TOMASA ASUA, DEL CHACOLÍ DE ZOLLO. |
Se divertían de una forma honesta, bebiendo, comiendo y cantando, que al fin y al cabo es la forma más hermosa de interpretar la vida.
Con los personajes más pintorescos de Bilbao: Botines, Chiquito de Abando, El Santo de Begoña, Cocherito de Bilbao, Los Begoñeses, Bertol, Carmelo Goyenechea "Capitán del glorioso Athletic". K-Toño Frade.
Desde Olaveaga a Achuri y desde Abando a Archanda, Bilbao estaba rodeado de huertas y campas, salpicadas con numerosos chacolís.
En los meses de verano estaban abarrotados. los bilbaínos buscaban la sombra de sus parras y la degustación del ácido chacolí.
Fue célebre en Bilbao Gervasio Bilbao " Patillas" el encargado de clasificar las bacalaos en los almacenes de Basterra en Uribitarte.
Quién de Bilbao en aquellos años no pasó por el chacolí de Patillas para comerse una cazuelita de bacalao y beber chacolí o sidra.
El chacolí de Patillas estaba en el camino de Trauko, 62.
El ambiente de los chacolís era familiar, el tute, el mus, el juego de la rana. Luego de regreso a casa contentos y canturreando alguna canción, generalmente bilbaínadas.
Los bilbainitos
en el verano,
chacolín gorri
suelen beber;
bajo la parra
merluza frita
macallao en salsa
suelen comer.
Hay recuerdos en la vida del hombre que jamás se borran de la mente, aún cuando sirvan de tormento durante los últimos años de su existencia.
Uno de los recuerdos de los bilbaínos viejos es el de los "chacolines" de las inmediaciones de Bilbao, sean de Begoña, Deusto o Albia, donde tan agradables ratos pasábamos con las alegres romerías celebradas en ellos, así en el campo como en aquellos grandes, antiguos y desproporcionados salones, después de haber merendado "merlusita" en salsa con guisantes y espárragos y también albardada (frita).
El Amparo chiquito y grande, Pulchua, Muñagorri, Chaquilante, Leguina, El Molinero, La Puerta Roja, Luqui y otros muchos centros de recreo y bullanga, eran los lugares deliciosos de los chacolineros bilbaínos, allí imperaba el buen humor, allí nadie se acordaba del mañana. Baco y Tepsicore presidían las bromas, era la fiesta dominical y el lunes todo el mundo a trabajar, excepto muchos zapateros que holgaban también en ese día.
A finales del siglo XIX, surgió la cultura del consumo del chacolí, a estos sitios acudía la gente sin distinción de clases, ricos, burguesía y obreros, esta costumbre era una más con la cultura culinaria.
La juventud de los años 1846 a 1856, entre los que yo me encontraba y saboreaba aquellos ricos chacolís que se vendían a real la azumbre y la "merlusita" a dos. Así es que merendábamos opíparamente por dos reales y aún menos de escote y por barba.
En aquel tiempo el joven que contaba con dos pesetas en el bolsillo se figuraba que era un Creso.
En aquella época Bilbao, sólo contaba con unas diez y seis mil almas y en que por todas las calles se veía en los balcones con carteles "esta casa se alquila" por cierto a precios sumamente bajos y ahora no se ve un solo cartel y algunos propietarios tienen mil exigencias para arrendar sus casas, aquello ya pasó y para nunca más volver según la trasformación de de Bilbao, que hoy cuenta con 54.000 almas, tiene un comercio grande y floreciente y un movimiento de buques asombroso.
Hoy percibimos el auge de ciertos y acogedores figones, con un cierto interés bohemio, que consiste en dar fama y fortuna a esos rincones populares, donde nos ofrecen tan a la pata llana, la menestra, las almejas, las tostadas......
Que solían comer ayer, con ávida fruición nuestros primeros consumidores, arlotes y chirenes.
La gracia campechana de los chacolís, descubiertos en algunas estradas vecinales, donde muchos gastrónomos se fueron a ir catalogando esos caseríos, con parra y vitualla con su afán de comer y beber bien.
¡Lo que va de ayer a hoy!, un bilbaíno viejo, Bilbao abril de 1890.
Es domingo para matar el rato, vemos en la plaza los bailes que acaban con las fuerzas de los danzantes.
En ese año en Madrid tenían fama y se vendían en sus tiendas de comestibles, los chorizos de Bilbao y los canutillos bilbaínos (pastel).
Entramos en los típicos chacolís, especie de merenderos que nos recuerdan a los cuadros de Valentín Zubiaurre, por su gente, sus jarras allí donde se dan atracones domingueros remojado con el característico chacolí, bebida ligera con menos alcohol, mientras alternan con los juegos de bolos a los que son muy aficionados.
En la calle Tívoli entonces Begoña, existió un juego de bolos y chacolí, en el año 1879 y otro que estaba en el Alto de Santo Domingo, llamado Chacolí de los Bolos muy posterior que se cerró
en junio de 1964.
Si en Bilbao, hay muchas enfermedades,
es por la ría, por las humedades y sobre todo porque se bebe mal vino. Que beban todos los vecinos, el rico y puro vino de Aragón, que vende Cereceda y en seguida desaparecerán, el tifus, la tisis y hasta los lobanillos, por garrafones y bocoyes. En la Alhóndiga y en la calle San Francisco 21.
En Baquio, Arteaga, Munguía y demás centros importantes de producción de chacolí, las faenas de elaboración del clásico vinillo
vasco están ya en todo su apogeo.
La cosecha ha empezado a pasar a las bodegas de los caseríos y a los pocos establecimientos típicos de expedición de este producto.
El chacolí sigue conservando el mismo prestigio, bajo la parra que da sombra a la puerta y ante una mesa rústica, el viejo aldeano vasco se enfrasca ante la jarra de barro de chacolí, que va consumiendo con lentos paladeos, alternando las libaciones con las chupadas a la pipa, de barro también, como un dibujo de Arrue.
"El cashero euskaldun" guarda en su bodega con orgullo unos cuantos bocoyes (tonel) de ese vino indígena.
La elaboración de chacolí responde más bien a un impulso sentimental que a una finalidad utilitaria.
De los alrededores de de Bilbao han ido desapareciendo los numerosos chacolís de antaño. Quedan algunos en las afueras de la población.
Antaño muchos bilbaínos no tenían inconveniente en presentarse en un chacolí tocados de chistera, después de haber asistido a un entierro, hoy esto no se podría afrontar sin hacer el ridículo.
Alrededor de una sencilla mesa, bajo la clásica parra, los padres de muchos millonarios de nuestros días y algún bilbaíno viejo en trance de añoranza, que quiere revivir los tiempos de esplendor del chacolí .
Bajo las parras de Puente Nuevo
los bilbainitos en verano
txakolingorri, suelen beber.
En Puente Nuevo, un barrio de las afueras de Bilbao se reunían muchos vecinos de la villa a gustar el clásico chacolí y dar rienda suelta a sus accesos líricos al margen de las ordenanzas municipales
En estos chacolís coincidía el obrero, el menestral, el empleado y el rentista, sin fronteras de clases.
Era una costumbre típica que ha desaparecido como van desapareciendo otros elementos populares que enmarcan la personalidad típica del chacolí.
El esplendor de los chacolís de temporada, los había también de todo el año, en primavera y principalmente en verano.
Los espiches se llevaban por riguroso turno y los bilbaínos cumplían este calendario de memoria y con precisión matemática.
Los campos que circundaban Bilbao, estallaban en una exhalación de calor y vida por sus caminos y estradas festoneadas de zarzales y frutales.
En esa época en los caminos y estradas o un poste de la conducción eléctrica aparecía una señal indicando la dirección del chacolí que ya había realizado el espiche. Esta señal era una rama verde de laurel que servía para indicar la ruta, clavada en un poste era una tradición antiquísima.
Ensalada, huevos fritos con chorizo y patatas fritas, merluza frita o en salsa, bacalao al pil-pil o a la vizcaína, sardinas, besugo, angulas (cuando era temporada), chuletas (villagodios), lomo con pimientos.
De postre pasteles, tocinetas, macarrones y arroz con leche.
Siempre se pedía un plato de más de arroz con leche y se colocaba en la ventana, para las moscas así los triperos comían el postre tranquilamente.
Donde los begoñeses ganaban por goleada, en los chacolís de temporada. Por eso se les ha conocido toda la vida "mahatsorris".
Por la cantidad de viñas que poblaban sus campas haciendo honor a sus magníficos caldos, que se cosechaban hasta principios de los años 1960, la planificación y la expropiación urbana acabó con todos ellos.
El chacolí de Leguina, atendido por Tomás Lanzagorta y Carmen, el chacolí de Aldape, Esnarrizaga, Ballarin, Mazo y muchos más.
También había merenderos famosos como el de Ortuondo, El Sidrero, así nos lo trasmitió K-Toño Frade (Padre).
La carta de los chacolís de temporada era más corta que la de los chacolís de año, el menú clásico estaba compuesto por ensalada, bacalao al pil-pil y macarrones de postre o arroz con leche.
En los chacolís de año había mucho y bueno, sin envidiar a ninguna carta de los rutilantes pesebres de hoy en día.
Los de Begoña, también se llevaban la palma en cuanto a la calidad del bacalao. Los baserritarras begoñeses tenían una rara habilidad para la selección del bacalao, al tacto las bacaladas que entonces llegaban a granel al muelle de Uribitarte y que ellos se encargaban de agrupar en fardos de distintas calidades, para luego repartir por los mercados. Se llevaban las mejores piezas y luego ellos cortaban el bacalao mejor que nadie.
El juego de bolos de Zabalbide, vende el acreditado chacolí de Solocoeche, en el año 1888.
En cuanto llega la tarde, los bilbaínos nos lanzamos por los paseos y las afueras de la población, como si no hubiera crisis ministerial, ni cosa semejante.
Unos a los jardines de los Campos Elíseos, otros al Olimpo en la Salve, a Begoña y ¡Que se yo!
¿ Y los chacolines? ¿ Donde los dejamos?.
No, no, no los dejamos, quienes dejaron sin chacolí las barricas o las pipas fueron los aficionados al clásico vino foral, un domingo a la tarde de 1895.
CHACOLÍ ISIDRO Y EL CHACOLÍ SIMÓN
Los dos estaban en el Camino de San Roque, el dueño de el primero se llamaba Isidoro Aurrecoechea Ugarteche, en el Camino de San Roque, 7 Sondika, su mujer se llamaba Rufina Ansoleaga Llona y sus hijos: Ignacia, Isidoro, Juan y Concepción.
Isidoro murió en el año 1968.
El chacolí Simón, estaba en el Camino de San Roque, 89 de Artxanda y era famoso por su chuletón, hacía hasta cinco mil litros de chacolí. Su dueño se llamaba Simón Lozano Tapia y su esposa Marcelina Bilbao, sus hijos María Teresa, Jesús y José.
Simón murió el 13 de mayo de 1983 con 81 años, este chacolí se había fundado en el año 1922.
Los de Artxanda y su zona próxima gozaron de una gran popularidad, sobre todo entre las clases populares, era el pulmón de aquel Bilbao sucio y contaminado y las gentes acudían a respirar los aires y contemplar Bilbao desde ese mirador que es todo Artxanda.
Otro chacolí pero este en Deusto, con el mismo nombre Chacolí de Isidro, una hermosa parra con unos perales en flor.
Por allí acudían entre otros famosos bilbaínos: José Orueta, Víctor Gaminde, Anselmo Guinea que era un excelente cocinero a decir de José Orueta, se entrometía en la cocina del chacolí para hacer sus platos, las sopas de marisco, pescado, las ancas de rana, las bermejuelas, los pimientos verdes a la cazuela y los caracoles picantes, de las proximidades del chacolí
LOS SABINIANOS
"Los Bizkaitarras, han triunfado en toda Vizcaya"
¿Y quienes son los bizkaitarras, se preguntaran más de cuatro españoles?.
Pues los bizkaitarras no son más ni menos que un millar (me parece que me excedo) de hijos de Adán, con unas narices descomunales (símbolo de la nobleza vasca) que podrían suplantar con ventaja a los apagavelas de las numerosas iglesias y conventos, que pueblan y circundan nuestra añorada villa.
También los hay chatos, con unas narices abultadas, como los pimientos de Baracaldo, cuyos orificios (los de las narices) parecen mismamente las bocas de cualquier chimenea acampanada.
Las pezuñas que gastan o sean los pinreles o los "pieses", son larguísimos, anchos, verdaderas plataformas donde cómodamente pueden asentar el cuerpo de un gigante.
Le saldrá el pelo, suponiendo que sea calvo y más puntadas.
Dotados de enormes orejas (todo lo deben tener grande, estos hermanitos de raza) tienen un especial gusto que muestran colectivamente a la vuelta de los chacolís, después de haber trasegado unas cuantas cachas del infame morapio "maqueto".
Enemigos acérrimos del chulaponismo, son los que llenan las mezquitas taurinas y los cafés de los barrios altos donde se cultiva el baile y el canto flamenco.
Buenos mozos, buenos tipos con una exquisita limpieza en su indumentaria, que se refleja en sus relavados rostros, siéntense jactanciosos, presuntuosos y créense originarios de una raza superior a los demás, sobre todo a los españoles, a los que motejan de tiranos.
Una cosa sin embargo les preocupa y les atormenta y es el tamaño de su cabeza superior: el mayor agravio para ellos es que les llamen "buru andi". Están empeñados en tener la cabeza pequeña, de ahí que gasten boinas chiquitas como solideos o corolas de bellota. En la esperanza de que la boina chiquita les achique la cabeza. ¡No la tienen mala!.
Hay Bizkaitarras de distintos grados: de primera, segunda, tercera y hasta décimo grado, según el número de sus apellidos y la largura de estos.
El que ostente cuatro apellidos largos, podrá ser candidato a la presidencia de la futura República vasca. Y los que se apellidan Sota a secas, no pasaran en su vida de mozos de cordel. ¡ Aunque hayan nacido en el primer portal de Barrencalle!.
Del periódico de Bilbao, La Barredora en el año 1917.
Julio Camba el crítico gastronómico, periodista y humorista, dijo: Bilbao ha hecho un verdadero ante en la preparación del bacalao, suele triunfar en los chacolís bilbaínos, también las sabrosas merluzas y los deliciosos lenguados del Cantábrico, mayo de 1929.
LA TABERNA DE PALOCA
Aunque no se le puede considerar como un chacolí, porque fue taberna. Fue un sitio muy popular en Bilbao, en la cuesta de Atxuri.
Miles de bilbaínos han escanciado vino alguna vez en su vida y fue lugar de innumerables canturreadas. Desapareció a primeros de 1968, hoy solo quedan los vestigios de la que fue en otro tiempo.
En mi blog podéis ver una entrada de la Taberna de Paloca.
Los bilbaínos del sano deporte de la montaña saciaban su sed.
Por allí se cobijaban y pasan los romeros que iban a la ermita de San Roque.
Bebían agradecidos tinto y blanco, entre el bullicio de la juventud y cargado de bellos recuerdos.
En 1923 se construyó el chacolí de La Media Luna, por un tal Víctor de Zorroza, el dueño fue Pablo Gutiérrez hasta 1948 y su último dueño hasta su desaparición fue Fermín Martínez.
En aquellos tiempos, las familias, las parejas de novios y las cuadrillas de mozos, venían a pasar el día con su imprescindible tortilla de patatas en sus mochilas, luego a parte de esta solían pedir callos, bacalao a la vizcaína o morros que solíamos hacer. Los clientes podían calentar en la cocina si traían caldos o cocidos.
El chacolí de La Media Luna en Torre Urizar agoniza abochornado entre los nuevos edificios que poco a poco van borrando su historia.
La "cashuelita" de bacalao aquí tiene sus días contados.
Anécdotas, un billetero que desapareció con cinco mil pesetas de un señor de San Sebastián y fue devuelto a su dueño, por la hija del dueño que lo encontró en el jardín. Les ofreció una recompensa de mil pesetas que no aceptaron, todo esto antes de mayo de 1960 que fue cuando cerró sus puertas por derribo el chacolí.
"Comáis", "Bebáis" y "Paguéis"
El chacolí de Luciano con su juego de la rana estaba donde hoy se encuentra la plaza de Pedro Eguillor, detrás del Hotel Carlton y se derribó en 1909, para pasar posteriormente a Barrenkalle Barrena, 30 cerca de la catedral de Santiago, pero ya como restaurante. El chacolí era propiedad de Horacio Echevarrieta.
Damiana Aguirrebelzategui era la cocinera del Restaurante Luciano, la que le mandaba las cazuelas de bacalao a Indalecio Prieto, cuando todavía estaba en el sur de Francia, antes de marchar al exilio en México.
Restaurante conocido y reconocido, atrajo a muchos intelectuales y famosos artistas de cine, Ava Gadner, Ernest Hemingway, Lauren Bacall..... las paredes del comedor eran del pintor costumbrista José Arrue.
Las alubiadas, las cazuelitas de morros, patas y callos eran una de sus especialidades gastronómicas.
La taberna de Boyero en la calle Somera número nueve, su principal receta sardinas arenques acompañadas de chiquitos, menú típico de los almuerzos de Viernes Santo. El dueño se llamaba Ignacio Urresti y el apodo de Boyero, quizás de joven fue conductor de bueyes.
Entre los años 1916 y 1917 traspasa el local.
La taberna de Chinostra, que fue chacolí antes que restaurante, famoso por la receta de riñones en salsa. Su cocinera acompañó a los socios del Kurding Club a una excursión fluvial y gastronómica a lo largo de la ría.
Años después se pasaron a la calle Fernández del Campo y aquí festejo la boda Indalecio Prieto. Podeís ver en mi blog una entrada de Chinostra.
Al comienzo de la calle Fica estaba el chacolí Batxitxu, propiedad de Venancio Larrucea Basteguieta, más conocido por el nombre del chacolí. En un solar de Iturribide, 39 de su propiedad construye una casa en 1905 y en los bajos abre una taberna de segunda categoría en 1907. Hacienda le hace una inspección por ocultación de propiedades a efectos contributivos.
Al comienzo de la calle Iturribe, el chacolí Patas junto a la estación de Lezama, propiedad de Martín Aurrecoechea.
En los bajos de la Estación de la Arenas, la tasca de Sorzano, se llamaba Demetrio y fue presidente del gremio de taberneros de Bilbao. Tenía de clientes a muchos jugadores del Athletic, de entre ellos al famoso Pichichi que allí se gastaba los cuartos.
Estaba la taberna de Sorzano en la Plaza de San Nicolás dos, años después abrió otras tascas, en la calle Esperanza, en la calle Frontón de Euskalduna que con el tiempo pasaron a ser restaurantes.
En este chacolí veló sus primeras armas en la cocina, una guapa moza Pura Iturralde con doce años ayudando a su madre.
Antonio Iturralde Areitio era el que regentaba el negocio, con su mujer Juliana Gorostiaga, con un pequeño huerto familiar.
Estaba situado en la calle La Casilla siete, su propietaria era la viuda de Isasi.
En el año 1911 se produjo un incendio y en el año 1930 los tipógrafos le organizaron una comida a Indalecio Prieto, para celebrar su elección como diputado.
Muy cerca de ese lugar tenían su caserío los Bilbao, el pelotari Chiquito de Bilbao.
El chacolí se derribó para construir la calle General Salazar.
Fue cuando abrió sus puertas el restaurante de Santi el Marinero y Pura fue la reina de la cocina.
EL CHACOLI DE ZOLLO
Junto con el restaurante de Pura Iturralde, estos dos eran lugares del buen comer de la zona de Abando.
El chacolí de Zollo tenía su entrada por un callejón de la calle San Mamés que terminaba en la calle Iparraguirre, junto Arcas Gruber.
Con motivo del trazado de la calle Egaña, Zollo cambio su entrada por la calle Egaña 12, realizando algunas reformas quedó más bajo que la calle quedando un patio bajo con unos árboles a la sombra que era una delicia comer.
Su dueña se llamaba Tomasa Asúa Bilbao, especialista en la sopa de ajo y bacalao a la bilbaína. Era guapa y menuda con gran educación y genio para mandar a las "neskas", una gran guisandera, para ella ningún plato de la cocina vasca tuvo ningún secreto.
Los días de corridas de toros, Zollo vivía jornadas de no hay billetes.
El chacolí se fundó el año 1887, pero duró cinco años. En 1892 se convirtió en restaurante durante sesenta y dos años, sirviendo suculentas comidas y meriendas a dos generaciones de bilbaínos.
Tomasa Asúa era la dueña del restaurante, sesenta y dos años al servicio del restaurante, empezó con diez años para ayudar a su madre viuda.
Cuando ella empezó a trabajar Egaña, Gordóniz, Iparraguirre etc...eran una enorme extensión de huertas, entonces se vendían las huertas a siete pesetas el pie.
Al principio se dedicaban a las cazuelitas, por tres pesetas se servía con su jarra de chacolí, una cazuelita, pan y postre.
Después vino la dedicación a los banquetes y bodas, por once pesetas se servían entremeses, tres platos, café, copa y puro.
En este local se reunían la Sociedad de Labradores, durante más de medio siglo, el día de San Isidro.
Su hija Carmen la sustituyó hasta su cierre definitivo en 1936.
Cuando comenzamos el negocio teníamos de cien a ciento cincuenta comensales diarios, pero ahora los bares sirven lo que antes solo servían los chacolís y restaurantes.
El progreso se come todo lo típico en Bilbao.
CHACOLÍS EN EL AÑO 1911, ABANDO -BILBAO
Eran los siguientes: Viuda de Altuna en Indautxu, de Fernando Altuna Echevarría, su mujer se llamaba Josefa Antonia Aldasoro.
Se abrió en 1887, estaba en el camino a San Mamés (Barrio de Indautxu) vendía vino y chacolí.
Anselmo Aramburu, en la calle Zugastinovia.
Anselmo Arana entre Espartero y Henao.
Gregorio Asúa en la Alameda San Mamés.
Cirilo Echevarría, al final de la calle Gran Vía.
Antonio Iturralde, en Zugastinovia que era el antiguo Tragatierra.
Emeterio Meaza en Indautxu.
Joaquín Urrutia en Zugastinovia.
Blas Zuazo en Indautxu.
Pedro Zurinaga en Zugastinovia.
EL CHACOLÍ DE MALLAVIA
El caserío de los Altuna que se trasladó a Recalde, cuando construyeron la estación de Amézola.
El chacolí de Mallavia estaba situado en la primitiva plaza de Moraza, hoy Amézola.
Famosa por sus "casuelas" de bacalao a la vizcaína y angulas a la bilbaína, villagodios y otras menudencias.
El padre de Julián Echevarría "Camarón", también llamado Julián mandaba cazuelas de bacalao a Madrid en tren, en vagón debidamente acondicionado.
Julianón, así apodado el padre comía bacalao y angulas, unas veces con Joselito y otras con Belmonte, era empresario taurino y dirigió la plaza de toros de Madrid.
El fue el que hizo famosa la frase de "Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente".
Broncas y ovaciones toreras en ese chacolí, por estar junto a la plaza de toros.
Y las "casuelas de bacalao a la vizcaína", villagodios y otras menudencias.
Dejó de existir el 15 de octubre de 1953, cuando el río Elguera hizo de las suyas y se lo llevó todo por delante.
Sarita, Margarita y Pilar Uriaguereca Mallavia fueron las últimas guisanderas, con toneladas de simpatía y delicias gastronómicas.
Juan Cruz Uriaguereca toma en traspaso el restaurante de tercera clase de su suegro Félix Mallavia, en la calle Amezola uno en el año 1920.
Los coches aparcaban junto al tilo de la plaza de Moraza y en el nombre y recuerdo del chacolí de Mallavia, quedó perpetuado en el Txoko de Mallavia de la calle Labayru, especie de submarino donde bajar se bajaba bien, pero subir con la caldera llena, costaba lo suyo.
Por allí estaba la Sidrería de Blázquez con sus juegos de rana y el travieso rio Elguera, la serrería de Gabilondo y la chatarrería de Ormazabal.
Junto a la plaza de toros, se podía ver la terrible crueldad de los "caballos de la pica" como les abrían las tripas los toros, les cosían las tripas rellenándolas de crin y estopa con un siete en el vientre y otras vez a la plaza a enfrentarse al toro, la mortandad de caballos en aquellos años que había antes de inventarse el peto era terrible.
Que se sepa tuvo dos dueños, el primero se llamaba Fernando Altuna en el año 1893 se le impone una multa de 50 pesetas según el reglamento de higiene pública, por prostitución clandestina.
En este chacolí. en 1911 se celebraban grandes peleas de gallos, los domingos a las 10, 30 de la mañana, en aquellos años eran muy populares en Bilbao.
Fernando Altuna anteriormente tenía una taberna en la calle Laguna dos, junto a la Palanca y conocía por lo que se ve ese mundo.
En el año 1898 abandona el chacolí y se traslada a Uribitarte, 1.
Hay un periodo de tiempo de este chacolí y se hace cargo de él, lo coge en traspaso Eustaquio Bideganeta, natural de Ibarranguelua.
El chacolí de Tablas hacía esquina con las calles Licenciado Poza y Gregorio de la Revilla, donde desde hacía tiempo había una fuente.
El chacolí tenía una tejavana con un merendero resguardado.
Una tarde de verano de 1910 entró en el chacolí Alejandro Caveriviere y fue a la cocina a curiosear.
Se estaba cocinando un bacalao al pil-pil y eran más a comer de lo previsto y Alejandro decidió añadir al bacalao una fritada de cebolla, pimientos verdes, tomate y unos pimientos choriceros, de esta forma saciaban el hambre de todos los comensales, inventando una nueva receta a este bacalao, llamándolo Bacalao Club Ranero, el nombre de Ranero en homenaje a los socios de la Sociedad Bilbaína que tenían su club de rana en este chacolí y formaban una peña.
De Alejandro fueron famosas sus patas de cerdo trufadas.
El civet de langosta.
El pollo salteado Vert-Jup.
El rosbit Provinciano.
El carré de ternera Beall Jour.
Este señor era francés y había pasado por los mejores hoteles de Francia decidió quedarse en Bilbao como cocinero de la Sociedad Bilbaína de 1900 a 1936 cuando se jubiló.
En el chacolí de Tablas el 7 de mayo de 1914, se cantó el Roble y el Ombú, por el tenor Diógenes Eguileor al final de una comida que en su homenaje le dedicaron un grupo de amigos, de entre todos ellos "Chiquito de Abando", el éxito del zortziko fue tremendo.
Se derribó el chacolí para construir un grupo de viviendas, que estaba esquina Revilla con Licenciado Pozas.
Por allí también estaba el chacolí de Porru.
ARALUCE Y LA TROCA, CHACOLÍS DE ZORROZA
Lugar de andanzas chacolineras, en los famosos Araluce y la Troca.
La Troca estaba frente a Euskalduna, los dos cercanos al río Cadagua.
Donde se podía disfrutar de las cazuelitas de angulas, sambroquillos, quisquillas, carramarros, mubles y anguilas.
Tipos populares de Zorroza: Zorrogoiti, el Cadenero, Intxalde, Treinta y tres y José apodado por su enorme fuerza, el Buey, el Capi y Pitín.
Cuando llegó el matadero de Zorroza, fue famoso el restaurante La Chuleta, donde se comían los descomunales "Villagodios".
Estaba situado en el número trece del barrio de Luzarra (Deusto) y desapareció en 1951 para dar paso a la Clínica del doctor San Sebastián.
Cuando Deusto no era aún Bilbao, era costumbre por San José una romería, la única durante la Cuaresma.
Por toda la vega de Deusto se podían ver todas las campas, los merenderos y chacolís
Las tabernas y chacolís se veían invadidos de gentes y el plato obligado entre los más pudientes era el corderito con lechuguitas, tiernas de la huerta de Deusto.
Antaño los corderos se traían vivos y se sacrificaban en nuestros mataderos.
EL CHACOLÍ DEL PUENTE NUEVO
El viejo chacolí que al final de la Avenida de Castilla, donde Bilbao acababa su expansión, están las viejas parras de Puente Nuevo.
Bolueta era un pequeño enclave que crecía al calor de las actividades ferronas, su estratégica posición junto al puente nuevo, con tabernas y chacolís, donde se atendía a los viajeros de los caminos de Durango y hacia Madrid.
El famoso chacolí estaba enclavado en el mismo lugar donde hoy lo regenta la viuda de Corvera, al borde de un camino a Madrid era una carretera estrecha que conocieron las famosas diligencias o coches de postas a la capital del país.
En 1767 se hizo la carretera Bilbao- Pancorbo pasando el puente nuevo atravesando el río hasta Madrid.
Por allí partió un día Juan Crisóstomo Arriaga, para no volver llevándose su prematura juventud y todo su precoz talento.
Junto al Ibaizabal, ofrecía un delicioso lugar para la merienda sobre la hierba y deliciosos tragos de chacolí.
El chacolí obrado el milagro de hacer a los bilbaínos alegres y orfeonistas, no hacía falta ser de una determinada mesa, luego todos se juntaban para cantar.
Fue más taberna que chacolí, famosa por su carne exquisita, por estar cerca el matadero de Tívoli, anguilas en salsa y pollos tomateros a la bilbaína.
Hubo aquí en Bizkaia un bandolero que trajo en jaque a la justicia, dio que hacer a escribanos, amanuenses y curiales. Se llamaba Manuel Antonio de Madariaga Ustara alias "Patacón" vecino de Larrabezua y de oficio herrero, casado con Agustina Mericabeitia Cafranga, se casaron en Larrabezua el 14 de abril de 1819.
Patacón había nacido en Galdácano y fue bautizado el 15 de julio de 1796.
En abril de 1829 es nuevamente detenido, en el Archivo de la Diputación de Bizkaia y en el Archivo del Corregimiento de Bizkaia hay abundante documentación de él, de todas sus correrías y fechorías en las cuales también participó su hijo Juan Antonio.
En 1809 Patacón participó con la banda del facineroso Ochoa, en el asalto y despojo del presbítero Juan Ramón de Aguirre.
Ochoa suprimida la pena de la horca, sería posteriormente ajusticiado con garrote vil, por delitos contra el orden público, robos y otros excesos.
Patacón fue detenido en 1823, le condenaron a ocho años de cárcel, fue destinado a un presidió en Melilla y se fugó, llegó a Málaga en un barco enrrolado de marinero.
Patacón emprendió el camino a Bizkaia, tardando en llegar dos meses.
Junto al antiguo matadero municipal de Tívoli, existió un hermoso caserío, con ganado vacuno estabulado, destinado a dicho matadero.
Al dueño le llamaban Patacón y decían que era pariente del Patacón del siglo pasado y el estaba orgulloso de su parentesco.
En la puerta del caserío, había un zorro de color zanahoria con un collar y cadena al extremo con un anillo corredizo, para facilitar sus idas y venidas, se pretendió aparearlo con una bonita perrita pero sin resultado, el astuto zorro lamía las patitas de la perra y luego le mordía.
EL CHACOLÍ DE LARRAZABAL
Fue el famoso escenario del discurso de Sabino Arana, estaba situado en el barrio de Uribarri.
El discurso de Sabino Arana fue el 3 de junio de 1893, sentando las bases de su ideario político, una veintena de simpatizantes asistió a la charla y una posterior merienda-cena con sus jarras de chacolí, todo acabó en una agria discusión y a punto de llegar a las manos.
Cuantos txakolineros clásicos en sus excursiones domingueras.
En aquella casa de labor habitó el guerrillero carlista "Caballuco" José Andéchaga Asúa 1821-1890, los liberales tiraban sus granadas desde Mallona hacía el caserío de Larrazabal.
Arana acabó convencido que determinados temas graves, no era lugar adecuado para discutirlos en un chacolí. Lo que había comenzado como una cordial y opípara francachela que acabó como el rosario de la aurora, cada uno por su lado. A esta primera reunión asistieron el doctor Enrique Areilza, Ramón de la Sota y otros, tras el brindis y las cazuelitas y Sabino Arana entonó su discurso, que se fue encendiendo gracias a las jarras de chacolí.
Gregorio Ibarreche Ugarte asistió al acto y posteriormente fue alcalde de Bilbao, el primer nacionalista en la casa consistorial.
Allá en las estribaciones de la colina de Artagan en la república de Begoña se alzaba el modesto caserío de Larrazabal, ¿ cuantos chacolineros clásicos han pasado en sus excursiones domingueras?, atravesando con indiferencia sus muros junto a la pared medio destruida del caserío.
"El nacionalismo vasco avanzaba con fuerza y entusiasmo, su desarrollo se hacía de forma hábil y su organización era perfecta y manteníamos estrecha relación a pesar de las dificultades con los filibusteros de Cuba y Filipinas. Nuestra actuación era de absoluta clandestinidad, reuniéndonos en los chacolís de Begoña, donde solía llegar con alguna frecuencia Sabino Arana, el con su habitual sencillez y autoridad nos ilustraba y nos recomendaba líneas de conducta."
Pero en ese avance que decían los sabinianos, enfrente estaban los socialistas. Un periódico llamado El Ruido, que se denominaba en su cabecera "Petardo Dominguero", con sede en la calle Alameda San Mamés, el 3 de agosto de 1902 decía lo siguiente pasada ya la fiesta de San Ignacio.
"La manifestación del jueves, lo de todos los años, si la cultura de un pueblo se mide por su respeto y tolerancia, el Bilbao del jueves de la antipatía y odiosa fiesta del fanático y cojo San Ignacio de Loyola, no ha podido mostrarse, ni más intemperante, ni más aborreciblemente inculto.
La mayoría de los participantes en esas algaradas eran chicuelos embriagados en los chacolís y tabernas de las afueras.
A esto queda reducido las bravuconerías de los bizkaitarras, cuatro imbéciles con sus utopías, que alegremente beben al compás del Gernikako.
Y terminaba: Arriba los pobres del mundo
de pie los esclavos sin pan
y gritemos todos unidos.
¡Viva la Internacional!.
Los chacolís de Begoña los domingos estaban cargados de gente.
Los Quintana-Salcedo era una familia que poseía los caseríos de Trauko, Larrazabal y Mendiaga, en el barrio de Uribarri y una finca en el Molinillo.
Eran los dueños del Palacio de la Quintana, junto al ayuntamiento de Bilbao, viñedos y algún monte que también eran de su propiedad.
Blas Quintana Uribarri nació en Begoña y bautizado el 3 de febrero de 1838, su mujer se llamaba Leonor Salcedo Jussué y se casaron en 1862.
Su padre se llamaba Víctor Zenón Quintana Arana, nacido en 1797 en Begoña, casado con Josefa Uribarri Uribarri.
Sus abuelos Joaquín Quintana Uribarri y María Josefa Arana Olarra Villabaso.
Pero había otros muchos más, repartidos por toda Begoña, cerca de la Basílica de Begoña, Garrapillo, La Estrella, Llorente, Patxico de la Torre, Lecanda, Orueta.
Melchor Basterreche y el chacolí de la Rubia (Zenobia), eran los primeros en iniciar la temporada .
En Garaizar, el Aldeano, Antonino (San Verde), Leguina.
En Matalobos, Madariaga, Melchor, Maguregui (la Chorisa), Gasteluiturri.
El chacolí Vista-Alegre, en la calle Santa Clara dos de Begoña.
En el año 1906 sufre un incendio, Calixto Marquínez y su mujer eran los inquilinos en ese momento.
El Polvorín, en Begoña en la llamada Estrada del Polvorín.
Allí también estaba el fuerte de Artagan con una guarnición de soldados, había un fielato, un lavadero y un matadero.
En el año 1918 con motivo de la gripe, existió un lazareto en el lavadero.
La construcción del Fuerte de Artagan se fortificó en el año 1836, había otros fuertes en Begoña e inmediaciones: San Roque, Santo Domingo, Monte Avril y Molino de Viento en los años 1870.
El barrio de Matalobos estaba en el camino o estrada al barrio de Ocharcoaga, existía en 1864 un caserío llamado Matalobos, el convento de el Refugio, una fuente y un lavadero con el mismo nombre, la casería Garay y Gorostizaga.
En Zurbaran, el Cuatrero, Landeta, Guarda Viñas.
En Trauko, además de el chacolí de Larrazabal, Pastelero, Lasay.
En Uribarri, Esnarrizaga, Montaño, el Arratiano, Urgogor, Eleuterio (el Lobo).
Adrián Sarasola "Tutulu" caserío 27 Travesía del Cristo, Elías Beascoechea "Zeleminchu", Valentín Jaureguibeitia "Montaño", Manuel Guericaechevarría, el de Lasa más conocido por "el alcalde viejo", Tiburcio Bilbao "el Pastelero", Ramón Jaureguibeitia "el Arratiano", José María Bernaola el de Landeta.
Luis el de "Trauko"era famoso por sus patitas de cordero y Larrazabal la asadurita con verduras, Madariaga se hizo famoso por su ración de angulas con un pan especial de Gordejuela, la jarrita de chacolí y de postre macarrones.
Estaba situado en el barrio de Ibarrekolanda (Deusto), en la que hoy es la calle de Arbolagaña. Era un caserío con un enorme platanera común y una plataforma con asientos y una mesa donde se sentaban los clientes para tomar unos tragos y desde allí se podía acceder a la vivienda con tres habitaciones. Abajo en el interior del caserío, barra y un comedor amplio para más de cien comensales, con jardín en la parte trasera y un gallinero.
EL CHACOLÍ DE GARROTE
En el popular barrio de Recaldeberri estaba este popular chacolí, que posteriormente se llamó restaurante Gaztela.
Su primer propietario allá por el año 1889 cuando empezó a funcionar, se llamaba José Echevarría y al morir le sucedió Carmen Beascoechea.
Fue chacolí, cervecera y juego de bolos, el primer juego de bolos moderno. Allí tenía su sede social el Iturrigorri, Club de Fútbol y era lugar de parada obligatoria a todos los mendizales que iban al Pagasarri por la fuente de Iturrigorri.
Cientos de bodas, bautizos, despedidas de soltero y comuniones.
Cuantas canciones y bilbaínadas oyeron sus paredes, momentos felices, que sembraron la alegría de todos ellos.
Al morir Carmen, los hermanos se hicieron cargo del negocio, Tomás, Eugenia y Francisca.
Se casaron las dos hermanas y Tomás se quedó con el negocio.
La última dueña fue María Cuesta, la viuda de Tomás, el chacolí desapareció el 24 de enero de 1965, un edificio de viviendas se construyó en su solar.
LOS CHACOLÍS MONTAÑO
Un Montaño estaba en Somorrostro a 316 metros sobre el nivel del mar, sus cepas tenían fama de ese vino bebían los carlistas y liberales.
En ese barrio había cinco caseríos, tres ocupados y dos vacíos, los liberales les rompen todas las barrica, eran diez y seis y de remate les ahogan a los bueyes en la cuadra.
De la batalla de Montaño sacó muchos cadáveres de soldados, algunos lo exageran hasta diez mil, posteriormente recibieron sepultura en cuevas cercanas.
Ángel Lejarza Cuadra, cuenta que su padre, abuelo y bisabuelo hacían chacolí blanco de 14º, para acompañar el chacolí vendían bocadillos de pan con queso.
Sus abuelos Francisco Lejarza Inchaurrondo se casó con Martina
Capetillo Vizcaya el 8 de noviembre de 1858 en Muskiz.
Su padres Pedro Lejarza Cuadra casado con Buenaventura Cuadra Lejarza.
El 24 y 25 de febrero de 1874 la primera batalla de carlistas y liberales, paso por el puente de San Juan y asalto al Montaño y San Pedro de Abanto, posterior repliegue de tropas.
Segunda batalla el 25 de marzo de 1874, atacando a Montaño por los montes y fortificaciones de las Carreras, tres días después tregua y enterramiento de cadáveres en fosas comunes.
UNA MERIENDA EN EL CHACOLÍ DE MONTAÑO, EN BILBAO MARZO DE 1883.
¿ Y que hemos de comer? le decía yo a un aficionado al vino foral.
¿ Que ha de comer pollo?.
El de los pollos es uno de los primeros bebedores de chacolí, el cual nos invitó el otro día a beber unos cuantos vasos en la casería llamada "Montaño", ahí en la falda de Begoña.
No fuimos solos nos acompañaron cuatro chacolineros, tan buenos bebedores como comedores, no pudimos hacerle desistir de que nos convidase a merendar, tenía mucha afición a comer, al chacolí y mucha terquedad.
No pude resistir las tentaciones del chacolinero, me hizo tales elogios del chacolí de Montaño, llamándolo unas veces riquísimo vino, otras Burdeos vizcaíno y algunas Champagne de Begoña.
A las cinco de la tarde llegamos a la casería, llena de chacolineros que se nos habían anticipado, estaban haciendo honores al chispeante vinillo de Montaño.
El dueño estaba al pie de la barrica sin dar reposo a sus manos, así como varias otras personas que le ayudaban, sirviendo en la mesa, dos grandes jarras y más allá una descomunal fuente de merlusita frita.
Aquello era algo más que hacer los honores, ustedes se van a dejar guiar de mi que no les llevaré a ningún mal sitio.
Tienen ustedes para merendar mojojones, chirlas, percebes, merluza frita, bacalao.....
¿Nada más? también hay camas a prevención, pues vete sacando y a la mesa señores.
Renuncio a contarles a todos ustedes como estaba la merienda por compasión, merendamos nosotros y toda la familia de Montaño.
Del chacolí que bebimos no hay que hablar, esos cosas no se dicen, se beben.
Con la salsa de los diversos platos el chacolinero la puso al fuego para hacer una sopa.
Antes de emprender la marcha tomamos la espuela, cosa que no puede faltar porque es el reglamento y la rúbrica.
Se lavan los vasos que nos han servido y se llenan otra vez de chacolí.
Se levanta la sesión, los chacolineros vuelven a su casa dispuestos algunos a cenar en familia o a cenarse a la familia, como si haría una semana que no han desayunado.
En honor a la verdad hay que decir que muchos de los que acuden allí hacen fari-merienda, esto es merienda-cena.
Estos chacolineros son gente sobria y económica que nada tiene que ver con los aficionados de pura sangre, los cuales todas las tardes de la temporada meriendan en esta o en otra casería y saben donde está el mejor chacolí, donde se come la mejor "merlusita frita".
Hay hombres que durante la semana se dedican a probar todos los chacolís de cercanías de Bilbao, todos empiezan por el más exquisito que no abandonan hasta que lo terminan, siguen por el segundo, luego el tercero hasta que no queda ni una gota de vinillo foral.
Entonces se mete en su casa a esperar que llegue la vendimia, la fabricación del chacolí, la fermentación y vuelta a empezar.
Se echa nuevamente al campo y así pasa la vida.
EL CHACOLÍ DE JUANTXU
En el año 1882 se inaugura un establecimiento llamado " El Capricho", por las fiestas de Carnaval. Es un precioso salón de baile en la calle de la Paza, frente a los Campos Elíseos y junto al renombrado chacolí de Juantxu.
Es de esperar la asistencia al salón a todos los aficionados al arte de Tersipcore, así si los bilbaínos queréis divertiros y gastar poco acudid al nuevo salón.
EL KATE ZAHARRA / C ADENA VIEJA
En el Alto de Santo Domingo, existió un fielato con una cadena y todo el mundo tenía que pagar lo que llevaban, para bajar a Bilbao. Estaba en la carretera de la Herradura.
Donde hoy está situado un restaurante de gran categoría, con unas magníficas vistas sobre Bilbao.
Son los hermanos Baliño, Amancio y Patricio, con maderas nobles y piedras de otros caseríos se edificó el actual restaurante, Kate Zaharra.
Los hermanos Baliño venían del restaurante Miguel Ángel del final de la Gran-Via y el nuevo se abrió el 14 de mayo de 2002.
Pero allí hubo antes otro chacolí con el mismo nombre de Lorenzo Araluce, en el fielato estaba la Casa de la Cadena en 1840, la cantera de Santo Domingo y más abajo el bebedero de Saconeta.
Había en Bilbao dos calles con el mismo nombre, de la Cruz y una de ellas cambió de nombre para pasar a llamarse el Amparo, esto fue en 1878 cuando existían dos ciudades Abando y Bilbao.
Había un hospital Nuestra Señora del Amparo, a finales del siglo XVIII se uso como cárcel de presos en 1777, cuando se declaró una fiebre contagiosa en la prisión bilbaína del Portal de Zamudio.
Cuando se tuvo que cambiar el nombre de la calle por eso se puso el Amparo. Se conserva, el camino del Amparo o casa del Amparo, entonces era un barrio humilde de costureras, cigarreras, peones y jornaleros.
Junto a la campa de Mena, existía una finca con frondoso arbolado. En este paraje existió una casería que luego sus dueños lo transformaron en el palacio, el de Mena o de los Zabalburu.
También este sitio de Mena existió un mesón tradicional, en el cruce de caminos cuando se llamaba la Cruz de Mena.
Este mesón estaba a cargo Francisco Olabarriaga casado con Marcelina Eguileor el 22 de febrero de 1871 en San Vicente Mártir de Bilbao. Francisco Olabarriaga Arbe nació y fue bautizado el 5 de octubre de 1848 en Arrazua o Arratzu, que venía de tener una taberna en las Cortes.
Entre los años 1878 a 1880 la familia Azcaray se hizo cargo de un negocio, en la calle de el Amparo, primero chacolí - taberna, para luego pasar a ser el famoso restaurante de Bilbao.
Sebastián Azcaray Ansótegui, fue bautizado el 20 de enero de 1828 en Abando y fallecido el 9 de abril de 1881 en Bilbao.
Casado con Felipa Eguileor Urrutia nacida en Abando el 23 de agosto de 1830 y por cierto una excelente cocinera. Se casaron el 8 de abril de 1861 en San Vicente Mártir de los Jardines de Albia.
Sus hijas las reputadas cocineras Úrsula nacida en 1869, Sira en 1876, Vicenta en 1866 y un chico Enrique en 186
FIN
Chacolí en la alto del árbol, Ana Vega Pérez de Arlucea.
La Hemeroteca del El Correo.
Euskariana.
Biblioteca Nacional de Madrid.
EL ARCHIVO FORAL DE BIZKAIA.
Una nueva cultura entorno al chacolí de Bilbao, María Olga Macías Muñoz.
Igual puede interesar. Alrededor de 1.965 cuando con mi amigo donostiarra XABIER Gutiérrez, realizábamos (decorando) la sala de fiestas en San Ignacio, de LA JAULA, solíamos ir a comer a un baserri-TXAKOLÍ, bajando de S.Felicísimo a la ría, que (creo recordar) se llamaba GOIALDE. Tenía un hueco en la zona de cuadra, entonces sin animales y un exiguo mostrador, donde tomábamos txakolí blanco, aunque también tenía gorria.
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