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viernes, 25 de febrero de 2022

DILIGENCIAS, CARRUAJES, CAMINOS REALES

El ayuntamiento a la izquierda y la iglesia de San Antón y el puente, a finales del siglo XIX.
Hacia el año 1890.

Ya en la Edad de Piedra se descubrió que una carga demasiado pesada para sus hombros, podía transportarlo con relativa facilidad mediante una narria, al mismo tiempo que se podía viajar por el agua en un tronco y así se convirtió en una excelente canoa.
Los egipcios transportaban moles de piedra, utilizaban gradas que se deslizaban sobre rodillos.
La rueda fue el invento revolucionario, tanto en su funcionamiento como en su influencia en la economía, haciendo posible el tráfico hasta entonces desconocido.
Pero la rueda necesitaba caminos, en las montañas los caminos no existían. Las bestias de carga vinieron a solucionar este problema, mulos, caballos y bueyes.
La narria,  la silla de manos, el paso lento del camello y más tarde la diligencia de caballos.
La diligencia pudo recorrer los caminos con la fanfarria de sus cascabeles, el jaleo de los collarones de las caballerías hinchadas de solemnidad, el cochero vestido con un levitón y tocado con una chistera.

A cada variación introducida en el arte del carruaje surge una denominación distinta, y así el landeau. si es pequeño se denomina landealet, el milord, si tiene portezuela se llama sociable, si tiene dos ventanas a cada lado se le llama clareas etc....
Así van naciendo nombres más o menos pintorescos, el tílburi, el sulky, la volanta, la calesa, la diabla, la manuela.
El carruaje tipo para los viajes por toda España era la galera o diligencia, armatoste pesadísimo, capaz para una veintena de viajeros y con tres clases de asientos, la berlina, el interior y la rotonda y cupé.
Salvo en casos contadísimos de gente pudiente que podía permitirse desprenderse de seis mil reales, más una onza diaria para gastos de entretenimiento de personal y bestias, que era lo que costaba ir de Madrid a Sevilla en coche o carretela, el resto se veía precisado a viajar en las pesadas diligencias, cuyas dulces emociones enumeraremos más adelante.
Según Mesonero Romanos hacer un viaje a Madrid a Barcelona se llegaba a Zaragoza en el año 1854 a las treinta y cuatro horas de haber emprendido el viaje. Allí se tomaba un descanso de diez horas y otras treinta y cuatro horas a la Ciudad Condal. Es decir tres días y tres noches.
El precio a Zaragoza en berlina era de 220 reales de vellón y a Barcelona 460 en berlina, claro que el horario que arriba hemos señalado era así siempre y siempre que no se saliese una rueda, los caminos en malas condiciones por la lluvia y que alguna cuadrilla de salteadores no saliese al paso de la diligencia, pese a la presencia de dos guardianes con amenazadores trabucos, para salvaguardar la vida y hacienda.
Antiguamente el transporte de las personas de categoría se hacía en sillas movidas a mano por villanos, que si no era más rápido por lo menos resultaba más cómodo. Podemos suponer lo que se tardaría por ejemplo de Bilbao a Madrid.
En la Armería Real de Madrid hay una silla, perteneciente al monarca Carlos V, el cual hacía los viajes en tales vehículos.
La reina de Francia entró en Fontainebleau en una litera en el año 1505, mientras que Enrique IV, lo hacía a su lado a caballo y recorrieron seis leguas al día, este fue el otro gran medio de transporte durante siglos.
Una proeza fue la que realizó el correo encargado de anunciar al rey de Francia, la muerte de su hermano  Carlos IX, recorriendo la distancia que separa París de Varsovia en trece días.
A mediados del siglo XVI se empieza a tener noticia del coche de viaje, no más cómodo que los anteriores vehículos, aunque más veloz y la distancia que recorrían diariamente de unas diez o doce leguas, a costa de los huesos del viajero.
Es interesante la aportación de la marquesa de Sevigné en una carta dirigida a su hija, se felicita de haber recorrido las cien leguas entre Roan y la Bretaña en el coche del duque de Chauines  en ocho días y el dato aportado por Luis XIV al recorrer doscientos noventa kilómetros, de París a Bourges en siete días.
En el siglo XVIII se adelanta algo pero muy poco, surge la silla de posta, no más cómodo pero más ligera, se podía viajar en ellos lo mismo por la noche que de día.
James Beresford, célebre escritor inglés dice que en estos viajes solo se encontraban coches sin ballestas, caballos sin fuerzas, postillones sin humanidad, cocineros sin limpieza, hosteleros sin conciencia, casas sin amigos, preguntas sin respuestas y camas llenas de miseria.
La necesidad de aprovechar el tiempo y la seguridad y amparo por el camino hizo inventar los pesadísimos coches que hacían hasta 125 kilómetros en tres días, pudiendo transportar varios viajeros a la vez.
Las diligencias que hacía el recorrido Madrid a Bilbao tardaban tres días y a una velocidad máxima.
En los viajes no solía faltar la consabida guitarra, al sonido de la cual despertaba el amor, espoleado por los servicios y galanterías tributados a las damas, que no tardaban en confesar su nombre y el objeto del viaje.
No poca paciencia necesitaban los pasajeros para llegar al fin de la jornada, no había más remedio que conformarse con viajar en galera, porque hacerlo de otro modo en coche costaba un dineral y una onza diaria cualquiera que fuese el itinerario.
De Madrid a Sevilla el viaje podía costar un dineral, unos seis mil reales.
Los más modestos se atrevían a cabalgar en un macho con los maragatos, sin temor a las nieves o al calor, ni tampoco al encuentro con los malhechores.
El primer carruaje con capacidad para tres personas, llamado tribus con cinco ventanas, una a cada lado, dos delante y una atrás.
El cochero en un principio iba atrás, cosa peligros pues tenía poca visibilidad.
Más tarde sufre una ampliación y se llama cuartobús con capacidad para cuatro personas y así nace el ómnibus, carruaje con mucha más capacidad de viajeros.


Los Caminos Reales:
Los Caminos Reales de las Postas funcionaron durante los siglos XV-XVI y XVII y se dirigían a Francia.
Los consistorios por donde pasaba el Camino Real, estaban obligados a mantenerlo y arreglarlo, limpiándolo de hierbas, zarzas y troncos de árbol caído.
El llamado Camino  del Señorío pasaba por Arrigorriaga, Miravalles, Llodio, Amurrio, Orduña y desembocaba en Pancorbo, conectaba con el camino de Madrid a Francia.
En el año 1784 la Merindad de Durango y las villas de Ochandiano y Ermua solicitan a la provincia de Álava que prolongue el camino de Urquiola hasta el nuevo camino de postas de Álava.
El Camino Real de Valmaseda en el año 1847 se terminó el camino que unía Valmaseda con Bilbao, el de Marquina al barrio de Iruzubieta. El camino que desde Elorrio iba a Basurto y al puente de Castrejana, se empedró el camino en el mes de julio de 1631.
El camino de Castilla por la vereda de Orduña en 1765, fue el eslabón fundamental de las comunicaciones de Vizcaya con el interior de la península y ese objetivo se logró plenamente en el siglo XVIII.
El camino medieval del Real Camino o Juradero de Gernika, también parte de la ruta del Vino y el Pescado. Tenia su origen en la Edad Media, aunque antes pudo ser un camino romano.
Llegan a Bilbao por Orduña y por el alto de Santo Domingo hasta Larrabezua y juraban en un roble juradero del lugar, llegando hasta Gernika debajo del roble y en el edificio anexo que en tiempos fue la iglesia Santa María La Antigua, para marchar después a la Iglesia de Santa Eufemia de Bermeo donde juraban los Fueros.
Por él se trasladaban los vinos y las uvas desde la Rioja hasta Bermeo principal enclave cuando Gernika todavía no se había fundado. El camino atraviesa Busturia de sur a este, se prolonga en tres tramos primero hasta San Cristóbal, en segundo lugar hasta el camposanto de Axpe y el último lugar la Ermita Santo Cristo de Kurtzio en Axpe, se extiende hasta Sukarrieta(Pedernales) y llega hasta la altura del antiguo Restaurante Ramona.

La Calzada Real a su paso por Galdácano era un camino muy angosto, el trazado unía Durango con Bilbao y el empedrado se remonta a los siglos XVI y XVII.

Puente medieval sobre el río Nervión en Luiando

Luyando fue la milla de oro en el siglo XV, por ese camino discurrían carretas cargadas de lana con destino al puerto de Bilbao y de allí por mar a Flandes. El puente de Otazu sobre el río Nervión, es un puente medieval en el barrio de Otazu de Luyando de mucho tráfico comercial, en aquella época y a lo largo de ese camino las enormes casas que se veían eran almacenes donde guardar la lana, el transporte de la lana se hacía con mulas y bueyes.
La posada nueva se construyó sobre el propio camino y los carros con lana entraban en el edificio.
Por otra parte en 1571 las autoridades se habían encargado de abrir la sierra y el puerto de Saldropo. Las grandes nevadas habían cerrado el camino, impidiendo el paso de Álava hacia Castilla, librando del hambre a Vizcaya.
Antes de 1568 en una Provisión Real se decía que en Vizcaya había más de cien Caminos Reales, doscientos puentes y pontones muchos de ellos de madera.
Desde Ubidea por el camino que desciende al Valle de Arratia por Barazar y el que desde Ochandiano iba a Durango por Urquiola, necesitaba reparación allá por el año 1586 Tenía mucho peligro las cabalgaduras y los carros malamente pasaban.
El Camino Real de Bilbao a Durango, un ramal comunicaba con el camino antiguo a Vitoria, a través de Urquiola y Ochandiano.
El de Bilbao a Pancorbo, era un nuevo camino en el año 1783, con barreras para satisfacer el peaje. Se había planeado por primera vez en el siglos XVI bajo el reinado de Carlos I, el objetivo era comunicar el puerto de Bilbao con Castilla a través de la Peña de Orduña. Tanto Álava como Guipúzcoa y Navarra se negaron, porque consideraron que perjudicaba sus intereses.


Dibujo de la Biblioteca Nacional de Madrid(España)


LA PRIMERA VENTA-POSADA EN BILBAO, de la que se tiene noticia.
En el año 1545 mediante una Carta Ejecutoria por el Juez Mayor de Vizcaya a favor de la villa de Bilbao, en el pleito que promovió ante el Corregidor de Vizcaya contra García de Castrejana sobre la propiedad de una casa sita en un lugar llamado Castrejana y sus pertenecidos. Que fue construida para mesón y venta, por Pedro de Castrejana y su hijo García en terreno de la villa de Bilbao, mediante un acuerdo con esta se establece la restitución de dicha casa a la villa de Bilbao tras el pago de la cantidad en que sea tasada.
En el año 1700 la casa y venta de Castrejana y sus pertenecidos, un fiador pone 150 ducados de vellón y la alquila, de 1701 a 1705.
El fiador se llama Domingo Zornoza y los arrendatarios Mateo Gorostiza de Abando y Pedro Larrea de Güeñes.
En otra escritura de arriendo de el año 1720, el fiador es Pedro Lacabex con 1375 reales de vellón y el arrendatario Tomás Murga.
Juan Ventura Uriarte poderhabiente y administrador de los mayorazgos de José Orobio Recalde, Marqués de Paredes, vecino y Regidor Perpétuo de Ágreda y de Toledo. En el año 1724 contra Tomás Murga ventero en la venta de Castrejana por destrozos en trescientos cajidos y sustracción de ciento cincuenta, talas en diversos árboles en los seles Biagorta y Abisa propiedad de del Marqués de Paredes. El primero estaba en Arrigorriaga y el segundo en Alonsótegui, de ellos se recogía carbón cocido y leña. En el año 1830 su dueño se llamaba Celestino Ortiz de la Riva.
En el año 1744 eran venteros en Castrejana Teresa Tapia y Francisco Escauriaza, pero no pagaron los diezmos del trigo, maíz, habas, nueces y castañas que había recolectado en el año 1742, les piden doscientos noventa reales.
En el año 1783 se cita que el Camino Real de Bilbao a Valmaseda, que va del barrio de Ibaizabal a la casa-venta de Castrejana. 
En el año 1849 hay una venta nueva en Castrejana, Prudencia y Dolores Zárraga Murga hermanas contra Francisco Zárraga sobre el desahucio de la venta que ocupa en arrendamiento.
Eran hijas de Juan José Zárraga Echevarría y de Gervasia Murga Quintana.
Las hermanas eras descendientes de otro arrendador de la cita venta en el año 1720, Tomás Murga. Francisco Zárraga era hijo de José Zárraga Escauriaza.
Las hermanas Zárraga piden al consistorio bilbaíno que en la caseta del cadenero del Camino Real, que no se permita la venta de vino, aguardiente, tabaco y otros artículos de consumo en su caseta pero el ayuntamiento desestima la solicitud, en el año 1858 le comunican a Antonio Menchaca marido de Prudencia Zárraga que hacen caso de su petición.
Hay rematantes del cobro de sisas sobre el vino que se consume en la venta de Castrejana a lo largo de todo el siglo XIX.

Carruaje por alguna carretera de Bizkaia, principios del siglo XX
Foto de Txato Etxaniz

Entre 1825 y 1826 se construyó el camino que unía Bilbao y Bermeo a través de Munguía y de aquí un ramal que conducía hasta Durango.
La Real Vereda desde Orduña hasta Pancorbo que data de 1796.
En el año 1826 una nueva vía Bilbao a Vitoria pasando por Orozco ascendiendo por Altube.
El Camino Real desde la venta de Bolto (Burceña) y desde el puente de Castrejana a Bilbao en el año 1807.
La Torre de Burceña del siglo XV, su solar se convirtió en convento los Mercedarios de Burceña y la capilla de San Antonio en 1875.
En el año 1828 Andrés Avelino Arteaga Palafox Carvajal y Manrique de Lara, Marqués de Valmediano es el propietario de la casa torre de Burceña, la tenía arrendada sus tierras y pertenecidos (barrio de Vitoricha), en el año 1877 los señores Ybarra Hermanos son los propietarios.
También existió la casa torre de Urquizaga (en el barrio de Vitoricha) en al año 1841.


El maestro de postas, era el encargado de recibir, distribuir las cartas que se le confiaban. Mantener el servicio de los caballos y su alimentación, así como de los lugares de abastecimiento y descanso. Este oficio lo fundó el rey  Carlos I el 28 de agosto de 1528.
El mayoral gobernaba el tiro de mulas o de caballos, el postillón era el mozo que iba a caballo delante guiando y dirigiendo el tiro de caballos.

"Cuando nuestro viajero llegó a la villa en el año 1822, ya era noche cerrada y se le prohibió al coche el acceso a las calles, parando como de costumbre en la casa de postas, fuera del recinto urbano junto a San Antón.
Bramsen se instaló en la posada de San Nicolás, en la esquina de la calle Ascao.
Salió de San Juan de Luz, Irún, Tolosa y Durango en diligencia a Bilbao por el camino de Orduña, tras pasar unos días en Bilbao marchó a Miranda de Ebro y Vitoria."
Un francés llamado Mr. de la Paté, tenía en la calle Correo una agencia de alquiler de coches y mulas, la principal de la villa
En el año 1799 Francisco Javier Manzano y Juan Ignacio Ugarte, eran maestros de postas y conductores de la correspondencia de Vizcaya.
José Salcedo maestro de postas y arrendatario de la valija de Bilbao, tiene el despacho en el barrio de Achuri y Lucas Escribano es el administrador de correos de la villa Bilbao en el años 1807.
El famoso Francisco Anchustegui, maestro de postas solicita que pueda estacionar en la plazuela de San Nicolás, para su correo y mejorar el servicio de la Administración de Correos. En el año 1848 era el personaje de La Tertulia de Paco, en el Arenal.


Plaza de Toros de Indautxu año 1909, con coches de carruaje esperando
El dueño de la plaza era José de Echevarría y Bengoa, marqués de Villagodio.



En el año 1822 en un bando de don Lorenzo Antonio Vedia, jefe superior político de Vizcaya, prohibía el tránsito por el Señorío de Vizcaya de ningún carro cuyas ruedas no tengan la llanta de tres pulgadas con clavo embutido podrán circular, los que lleven la rueda estrecha o clavazón prominente serán multado.

La diligencia dibujada por Leandro Fernández de Moratín
en esta diligencia viajó en el año 1793, por Inglaterra(ABC).


















En el siglo XVII, el carro es bastante pobre con ruedas de llanta muy ancha, para no hundirse en la tierra.
Con la revolución industrial se perfeccionó las formas de carruajes, suspensión, ruedas, capacidad y comodidad.
La diligencia señaló un avance positivo en los sistemas de locomoción. Cánovas del Castillo que cuando vino por primera vez a Madrid en 1845, no podía costearse el lujo de viajar en diligencia, utilizó lo que entonces se llamaban "mensajerías aceleradas" y tardó once días largos desde Andalucía a Madrid .Leandro Fernández Moratín, cuyas andanzas por Europa son bien conocidas, la Revolución Francesa le sorprendió en pleno París. Tuvo ocasión de ver la primera diligencia en Inglaterra el año 1793.
Existían en Madrid algunas de estas mensajerías, hacían por ejemplo Valencia y su carrera el viaje duraba seis días, lo mismo que a Extremadura y Segovia.
En el año 1845 en Bilbao existía la Mensajería Acelerada de Poyales, encargada de los carruajes de Bilbao a Madrid en galeras que era un carro de tracción de sangre de gran tamaño, suspendido en sopandas de cuero, con una puerta trasera y asientos como para seis u ocho personas. Las sopandas eran unas correas anchas y gruesas para suspender la caja de los coches antiguos.
Hasta el año 1852 los viajes y la vía más rápida era la fluvial, se hacían en carroza que no era más que simples lanchones hacia Portugalete o Santurce arrastrados a la sirga.
Los viajes al borde del mar, aún no se había construido la carretera hacia Portugalete y en la otra orilla todo se reducía a un camino de sirga que a su paso se convertía en un sitio estrecho, pero abierto entre los arenales de Lamiaco y Las Arenas que las aguas cubrían con marea alta.
Estas carrozas solían transportar alguna mercancía de Bilbao a Portugalete o Santurce, aceite, azúcar, una pipa de aguardiente.
También se usaba la carroza convertida en lancha, para entrada y salida de los barcos fondeados en el Abra.
En el año 1812 un viaje en lancha de Portugalete a Santoña costaba doscientos setenta reales y de Bilbao trescientos reales, de Bilbao a Portugalete treinta reales.


Dibujo de la Biblioteca Nacional de Madrid(España)

En el año 1844 había una carroza llamada la Vizcaína su patrón se llamaba Francisco Rigueza, en el año 1863 José Moñiz timonel de una carroza cayó a la ría y se ahogó.
En los periódicos locales en diciembre de 1860 decían: Ya empezamos a disfrutar de las ventajas del ferrocarril del norte. La diligencia de Madrid(Victoria) hace ya sus viajes en treinta y cuatro horas desde la Corte hasta Bilbao. En cambio el correo sigue llegando a nuestra villa con doce horas de retraso del tiempo que tarda la diligencia, es una vergüenza que las diligencias de una empresa particular tarden tanto.
En el año 1864 las dos leguas de Bilbao a Santurce podían ser cubiertas por cómodos y elegantes ómnibus por cuatro o cinco reales y lo mismo a Las Arenas y Algorta.
En junio de 1858 un periódico de Bilbao anunciaba el representante de una compañía francesa, que se viene a establecer en las cercanías de Bilbao un servicio de locomoción de sangre, dijimos que arrastrarían tres o cuatro coches a la vez y que andarían tres y media leguas por hora. Esto no es así los coches ómnibus llevaran de cincuenta a sesenta asientos tirados por dos caballos, haciendo la marcha de tres y media a cinco leguas la hora.
Un coche de este tipo se verá muy pronto por Portugalete.
La diligencia entre Bayona y Bilbao, salen de la mañana de San Sebastián a las cuatro de la mañana y llegan regularmente a las dos y media de la tarde.
Se nos ha asegurado que no solamente castigan a los caballos de la forma más severa, hay ocasiones que corren peligro de volcar.
En el año 1858 la diligencia de Bilbao a Guernica sube los precios.
De Bilbao a Bermeo en berlina cuarenta reales a Mundaca treinta y seis reales, a Guernica veintiocho.
En el interior de Bilbao a Bermeo veinticuatro reales, a Mundaca veinte y a Guernica diez y ocho.
La Mundaquesa, en el año 1862 así se llama el servicio de diligencias entre Bilbao y Mundaca, saliendo de Bilbao a las doce del mediodía y de Mundaca a las cinco de la mañana y tiene la parada en el Parador de Marcos.
En el año 1875 en Artecalle ,15 donde I. Aguirre y Cia lo mismo despachaba garbanzo superior de Salamanca a precios muy arreglados, que servía de despacho de billetes para la diligencia de Zumárraga los días impares. De Bilbao a Zumárraga costaba de 28  a 33 reales sin equipaje. El equipaje a razón de cuatro reales la arroba.

PERCANCE EN EL CORREO DE CASTILLA
El dos de diciembre de 1862 llegó a Bilbao el correo de Castilla, a las once y media de la mañana con un retraso de diez horas. Las causas de este percance no es conocida en todos sus detalles. Eran las diez y media de la noche y el correo caminaba dando tumbos por la cuesta de Ubidea, cerca del alto de Barazar, cuando a consecuencia de un enorme bache abierto en la vía, el carruaje dio un tremendo vuelco. Inmediatamente se tomaron cuantas precauciones se creyeron oportunas para remediar el mal. El conductor Rafael de Santiago, maltratado a consecuencia del golpe y a quién fue forzoso sacar del coche, por uno de los ventanillos agarrándole de las piernas, fue acto seguido y a pesar de su estado llevado a la venta de Barazar a buscar un carro en el que trasladaron los equipajes de los viajeros y la correspondencia. En el ínterin un mayoral corrió de inmediato al pueblo de Ubidea para buscar dos parejas de bueyes para dar vuelta al coche y lo consiguió con notable esfuerzo. Diez eran las personas que venían en el coche de las cuales seis no se determinaron a seguir el viaje y quedaron en la venta indicada. Afortunadamente no hay que lamentar desgracias, si exceptuamos la herida en la cabeza y rasguños en las manos que sufrió el comandante de carabineros que viene destinado a nuestra provincia y la fuerte costalada del anciano conductor Rafael de Santiago. Este probo y honrado funcionario que quiso al principio montar a caballo y apresurar el viaje con el objeto de entregar la correspondencia a tiempo en Bilbao para evitar el atraso, pero su estado no se lo permitía.
Rafael es una persona apreciada y conocida en la villa y diremos algunas palabras laudatorias sobre su persona, para que se le premie cumpliendo un justo acto de justicia.
Desde el año 1833 cuando comenzó nuestra guerra civil y que felizmente terminó con el Abrazo de Vergara, prestó servicios como conductor llevando el correo de Bilbao a Santander con todo el peligro que esto supone, sirviendo en más de una ocasión de blanco de fuego de los carlistas que le asestaban sus tiros desde la orillas del Nervión. Veinte años después sigue Rafael corriendo de Bilbao a Vitoria, sin que haya perdido su pundonor, generosidad y trabajo.
Rafael Santiago no tiene ninguna remuneración del estado, porque la línea que él lleva, es de segunda categoría.
Hoy cuenta setenta años cumplidos y es merecedor de un retiro como el asignado a los conductores de primera clase, con el que pueda vivir tranquilo los breves años que le restan de vida, después de muchos años dedicados al trabajo.
En el año 1870 solicita una pensión o donativo, Rafael Santiago Ortega por los servicios que prestó como miliciano.
Pero el 31 de diciembre de 1870 falleció y su funeral se ofició en los Santos Juanes de Bilbao, estuvo casado con María Estéfana Sangroniz Reus, la ceremonia se celebró el 25 de marzo de 1835 en Begoña.

NOTICIAS
Varias novedades en el año 1864 los coches a Castro Urdiales salen a las seis de la mañana, desde el  Arenal frente al teatro.
De Castro a Bilbao lo hacen a las cinco y media de la mañana, estos servicios el primero es de Andrés Fernández y el segundo de Julián Baranda.
En agosto de ese año diligencia a Bilbao parte a las cinco de la mañana todos los días, con quince asientos. Los billetes en el Boulevart, 16 junto a la Tabaquería Habana. En berlina 25 reales, en interior o cupé 20 reales.

UN NUEVO ESTABLECIMIENTO DE COCHES DILIGENCIA
Por Real Cédula en San Ildefonso el 16 de setiembre de 1787 se concede el privilegio exclusivo por nueve años. A don Carlos Bertazzoni, Tesorero del Real del Real Canal de Manzanares, para un nuevo establecimiento de Coches Diligencia desde Madrid a Bayona.
Y que con el tiempo pueda establecerse por las carreras de las principales ciudades de España.
Se concede al citado señor bajo las siguientes condiciones:
1º Se harán ocho coches de bastante capacidad para seis personas y se compraran las mulas necesarias para llevar a todas las paradas desde Madrid a Bayona que serán de cinco  a seis leguas, según se tenga más conveniente.
2º Estos coches se numeraran a satisfacción del alcalde de cuartel, para saber los mayorales, zagales y pasajeros que van y vienen llevando un libro como está arreglado  y en observancia con los alquiladores de coches. En estos coches no se podrán poner armas reales y en su lugar se puede poner el título de la diligencia o el apellido de Bertazzoni.
3º Para hacer este establecimiento y adquirir los fondos necesarios para la compra de coches y de mulas, provisiones de paja y cebada, alquiler de las cuadras y demás aperos, como también el pago de sueldos de dependientes de la dirección y otros criados subalternos, se formará una compañía compuesta de vasallos míos, cuyo nombre será Compañía de Coches de Diligencias, el cual se pondrá en todos los impresos y guías que llevaran los conductores de cada coche, con el nombre el número, nombre de personas que ocupen y su destino.
El acopio de coches, mulas y demás será necesario hacerlo en el reino.
4º Todos los lunes y jueves de cada semana saldrán dos coches con seis personas desde Madrid a Bayona y otro desde Bayona a Madrid.
Que harán la carrera en seis días a excepción de los meses de diciembre, enero y febrero, que por el tiempo son pocos los que se ponen en camino por la mala estación y por esto se despachará un solo coche por semana que será el lunes, pero siempre que haya viajantes del interés de la compañía y hacerlos marchar a todos.
5º A las personas que transitaran en estos coches no se les permitirá consigo más que un pequeño talego con solo ropa de noche y su peso no ha de exceder de doce libras. Las maletas, baúles y valijas comprenden la clase de bultos grandes, deberían pagar un real de vellón por cada libra de lo que pesara las citadas maletas, también pueden ser cofres, cajones y fardos u otra cualquier cosa que los viajeros crean conveniente llevar.
6º  Cuando no se llene el número de asientos de Madrid a Bayona, se franquearan para Valladolid, Burgos y demás ciudades, villas y lugares grandes hasta Bayona, pagando por ello la proporción que está establecida en la tarifa.
Madrid a Valladolid 192 reales. A Burgos 324 reales, Briviesca 366 reales, Miranda de Ebro 420 reales, Vitoria 450 reales, Mondragón 492 reales, Tolosa 546 reales y Bayona 600 reales.
Estará bien servido el público, tanto por la comodidad de los coches cuanto por el precio, que es tan equitativo como el que se paga en las colleras, calesas y demás carruajes.
Advirtiendo a los viajeros que no tienen que sufrir los viajeros las impertinencias que padecen aquellos, por no respetar las horas, por salir cuando se les antoja y hacer las jornadas que les acomoda.
En esta diligencia estarán fijos las paradas de llegada y salida.
En todas las ciudades y villas, lugares por donde pase la diligencia a la llegada del coche se manifestará si hay o no asiento vacante.
Para evitar los perjuicios con la detención en la Aduana de Vitoria que podrían ocasionarle a la diligencia, si se les hiciese descargar los cofres y maletas de los transeúntes, deteniéndolos hasta la mañana siguiente se pasará orden a la Administración del Director, que servirá de recibo a cada viajero, para que no ofrezcan dudas a la hora de salida de los coches.
Si por casualidad se encontrase en el cofre o maleta de algún viajero género de contrabando, no se hará responsable a la Diligencia los procedimientos judiciales los sufrirá el pasajero, con los caleseros o con el que fuese culpable.
En caso de no tener suficientes viajeros a la compañía le será permitido transportar todo tipo de género de Madrid a Bilbao, Santander, San Sebastián y Bayona.
Tienen que prestar a la diligencia a su paso, casas para apostar los tiros, de mulas y la paja y la cebada necesarias pagando su importe a precios corrientes.
A la compañía se le concede el Privilegio Real por nueve años para que continúe el servicio de Madrid a Bayona, sin que por ningún motivo se le impida el desarrollo de su profesión con el objeto de que pueda resarcirse de sus desembolsos, pero en caso de que por una gran carestía subiese el precio de la cebada o quiebras insoportables, podrá la compañía apartarse y cesar en este negocio al fin de los dos primeros años de contrato, avisándolo a las autoridades con tres meses de antelación.

La Diligencia fue la reina y señora durante más de un siglo. Su aparición se consideró como un adelanto asombroso.
¡ Que prodigio de rapidez y que vértigo el que producía a su paso, con el estrépito de sus hierros. de sus cristales y de sus cascabeles.
Larra no reprimía su admiración, considerándola como uno de los más indiscutibles signos del progreso. "Sin diligencias ni navíos, la libertad estaría todavía probablemente enterrada en los Estados Unidos".
"Por fin suena el agudo rechinido del látigo. la mole inmensa se conmueve, estremeciendo el empedrado.

Decía Mesonero Romanos: Ciérrense las puertas, silba el látigo, rodando la inmensa mole sale del patio, haciendo temblar el pavimento.

La diligencia señaló un avance positivo en los sistemas de locomoción. Cánovas del Castillo que cuando vino por primera vez a Madrid en 1845, no podía costearse el lujo de viajar en diligencia, utilizó lo que entonces se llamaban "mensajerías aceleradas" y tardó once días largos desde Andalucía a Madrid. 

Leandro Fernández Moratín, cuyas andanzas por Europa son bien conocidas, la Revolución Francesa le sorprendió en pleno París. Tuvo ocasión de ver la primera diligencia en Inglaterra el año 1793.

A su lápiz pertenece un dibujo del vehículo y lo describe así: De Londres a Southampton hay 75 millas o las 25 leguas nuestras, se andan en doce horas en el coche público y el costo es de poco más de cincuenta reales. El carruaje en el que yo fui tenía tenía ocho ruedas, se entraba por una puertecilla por detrás y cabían diez y seis personas, colocándose en dos filas laterales, uno enfrente de otro, también algunos podían ir en el techo del coche. El carruaje era tirado por seis caballos, que se mudaban cada cuatro leguas.
Muchos madrileños recuerdan todavía aquellas últimas diligencias viejas y desvencijadas que partían de las posadas de la Cava Baja y de la calle Toledo y las que entraban en Madrid por los Cuatro Caminos.


Coche de caballos
Archivo Ignacio Altube Garay

En el Señorío de Vizcaya en 1831 había poste de piedra o pilastras, indicadores de los caminos en los cruces, con sus cadenas que cerraban el paso, con portazgos para franquear el paso.
Pero antes fueron los miliarios romanos, luego los leguarios que indicaban las distancias entre un punto y otro, una legua aproximadamente 5,400 km y luego vinieron los mojones hasta nuestros días.
 A julio de 1859, servicios de coches entre Bilbao y los puntos que se señalan:
A Madrid por Vitoria, servicio diario a las 7 de la mañana.
A Burgos por Valmaseda y Valladolid.
A Vitoria silla correo a las diez de la noche.
A Vergara en silla correo, a las once de la noche.
A Lequeitio a las tres de la mañana, servicio alterno.
A Castro servicio diario a las dos de la tarde.
A Guernica, Mundaca, Bermeo, servicio diario a las once de la noche.
A Cestona, once de la noche.
A Carranza, cinco de la mañana.
A Villaro, tres de la tarde.
A Orduña, a la una de la tarde.
A Marquina, Motrico, Elorrio, Durango a las seis de la mañana.
A Bayona por Vergara servicio diario, a las tres de la tarde.
A Bayona por Azpeitia, a las diez de la noche.
A Portugalete servicio diario, a las dos y medio de la tarde.
Algunos de estos viajes tenían un servicio alterno.
En el año 1862 existía una compañía llamada Diligencias del Norte y Mediodía de España, en el Arenal número seis. Con viajes a Bayona por Durango, Elgoibar, Azpeitia, Cestona y San Sebastián.
A Bayona por Elorrio, Vergara, Tolosa y Lasarte.
Deva por Ermua, Éibar, Alzola y Mendaro.
Santander por Sodupe, Zalla, Balmaseda, Carranza y Ramales.
Ea y Elanchove por Zornoza y Guernica.
Tienen cómodos y elegantes carruajes que se alquilan para viajes particulares y paseos.
Una diligencia de trece asientos, sale a las seis de la mañana, tocando Zornoza, Durango, baños de Zaldivar, Ermua, Eíbar, Elgoibar, Azcoitia, Azpeitia y baños de Cestona, con ruta a San Sebastián y Bayona. Este coche tiene su administración en la Tabaquería Habana, en el Boulevard de Bilbao en el año 1863.
En el año 1857 el servicio de diligencias de Bilbao a Madrid lleva suspendido varios días. Todo esto es debido al mal estado de los caminos de allende del Ebro, por causa de los malos tiempos.
Esto supone enormes perjuicios que padecen los viajeros sin saber que hacer.
En ese mismo año la llamada partida del Hierro, asaltaron el cuatro de enero una diligencia del norte, en las inmediaciones de Pancorbo.
Como es natural los pasajeros se asustaron, pero el jefe de los bandoleros se apresuró a calmarlos, solo querían cambiar dos caballos que traían cansados por otros dos de la diligencia.
Los viajeros al llegar a la venta más próxima se encontraron con un buen almuerzo que habían dispuesto los malhechores para ellos.
Un año después unos asaltadores de diligencias, en la diligencia de Burgos a Bilbao, fue sorprendida por seis hombres en un pueblecito llamado Gamonal. Sabían los malhechores llevaban una cantidad importante de dinero. Pararon el coche y se apoderaron de siete mil duros, la guardia civil detuvo a los asaltantes y recuperaron el dinero.


En el año 1857 la diligencia que hacía de Bilbao a Plencia y viceversa se llamaba, La Veloz Plenciana y salía desde el Campo Volantín, los martes, jueves y sábados.
Expendían los billetes en casa de Bartolomé Gorordo en Sendeja,21 de Bilbao. En ese mismo año existía una policía de tráfico, para las medidas que se tomaran para las entradas y salidas de vehículos, dentro de la población y en las calles que ya se hayan ya adoquinadas.
Según nuestras noticias todo carruaje de cualquier clase que venga de Achuri y penetre en la villa, seguirá sin interrupción por la línea de la Plaza Vieja, Ribera, Arenal sin torcerse hacia la calle de Ronda.
Los carruajes marcharan al paso y los contraventores con de cinco a quince días de arresto.

El tránsito de carruajes ganado y caballerías en Bilbao
Los motores de sangre convivían en las cuadras con el ganado vacuno y no muy lejos del centro de Bilbao, donde estaba la vida urbana. Hoy todavía se puede ver algunos edificios en el Casco Viejo de Bilbao, alguna entrada de caballería y patios que en su día fueron cuadras.
La autoridad municipal vigilaba para que el alumbrado de las cuadras se hiciera con luces encerradas en faroles protegidos por una armadura de hierro, con el objeto de evitar la combustión de la paja.
Se requería un permiso municipal para tener caballerías y otros animales. Estaban obligados a extraer el estiércol cada quince días, desde las once de la noche hasta las siete de la mañana en invierno y de doce a cinco en verano.
Año 1894, archivo Miguel Martín Zurimendi.

Los coches y caballerías no podían ser limpiados en la calle, tenían sus horas para ello.
El que corriera por las calles y plazas, será castigado con toda severidad, siendo la multa inicial de 2,50 pesetas.
Las caballerías tienen que ir embridadas, los conductores no debían abandonar el pescante del carruaje y debían de ir con un farol y encendido desde que luciera el encendido público de la villa.
Frente a toda pareja de bueyes o recua de caballería debía de ir su conductor. Por el paseo del Arenal no se podía atravesar con ganado, caballerías o carruajes.
En el año 1880 ya funcionaban por Bilbao algunos tranvías urbanos tirados por caballos siguiendo las líneas de railes, había empezado a circular el tranvía que iba a Las Arenas, sin olvidar la estación del ferrocarril de Abando, pero buena parte de los vizcaínos utilizaban el servicio de coches y diligencias, sus despachos estuvieron emplazados mayoritariamente en el Arenal y en la Ribera cerca del teatro.
Tales coches y diligencias no podían permanecer frente a dichas oficinas durante solo la primera hora de llegada y otra hora antes de la salida, bajo multa de medio duro.
La calle de la Ribera en 1880 era el espacio urbano de más circulación, a pesar del estrangulamiento al costado de la antigua casa consistorial, dejando un estrecho paso de entrada y salida hacia Zabalbide, Achuri o el puente de San Antón. Tampoco podían entrar a la villa cargas superiores de trescientas arrobas.
Una serie de establecimientos bilbaínos se dedicaban  al alquiler de carruajes, corrientes o de lujo como: Ómnibus, berlinas, carretelas, tílburis, gondoletas, bretes americanas, charabanes, clarens etc....
Para viajes particulares o paseos, para ir a Lamiaco podía pasar para alquilar en la famosa Tienda de Paco, en el Arenal esquina con los Fueros y por 17,50 reales don Hilario Manzarbeitia (de la Bota de Oro) le llevaba a Lamiaco.
En la calle Ronda estaba Martín Bravo, en la calle Jardínes Víctor Guimón, en Bidebarrieta la agencia Cendoya, Basabe y Cía.
Como complemento a este tipo de viajes estaban las tiendas de los guarnicioneros(arneses, monturas, cinchas, correas....) Gregorio López en los Fueros, Eduardo Calleja en Ascao y Juan Giménez en la calle Estación.


Año 1895, archivo Miguel Martín Zurimendi

Un cochero famoso en Bilbao aquellos años se llamaba Félix Manzarbeitia Olabarría, Juan Blancou maestro conductor de coches y vecino de Bilbao le construye un ómnibus de doce asientos.
La sociedad a la que representaba Manzarbeitia se llamaba, Empresa de Locomoción la Mundaquesa y le costó 2.750 pesetas en el año 1879.
Tres años antes reclama que se le pague quinientos reales, por dos caballerías que avisaron desde Zornoza hacia Bilbao la salida del rey a la villa.
Su mujer se llamaba Elisa Gómez Echegaray y se casaron el 9 de julio de 1881 en Begoña.
En el año 1880 Félix Manzarbeitia tiene la línea de coches de Bilbao a Santurce y despacha billetes en la zapatería la Bota de Oro, en el Arenal.
Los caballos se compraban en Francia y se mantenían en activo y pasado un tiempo se vendían a las plazas de toros, como los caballos no llevaban peto eran despanzurrados con gran facilidad.
Las diligencias sin cambio de tiro podían recorrer unos 40 km al día, a Madrid se podía tardar horas en llegar.
La diligencia de Bilbao con Durango se tardaba tres horas y su costo del viaje era de diez y seis a veinte reales, entre los años 1864-67.
Un ómnibus llamado la Paloma, salía de la iglesia de San Nicolás con destino a Las Arenas.


Julián Altube
Julián Altube Orobengoa, nacido en Guesalibar(Mondragón) en 1843 y fallecido en Bilbao 1918.
Nació en diciembre de 1843 en San Águeda-Guesalibar, perteneciente al municipio de Mondragón, aunque se crio en Aramaio.
Era el hijo primogénito Santos Altube Lizarralde(Oñate 1817- Bilbao 1884) y de Marina Orobengoa Elorza(Aramaio 1817- Bilbao 1905).
Julián Altube se casó en Bilbao el 12 de febrero de 1873, en plena guerra carlista con Guillerma Vicuña Legórburu, nacida en Oñate en junio de 1848. Es probable que se establecieran en Bilbao acogidos por los miembros de la familia Vicuña, que entonces residían en Portugalete y luego en Bilbao. Casi con total seguridad sufrieron el último Sitio de Bilbao el 21 de febrero al 2 de mayo de 1874.
Julián se dedico al alquiler de coches de caballos, llegando con los años a ser uno de los referentes en su sector.
Julián ya consta como alquilador de coches en el libro de la Iglesia de Santiago. En la inscripción del matrimonio el 12 de febrero de 1873 de José Julián Altube y Guillerma García de Vicuña.
Fue uno de los grandes en su sector en Bilbao. En la obra de Alejandro de la Sota Aburto, titulada Divagaciones de un Transeúnte, publicada en el Bilbao el año 1920. "Nos decían que las grandes cocheras, como Altube y Guimón, no podían cumplir todas las órdenes cuando la gente pedía tantas berlinas y mylords.
Vivió y tuvo sus cocheras en la calle Esperanza y en la Estufa, la actual Viuda de Epalza.
Fue alcalde de barrio de la calle Esperanza, posteriormente se trasladó a la calle Colón de Larreategui. Tenemos noticias de que adquirió también vehículos de motor para su industria de los inicios del siglo XX.
También nos consta que la familia Altube tuvo establecimiento abierto al público en la Alameda Recalde dos, con la razón social "Sociedad Altube y Luco".
Fue uno de los fundadores de la Tertulia de Paco, sita en el Arenal en frente del famoso Tilo. Vocal del Ayuntamiento de Bilbao como consta en el nomenclator del ayuntamiento en 1912.
En mi blog se puede leer una entrada de "La Tertulia de Paco".
Tuvo cinco hijos que llegaron a la edad adulta y todos nacidos en Bilbao, Julián en 1873, María en 1875, Leandro en 1877, Manuela en 1879 y Julia en 1884.
Julián Altube falleció el 7 de octubre de 1918 en plena epidemia de gripe. Se publicaron varias notas necrológicas en el Noticiero Bilbaíno y la Gaceta del Norte.  
A la avanzada edad de 71 años falleció en Bilbao, el conocido y acreditado industrial don Julián Altube. Muy estimado por su excelente carácter y su muerte será muy sentida en Bilbao.
Entre los asistentes al funeral se encontraban Felipe Alonso Celada el que fue alcalde de Bilbao, Ramón Vicuña Epalza político del partido Nacionalista Vasco y Miguel Loredo Vicuña primo del anterior y su abogado.
Según algunos testimonios tenía por clientes a las familias más pudientes de Bilbao y como curiosidad los Altube proporcionaron los elegantes coches fúnebres tirados por imponentes caballos para los funerales más principales del Bilbao de su época.



Coche de caballos hacia 1915
Archivo Ignacio Altube Garay


Multas a los carruajes
A un vecino de Bilbao se le impone una multa por no llevar el farol encendido, lo mismo le ocurrió a Manuel Sota Llano en el año 1880, también por exceso de velocidad, conducción imprudente y circular por sitios prohibidos.
Había un servicio de ómnibus en el año 1885 que iba desde Achuri hasta el ensanche.
Existió un picadero, Gran Escuela de Equitación y Picadero donde se doma y amaestra todo tipo de caballos, en el Campo Volantín ocho, estaba abierto con un amplio horario y tres días a la semana se daba clases solo a señoras.

En el año 1883, Miguel Atristain era el concesionario del tranvía urbano de Bilbao. Se le autoriza a construir dos apeaderos de 40 metros, uno en el Arenal y en un ramal de empalme de la calle Príncipe a Uribitarte.

Alquiler de carruajes a principios del siglo XX en Bilbao:
Cecilio Bugedo, en Fernández del Campo.
Antonio Ajuria, en Sierra,19.
Julián Altube, Esperanza,16.
Santiago Arocena, Arenal,10.
Víctor Guimón, Jardines,10.
Félix Manzarbeitia, Esperanza,10.
Juan Marín, Achuri,28.
Guerra y Compañía, Fernández del Campo.


FIN



Félix Muguruza, el Correo 11 de febrero de 2017.
González Echegaray, Tal día como hoy el Correo 21 de junio de 1961.
Txato Etxaniz.
Carreteras Vizcaínas de Imanol Villa, el Correo.
De la diligencia al Bizkaibus de Miguel Martín Zurimendi.
Mi agradecimiento a Ignacio Altube Garay.
Heraldo de Madrid, Fidel Prado. Como viajaban nuestros abuelos, De la silla de posta a la diligencia.
Galeras y Postas, la Esfera 23 de enero de 1915.
Archivo Diputación Foral de Bizkaia.
Dokouklik.
Hemeroteca del El Correo.

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