palacios Martínez y Ana Isabel Prado Antúnez.
Archivo Diputación Foral de Bizkaia.
PARES.
Hemeroteca Nacional de Madrid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario