La lluvia menuda y pertinaz, aquí llamada "sirimiri" o en euskera "zirimiri" y la fidelidad del vasco al paraguas forma parte de su comunicación con la lluvia y de su idiosincrasia, hasta de su propia anatomía.
CALZADOS LA PALMA
Dicen con humor que al vasco le salió el paraguas, lo mismo que su prominente nariz.
El año 1881 fue un año especialmente lluvioso, durante todos los meses, poco o mucho todos los días. Negocio para los paragüeros y los zapateros.
No solo paraguas para defenderse de la lluvia, un buen calzado, botas, botines y zapatos.
Así ganó fama el paragüero francés que tenía su negocio en la calle del Arenal primero en el número diez y ocho y después se pasó al veinti-dos en el año 1881.
Se llamaba Lorenzo Capitaine y Fabré que se casó con Eugenia Casales Aguirre-Sarasua, nacida en Markina y bautizada el 13 de noviembre de 1824.
Los esponsales fueron en la Iglesia de San Nicolás de Bari de Bilbao, el 5 de abril de 1843.
Tuvo unas hijas muy guapas a decir de José de Orueta, en Memorias de un Bilbaíno: Rosa Prudencia, María Amalia, Elena María, María del Milagro y un hermano llamado Domingo.
Don Lorenzo Capitaine montó una paragüería en el Boulevard. Tenía una hermosa figura, coronada con una cabeza blanca inolvidable, que heredaron sus hijas, que aún de poca edad llamaban la atención por la blancura de su pelo, sobre caras jóvenes y agraciadas.
Lorenzo falleció el 24 de octubre de 1895 y su mujer Eugenia un 31 de enero de 1890.
Posteriormente las hijas de Capitaine, abrieron una tiende de sombrillas en la calle de Los Fueros dos.
LOS POBRES SOLO SE HACÍAN UN PAR DE ZAPATOS EN TODA SU VIDA, con los mismos se casaban y luego iban con ellos a la mortaja.
La famosa tienda de calzado, era de don Hilarión Manzarbeitia Olabarría,
nacido el 22 de octubre de 1837 en Orozko.
Su padre Domingo Manzarbeitia era labrador en Orozko y su madre Francisca Olabarría tendera en el pueblo.
Félix y Cosme, hermanos del anterior fueron cocheros, el primero fue socio de una empresa de locomoción, llamada La Mundaquesa. Hilarión fue zapatero.
Hilarión en el año 1879 llevaba 28 años residiendo en Bilbao y el matrimonio vivía en el Arenal, 26 segundo piso.
Su mujer se llamaba Magdalena Atristain Eguileor, nació en Elgoibar el 2 de julio de 1848.
Hilarión era maestro de obra prima (zapatero) y su tienda se llamaba la Bota de Oro. Vendía borceguíes a la policía municipal de Bilbao y la tienda se la conoce desde antes de 1867.
En febrero del año 1869, son sancionados su mujer y él junto con la pareja Gregorio Garrastachu y Saturnina Urgoiti por dar la cencerrada al alcalde del barrio de la Ribera José Fermín Nuñez.
Tenía un servicio de caballos y solicita el servicio de Bilbao a Las Arenas en el año 1875, en la misma calle del Arenal, donde también tenía la zapatería.
Su único hijo llamado José María nacido el 8 de agosto de 1880 en Bilbao que siguió con el negocio del padre.
El hijo quedó exento del servicio militar por pertenecer su padre a la Tercera Compañía de Auxiliares, en el año 1874 con el capitán Mariano Montiano y el teniente Casimiro Acha.
Hilarión Manzarbeitia falleció el 28 de enero de 1882 y su mujer Magdalena falleció en Algorta a finales de abril de 1907.
Otro zapatero que vivía en el Arenal cuatro en el tercer piso, era Nicolás Zabala Zarrandicoechea natural de Gernika, llegó a Bilbao en 1854.
Se casó Francisca Zobaran Tellería, en Ibarranguelua el 13 de octubre de 1877, tenía viviendo con él tres empleadas y el en año 1860 ya trabajaba como zapatero.
La zapatería de Santiago Lecumberri Cantón en la calle Correo, era natural de Ajangiz y bautizado 26 de julio de 1837, llevaba 26 años en Bilbao de sus 44 años en el año 1881. Era maestro de obra prima.
Josefa Landa Eguilleor era su mujer, se casaron en San Antón el 19 de febrero de 1862.
Hermanos Picaza en Correo tres, vendían géneros de moda y tenían un depósito de calzado de todas las clases.
Estos primeros zapateros confeccionaban ellos mismos los zapatos, que eran de una gran calidad y esmerado trabajo, no al alcance de cualquier bolsillo, porque las alpargatas eran los zapatos tradicionales de la clase trabajadora, quizás algún zapato para algún acontecimientos sociales, bodas, comuniones o bautizos.
CALZADOS LA PALMA
Manuel Cholvi Grau, en uno de los padrones municipales figura como nacido en Barcelona, el 31 de mayo de 1868 aunque también figura con distintos años de nacimiento en otros padrones, nosotros nos inclinamos por esta fecha.
La zapatería de calzados La Palma, nació en la calle García Salazar
En el año 1910 figura como residente en Bilbao desde 1903, vive en la calle Espartero, 24 primer piso.
En el año 1915 se muda a vivir a la calle Tívoli seis segundo piso y en su profesión figura como zapatero.
Vuelve a cambiar de residencia, esta vez a la calle Zugastinovia dos tercer piso en 1920.
En el año 1930 su residencia definitiva es en la calle García Salazar en el 26- cuarto piso. La tienda de calzado hace esquina con García Salazar y la calle San Francisco junto al puente de Cantalojas.
Pero antes de vivir en esa calle, en los bajos tenía un almacén de curtidos y vendía una suela de cuero dura, impermeable "Non Plus" que también la vendía Lucio Calle en la calle Somera, 26.
Eran los dos únicos que tenían almacén de curtidos en Bilbao en aquellos años. De curtidor se paso a zapatero hacia en los años 1920.
Estaba casado con Trinidad Palma de la Madrid, nacida el 28 de junio 1878 o 1870, en San Vicente de la Barquera (Cantabria).
Fallecida el 27 de diciembre de 1923 y de profesión sus labores.
Manuel Cholvi Grau falleció el 10 de marzo de 1935.
Tuvieron una única hija llamada María Teresa Cholvi Palma, que nació en Bilbao en agosto de 1907 o 1908. En Bilbao vivía una hermana de Manuel, llamada Rosa.
Figura en los registros municipales como dependienta y luego como zapatera, comerciante de calzado.
María Teresa Cholvi Palma se casa el dos de febrero de 1954 y deja de estar empadronada en Bilbao. Su esposo Ángel Echebarría Basaldua, María Teresa Cholvi Palma falleció 10 de diciembre de 1975.
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CALZADOS LA PALMA EN SUS INICIOS. En la calle García Salazar esquina San Francisco. Foto de Todo Colección |
La zapatería de calzados La Palma, nació en la calle García Salazar
en el año 1925 y en el año 1943 pasó a la calle Correo donde ya se hizo famosa, su variedad y cantidad de calzado, todas las hormas, precios y calidades.
El nombre de la Palma, posiblemente por el apellido de su mujer, pero antes existió el taller de curtidos en la misma calle.
LA SEGUNDA GENERACIÓN DE ZAPATEROS.
Sabino Méndez González, estaba casado con Remedios Jauron Loredo, tenían tres hijas María Teresa, Elvira, Raquel.
Sabino Méndez falleció en Bilbao el 15 de mayo de 1963 y su esposa fallecida el 7 de octubre de 1974.
La hija María Teresa estaba soltera y falleció el 16 de febrero de 1984.
No hemos podido saber el parentesco de esta familia con los Cholvi,
parece ser que la hija de los Cholvi siguió en el negocio de zapatería hasta su fallecimiento y al morir en 1975 se lo dejó a sus empleados, ya que no tuvo descendencia, en su esquela ponía de "Calzados la Palma".
José Luis Lobato Roldan, era el hijo político de Sabino y Remedios.
Estaba casado con Elvira Méndez Jauron y tuvieron cuatro hijos Ana, Pepe, Carlos y Kike.
Raquel se casó con Carlos Ruiz Cuevas López Para, era abogado y vinculado por su mujer con Calzados la Palma. Tuvieron dos hijos Sabino y Macarena.
Por esos años el negocio se llamaba Calzados la Palma, Lobato y Elejalde Hermanos.
LA TERCERA GENERACIÓN
Pepe y Ana Lobato, son la tercera generación y se hacen cargo del negocio.
El comercio estaba en la calle Correo 3, donde hace muchos años estaba la Pastelería y Café Suizo que daba a esa calle y a la Plaza Nueva. La casa pertenecía a la familia Ampuero, por los años y las distintas herencias pasó a esa familia.
Una lonja de gran capacidad como para almacenar miles de zapatos, que son los que vendían durante el año.
La agonía empezó en el año 2007, cuando la crisis comenzó a sacudir.
Desde hace más de medio siglo Calzados la Palma, era uno de los puntos de referencia en Bilbao por su surtido de modelos, números y la calidad de los mismos, llegaron a tener hasta cien empleados, todos ellos con su bata blanca, se ponían a tus pies y te iban sacando los distintos modelos y números, hasta que encontraras el más adecuado para tu pie.
Vendían cuarenta mil pares de zapatos al año, las comuniones era un plato fuerte de negocio, los juegos por la tarde festivo en los colegios con el inicio del invierno, los zapatos de agua, las madres con esas bolsas de cuadros rojos escoceses y los niños con su globo. Las bodas, los zapatos de ceremonia para los señores desde el más elegante al más vanguardista, para señoritas botas altas, zapatos de plataforma. Los zapatos Gorila, indestructibles para los chicos y la lluvia, aquellas pelotas de goma verde que se regalaban con la compra de un par de zapatos.
Era entonces Bilbao una ciudad lluviosa y de costumbres y tradiciones inglesas, el calzado para los bilbaínos era una de sus máximas preocupaciones.
Priorizaron la venta del calzado de calidad, frente a las tiendas de bajos precios.
Los hermanos Ana y Pepe Lobato tuvieron que lidiar el concurso de acreedores. Para los hermanos Lobato esta crisis es mucho más dura que la de los año 1980 con la reconversión industrial.
Los empleados les achacan un gestión premeditada enfocada exclusivamente al cese del negocio. Las ventas no habían disminuido significativamente, frente a las deudas que si lo han hecho exponencialmente.
El 29 de enero de 2016 se cerró definitivamente la tienda de Calzados La Palma, en la calle Correo, 3.
CALZADOS MURO
Faustino Muro Rubio, nació en Arnedo en 1874 y empezó aprendiendo el oficio de alpargatero y en el año 1909 empieza a fabricar calzado.
Fue el pionero en fabricar zapatos de cuero en esa región, a los pocos años la fábrica superó los cien trabajadores.
Con el gobierno de Azaña en la República hubo luchas y huelgas sociales, llegándose a situaciones muy violentas.
En la empresa de Muro de Arnedo hubo una huelga general en Reyes de 1932. Pero una semana antes en Castilblanco de Badajoz resultó muerto un huelguista a manos de la Guardia Civil de lo que desembocó en un linchamiento de cuatro guardias civiles.
Tras estos hechos, la Guardia Civil por miedo o por venganza abrieron fuego contra unos huelguistas, ocasionando once muertos, la mitad mujeres y un niño. Doce personas murieron y treinta heridas de distinta consideración.
Conmoción por las esperanzas depositadas en la República y una gran decepción que hacía tambalear los cimientos de ese régimen.
Los problemas sociales no se deben solucionar con tiros, protesta con la que se obligaba a los patronos a cumplir la ley.
El gobernador actuó con parcialidad y sectarismo y era necesario un hombre de ética.
En aquellos años los zapatos eran algo para clases privilegiadas, poco a poco se fueron cambiando las alpargatas de esparto por los zapatos.
Muro trasformó a un pueblo eminentemente agrícola, como Arnedo en un pueblo con más de cien fábricas de calzado.
Huérfano de padre y madre a los ocho años, se casó a los diez y ocho.
Por aquellos primeros años solo fabricaban alpargatas que la abuela vendía por los mercados cercanos, posteriormente abrieron una fábrica de zapatos, que la dejaron a los encargados cuando el matrimonio marchó a Logroño para abrir el primer comercio.
Luego a Zaragoza, San Sebastián y en 1932 en Bilbao. Siguió con tiendas en Barcelona y Badalona.
En Bilbao tuvo tiendas, en la calle El Correo, 15 en San Francisco, 44 y en la Gran Vía 6.
Siguió con el negocio Francisco Jiménez Lambea, lo continuó María Teresa Jiménez Muro, es madre de cuatro hijos y derrocha energía y entusiasmo.
La tienda en la calle San Francisco se abrió el 4 de junio de 1932, donde empezaron vendiendo zapatos de calidad. Hacían zapatos duros, irrompibles y duraderos. Este comercio fue el iniciador de las rebajas en Bilbao.
Durante la guerra la fábrica fue totalmente destruida, pero fue capaz de levantarse del golpe y seguir hacia delante, pero siguió pagando la nómina de sus trabajadores con la confección de trajes, a los obreros de Bilbao y San Sebastián
Ante estos trágicos sucesos Faustino Muro cedió la fábrica a sus tres encargados de la fábrica Gastesi, Dominguez y Pascual.
Santiago Muro Rubio falleció el 2 de mayo de 1956 a los 86 años y fue enterrado pueblo natal Arnedo.
Tenía dos hijos Felipe y Eusebia.
Eusebia se casó con Francisco Jiménez Lambea y esta fue la siguiente generación en continuar con el negocio de la zapatería.
Vivían en la calle Correo, 15, el marido Francisco falleció el 4 de noviembre de 1982 a los 79 años.
Los hijos de Francisco y Eusebia fueron la tercero generación de esta familia de zapateros establecida en Bilbao y estos fueron Faustino, María Teresa, María Carmen, Francisca, Piti y Conchita.
Los que vendían el mayor número de pares de zapatos al inicio de la temporada escolar.
María Teresa se casó con Francisco Anguiano son los que en la actualidad llevan las riendas de las zapaterías, las modas en los zapatos dice María Teresa que van y vuelven otra vez, los fabricantes de zapatos españoles no son creativos copian de los italianos.
Hubo buenos diseñadores al comienzo de los setenta con el impulso exportador, se marcharon a Italia.
Los pies son para toda la vida y sin embargo la gente no le da importancia.
Las deformaciones en los pies de mucha gente mayor, se han producido por la mala elección del calzado, a veces las mujeres por seguir una determinada moda.
El hombre es mucho más práctico y sobrio, busca la comodidad y los zapatos de piel blanda y además se deja aconsejar.
María Teresa Jiménez Muro es una mujer que derrocha energía y entusiasmo al hablar de su trabajo y es madre de cuatro hijos.
ZAPATERÍAS BOSTON, DE RICARDO ACHA URIARTE.
El dueño de este negocio nació en Bilbao y recibió las aguas bautismales en la Catedral de Santiago el 27 de febrero de 1887.
Sus padres Hipólito Acha Suarez y su madre Francisca Uriarte Bilbao. El padre había nacido en Bilbao y fue bautizado en San Antón el 13 de agosto de 1868.
Se casaron el 18 de abril de 1886 y tuvieron cinco hijos: Eduardo, Felisa, Ricardo, Francisca y Francisco.
En el año 1896 vivían en Artecalle seis y era una familia de condición humilde. Solicitan al ayuntamiento un permiso para fabricar jabón en su domicilio.
Ricardo comenzó a trabajar el calzado con un establecimiento, llamado La Casa del Momento en la calle Sombrerería con solo dos operarios hacia el año 1918. Se dedicaban a componer zapatos con notable éxito de cliente por su rapidez y bajos precios.
Comenzó anunciándose en todos los periódicos la compostura de medias suelas en una hora y tacones en cinco minutos.
A los quince días ya contaba con 22 operarios, es un hecho rigurosamente cierto, hacían de 80 a 100 de arreglos diarios y al poco tiempo se dedicó a vender calzado. Hice un viaje a las islas Baleares y traje una importante partida de zapatos a precios excepcionales y nunca conocidos en Bilbao, la cantidad de zapatos era excesiva hice una campaña de publicidad, con unos grandes anuncios en todos los periódicos de la villa.
Me vi sorprendido por una avalancha de compradores, hubo días que tenía que cerrar la tienda, en pocos meses dio salida a los cuatro vagones de zapatos.
En esa época gastaba mensualmente de 800 a 1000 pesetas en publicidad en la prensa de Bilbao.
Animado por el éxito volví otra vez a Baleares, con el mismo propósito que el primer viaje y adquirí una partida de zapatos mayor que la primera vez, tuve que abrir otro local, los zapatos de señora que se vendían a 30 o 35 pesetas en otras zapaterías yo los vendía a 12 o 15 pesetas.
Abrí una tienda en Santander y usé el mismo sistema que el de Bilbao, la publicidad que le importaba gastar unos miles de pesetas, si luego las ventas se duplicaban o quintuplicaban.
En el año 1925 con el capital obtenido del anterior negocio abrí mis puertas en la que fue zapatería de Basilio Pagay en la calle Gran Vía dos, que ya existía en el año 1920.
Este nuevo negocio era para mí algo desconocido, porque vendía artículos de lujo y yo no tenía mucha práctica, porque es muy distinto vender estos artículos a precios elevados.
Esta nueva zapatería en la calle Gran Vía dos, se llamó Zapatería Boston y todo salió con un éxito sorprendente, favorecido en todo momento por el público bilbaíno.
Donde tenía la tienda de composturas, en la calle Sombrerería abrió otra zapatería Boston.
En poco más de diez años había gastado en publicidad unas cien mil pesetas, lo que a muchos comerciantes pusilánimes les asustaría.
Ricardo Acha calcula que esas cien mil pesetas le han producido un beneficio de más de un millón de pesetas.
Estoy verdaderamente satisfecho con los resultados que me ha dado la publicidad, la prensa va a todos los rincones de la provincia, todos los días acuden a mi establecimiento personas de todos los lugares.
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FOTO DE EL CORREO, AÑO 1928 |
FIN
HEMEROTECA DE EL CORREO.
ARCHIVO DIPUTACIÓN FORAL DE BIZKIA.
EUSKARIANA.
Fenomenal Cesar. Es un placer pasearse por tu Blog
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