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martes, 30 de julio de 2019

EL ARBOL GORDO DE ARBIETO, EN ABANDO




el Árbol Gordo de  Arbieto
EL PAISAJE
En Abando-Olaveaga las caserías salpican el paisaje en la planicie de Abando, el censo de policía de 1825 va citando los nombres de propietarios y hacendados de Bilbao.
Tienen sus propiedades alquiladas a los aparceros y son pocos los que por esos años viven en Abando, años después algunos de ellos pasarían a construir sus viviendas y palacios con espléndidos jardines.
Los Mascarua, José María Loyzaga, Francisco de Mazarredo Gómez de la Torre, comerciante y militar. La casería de Manuel de Vitoria familia de alcaldes y regidores.
Pedro Novia de Salcedo Castaños poseía cuatro caserías en el año 1712, uno de ellos estaba en San Mames casa y casería con 4.757 estados de viñas y pan sembrar y otra casa llamada El Crucifijo más pequeña en el año 1730.
Manuel Barrenechea con tres caserías, era una antigua familia de regidores.
Francisco Salazar, Juan Antonio Sagarmínaga regidor de Bilbao que poseía dos caserías con Juan Abando además de la suya.
El Patrón de Begoña el Marqués de Vargas, José María Gortazar Loizaga, alcalde de Bilbao.
Cirilo Pérez de Nenín aficionado a la música y Pantaleón Pérez de Nenín inmortalizado por Goya, este tenía su residencia en Abando. Era una familia muy conocida de hidalgos y comerciantes que venía de antiguo.
José Jacinto Romarate Salamanca, militar, político y hacendado, tenía dos caserías y vivía en una de ellas.
Claudio Zumelzu uno de los mayores propietarios de Bizkaia, tenía tres caserías de su propiedad y aún no había construido
su palacio.
Eladio Villabaso, comerciante con dos caserías.
José Guendica, familia de políticos, alcaldes, regidores y un síndico. Un comerciante llamado Bernardo Rivero que vivía allí.
Las monjas de la Encarnación y Manuel Vitoria que era el propietario de cuatro caserías.
En el año 1883 había una caseta de celadores para cobrar los arbitrios en el punto llamado del Árbol Gordo.
Cuatro años después se lleva la caseta a las inmediaciones de la Casa de Misericordia de San Mames, pues se cree que los servicios de recaudación serán más eficaces.



donde se edificó el Instituto los árboles a la derecha

UN PASEO ROMÁNTICO POR ABANDO:
El que quiera matar dos pájaros de un tiro o lo que es y no es lo mismo, dar un paseo y volver a casa con una perfumería sobre su alma y su cuerpo.
Siga el itinerario que le indicamos:
Pase el puente de Isabel II, tome la calle de las Acacias que conduce a la campa de Albia.
Ya allí el viejo jardín de los Zabalburus que está a la derecha, le saludará echándole una tutarada de esencias que le hará exclamar como cierta criadita de cierta comedia al darse la pomada de su señora ¡Hay que porquería tan rica!.
Al llegar a la campa de Albia delante del que fue Consulado Francés, la madreselva y los rosales le pondrán perfumes que no habrá por donde desechar.
Tome la calle Luchana y haga alto delante de una linda casa blanca, en cuya verja hacen de porteros dos granados en flor y verá como le obsequian las azucenas, los rosales, el tomillo y los claveles.
De cuatro pasos atrás y entre por una callejuela de la derecha donde unos brevales le dirán:Si pasas por aquí un poco más tarde, no te escapes sin que se te hagan los dientes agua.
Plantese bajo las acacias en flor, los laureles y los árboles del paraíso que asoman a la tapia del jardín del general José Félix Allende Salazar Mazarredo.
Doscientos pasos más adelante sintiese a descansar en las gradas con que el amor de la República de Abando ha rodeado aquél venerable roble plantado el año 1190, en memoria de la erección de la Iglesia de San Vicente Mártir que por más señas es el primer roble de Vizcaya.
Se viste de verde follaje, si el respeto lo consintiera todos le llamarían el viejo verde.
El anciano siete veces centenario le contará de muy peregrinos amores y de guerras, también le hablará con lágrimas en los ojos de un contemporáneo suyo que vivió hasta 1804, en el cruce inmediato donde le condenaron a ser descuartizado y quemado por los soldados con motivo de la Zamacolada  y mientras tanto los naranjos, rosales, los árboles del amor y las magnolias cercan la blanca y sencilla  casa de la viuda e hijos de Echevarría- Vildósola y las azucenas y rosales del parque del palacio de los Zumelzu que le irán ungiendo con las esencias del paraíso.
Vuelva a la calle Luchana, no sin haber aceptado los obsequios que le harán tímidamente unos claveles y unos alelíes desde los humildes tiestos de unas pobre ventanas y casi frente a la puerta de los Campos Elíseos detengase.
La madre selva, las azucenas y los alelíes del jardín de Julio Lazurtegui y la flora de los Elíseos le pondrán hecho una primavera.
Cuando se vaya alejar de allí, el florido brazo del jardín del colegio de San Antonio se le acercará perfumado y cariñoso para hacerle una fineza. Atraviese la carretera y entre en la calle Ercilla y deténgase bajo aquél misterioso y enramado mirador del consulado francés. Unos naranjos y un limonero le ofrecerán la rica esencia del azahar y unos guindos a despecho de los pájaros le obsequiaran con su rico fruto.
Llegue a la verja del palacio de Aurrecoechea y allí azucenas, rosas, claveles, glicinias. Todo lo bueno que Dios crió en los jardines probará, con sus obsequios que aquél palacio tiene, por portería un edén en miniatura.



Antigua estación de Abando, a la derecha la Iglesia de San Nicolás y la casa de los Gómez de la Torre
de Absolut Bilbao

Al salir al puente de Cantalojas aspiro las perfumadas emanaciones que vienen del palacio de Zabálburu, pero no vaya hacia el lado de donde vienen porque el palacio y los jardines están tristes del desdén de sus ausentes y opulentos dueños miran su hermosura, de algunos pasos por la calle Recalde y deténgase junto a la tapia del jardín de Zugasti. Verá como le ofrecen primicias del azahar, de un naranjillo que se asoma tímido y humilde a la tapia, conociendo su debilidad pide amparo a sus dueños, abrigándose contra la morada de estos y como los claveles, los rosales, el tomillo, las azucenas y los alelíes para él invisible le dicen: Aquí estamos para servirle y obsequiarle.
Por último tome la calle San Francisco y luego baje por el puente a la puerta del jardín de La Riva, deténgase un poquito que ya le ha visto bajar un gallardo naranjo que señorea en el jardín.
Hay otro paseo que pueden emprender el bilbaíno por el margen derecho de la ría, es decir hacia el Campo Volantín, pero no hablamos ahora de los jardines de esa parte.
*El Correo Vascongado del 1 de junio de 1873, el periodista Antón de Loreaga.
Pantaleón Pérez de Nenin,pintado por Goya
del BBVA

En nuestras tierras vascas hay un antiguo culto al árbol, quizá provenga del celta primitivo. En Bizkaia existían árboles juraderos, uno de ellos desarrollaba la liturgia foralística el de Gernika.
En Bilbao había dos árboles famosos en pleno corazón urbano, uno el tilo del Arenal y otro el árbol Gordo de Arbieto, en el entonces llamado Ensanche de Bilbao, en la anteiglesia de Abando.
Don Miguel de Unamuno enamorado de la naturaleza y paseante incansable de campos, bosques y montañas, escribió La estrada de Albia:
                                   Aquí donde hoy está esta plazuela
                                   antaño se alzaba el Árbol Gordo
                                   y las que hoy son cuajadas calles
                                   eran huertas de verdura,
                                   mi pueblo me es extraño,
                                   mi Bilbao ya no existe,
                                   por donde un día fueron mis afueras
                                   hoy me paseo triste.
                                   Yo en las dulces mañanas sosegadas
                                   del amarillo octubre,
                                   al que un cielo de plata abriga y cubre,
                                   no brindarán su calma las estradas 
                                   ni sus setos, las verdes zarzamoras,
                                   rechinan los tranvías y automóviles,
                                   más henchidas transcurren hoy las horas,
                                   pero ¿donde te fuiste recogimiento?
                                   ¿donde el fluir aquél de nuestra vida,
                                   tan mansa y lenta,
                                   en su marcha tan suave y tan seguida.
                                   Yo tus raíces y mocedad, no encuentro
                                    y cuanto más me adentro
                                    más lejos dejo esta que fue mi cuna....
                                    Yo he traspuesto la cumbre,
                                    y están rojos de otoño mis recuerdos,
                                    y ya la pesadumbre,
                                    siento de un porvenir de cuesta abajo;
                                    Dios mío, ¡Que trabajo!  
                                    el trabajo sin fin de resignarse.
                                    Van cayendo las hojas,
                                     por el otoño rojas,
                                     del árbol una a una;
                                     bien se que volverá la primavera.
                                      ....................................................
                                              


UNA PEQUEÑA HISTORIA: En las inmediaciones del Árbol Gordo, se habían desarrollado sangrientas luchas de banderizos en cuya memoria, se insertó una cruz de hierro en lo más alto del tronco, allí venían a celebrar la junta vecinal una vez al año los feligreses de San Vicente de Abando.
La iglesia de San Vicente Mártir se erigió en el año 1190, lo más antiguo de esta iglesia es la portada meridional, de una de sus naves de estilo gótico puro, que no va más allá del siglo XIII, se reedificó en el siglo XVI. restos de un templo anterior cuyas obras empezó un antepasado del primer conde de Ayala, Garci Galindez señor de Ayala y de Salcedo casado con Alberta Sanchez(hija del señor de Orozco, Sancho García de Zurbano). Los señores de Ayala y Salcedo también fueron los fundadores de Abando, uno de sus hijos el tercero, García el Tuerto de Salcedo, inició el más antiguo linaje el de los Basurto(en medio del monte o bosque).
En febrero del año 1604 hubo una disputa, sobre el toque  de las campanas dobles en la iglesia parroquial de San Vicente de Abando. Por el toque de difuntos de las casas solares de Arbieto y Basurto de Acha.
El árbol de Arbieto distaba mil pasos de la iglesia de San Vicente Mártir, por la estrada de Arbieto.
Los Arbieto vinieron de Orduña y el nombre de Arbieto ¿viene de ese barrio de Orduña o era su apellido en realidad?
Hubo una casa torre de los Arbieto en Abando en el barrio de Ibarra y la habitaba Pedro de Arbieto en 1567, pero ya antes los Arbieto tuvieron dos torres una en la calle Pesquería en 1464 de Juan de Arbieto y otra en la calle Santiago su dueño era Juan Fernández de Arbieto.
Al tilo del Arenal se lo llevó el viento en una noche de galerna del sur y el de Arbieto al quedar solo los vecinos redoblaron sus cuidados para conservarle pero todo fue inútil, fue talado por el hacha del progreso y del urbanismo.



LA CASA DE LA RUSA:
Mas allá de las casas cercanas a la ría, se desarrollaba la preciosa campiña de Abando llena de pintorescos caseríos, frondosas alamedas y robledales añejos como el de la Rusa donde hoy esta el edificio de la Diputación, rodeadas de campas, riachuelos, veredas y estradas que formaban la deliciosa Albia.
Los Sarachaga eran originarios de Güeñes, donde existe el palacio de la Quadra Salcedo, Arrieta-Mascarua o Sarachaga.
La rusa se llamaba Catalina Lobanoff de Rostoff, estaba casada Jorge Sarachaga Uría Nafarrondo. Era diplomático y en el desempeño de su carrera le llevó a la corte de Rusia y se enamoró de la princesa. También fue oficial del ejército del Principado de Baden.
El padre de Jorge se llamaba Florentino Sarachaga Izarduy, tenía muchos mayorazgos y un buen número de tierras. Una casa de baños en Achuri, subscribió un empréstito a favor de la villa con el Consulado, para hacer frente a las tropas acantonadas en Bilbao en 1804, fue alcalde y regidor capitular. Le confiscaron sus bienes por ser afrancesado, José I le nombró prefecto de Manzanares en intendente de la Mancha, donde nació su hijo Jorge Sarachaga Uría en 1810.
Florentino estaba casado con María de Uría Nafarrondo y Urrutia.
Jorge se casó en Rusia en 1837 con Catalina, era camarera de la emperatriz de Rusia e hija del príncipe Alejo de Lobanoff, que era Gentilhombre de Cámara con ejercicio del Emperador ruso y de doña Catalina Alejandra Ancheleff y Ribicoff su mujer.
Catalina y Jorge tuvieron tres hijos, Esperanza, Alejo y Guido que murió niño
En San Nicolás de Bari de Bilbao fue bautizado un niño el 8 de noviembre de 1840, llamado Alexo, Florentino, Severiano Sarachaga Lobanoff.
En la casa palacio de la Estufa, de los Gómez de la Torre junto a la iglesia donde lo bautizaron se celebra el acto social con toda solemnidad y la etiqueta que requiera el momento.
Su padrino fue José María de Uría Nafarrondo y el conde Gregorio Rucheleff, natural de San Petersburgo general del séquito de su majestad imperial.



Plano del 27 de setiembre 1889
el cuadrado a la izquierda es la casa de Sarachaga, más abajo la estrada antigua y debajo la propiedad de Luis Villavaso.
La campa de Arbieto está a un costado de la casa de los Sarachaga.
Archivo de la Diputación Foral de Bizkaia.
Jorge Sarachaga y Uría Nafarrondo murió en Burdeos en el año 1845.
Catalina falleció en un palacio que poseía en Florencia en el año 1847 y los dos hijos pasaron a vivir con su abuela que había trasladado su hogar a París, al morir la abuela el abuelo se hizo cargo de ellos,viajando por toda Europa. Se llamaba Alejo de Lobanoff, la vida de los niños fue muy agitada y llena de episodios interesantes. El chico estudió la carrera de ingeniero y regresó a Madrid ingresando en la carrera diplomática.
En el 19 de enero de 1862 el Zar de Rusia Alejandro III le nombra barón de Sarachagoff, frecuentando los más nobles salones de todas las Cortes de Europa.
Hablaba siete idiomas, en 1869 es agregado de la embajada en París, en el año 1872 se refugió en San Petersburgo por lo agitado del momento político de Europa.
La muerte de un niño a la puerta de su casa por frío revivió sus sentimientos religiosos, vendió parte de sus propiedades para hacer obra social y benéfica.
Financió el Museo Herion en Paray Le Monial(Borgoña del sur). Vive en Paray Le Monial durante cuarenta y cinco años y en 1903 se casa con Eugénie Champion, muriendo en Marsella el 4 de mayo de 1918.
Su hermana Esperanza Sarachaga, baronesa de Truchsess Wetzmausen casada en 1862 con Friedrich Truchseb, ministro del Luis II de Baviera. Compartieron gustos y aficiones con el rey, murió en Cannes a los 74 años.
En el año 1896 Esperanza vivía en Munich y ya era viuda, según documentación que consta en el Archivo de la Diputación Foral de Bizkaia.
En el año 1861 hubo una disputa sobre la propiedad,¿Campa de Arbieto o de Zumelzu? se discutía la titularidad de dicho terreno, entre los Sarachaga y los Zumelzu.
También José Luis Villabaso tenía un terreno de su propiedad en el callejón del Árbol Gordo, junto al circo de la Gran Vía, solar que se pretende cerrar en el año 1892.
En el ideario de los bilbaínos quedó la casa y finca con el nombre de la Rusa.
Siendo presidente de la Diputación el señor Alzola se acordó emprender la construcción del nuevo palacio que se inauguró el 31 de julio de 1900 festividad de San Ignacio.


Esperanza Sarachaga
archivo Museé de France Le Hiéron
EL CÓNSUL INGLÉS
Lugar de paseo de los bilbaínos, el llamado Crucero de Arbieto que corresponde a las calles de Astarloa, Gardoqui, Bertendona, Licenciado Poza y Rodriguez Arías.
Era un lugar de animadas reuniones y de meriendas generosas. Cuando se derribó el árbol en su lugar se colocó un desgarbado farol de gas.
Delante del robledal se levantaba la hermosa casa solar de Gacitua un linaje de antiguo que procedía Lemoniz con una casa palacio. Los Gacitua estaban emparentados con los Gómez de la Torre y los Allende Salazar.  
Algo más allá y siguiendo el pintoresco camino de San Mamés estaba el Árbol Gordo o Roble de Arbieto. En el centro de una pequeña campa-plazoleta con dos hermosos jardines circundantes.
Una de estas casas de campo pertenecía, al cónsul inglés don Horacio Young que durante muchos años fue cónsul de Inglaterra en Bilbao.
En junio de 1870 el cónsul promueve un juicio de faltas contra Ildefonso Arrese de profesión confitero y Mariano Arzubiaga, empujan y atropellan a Juan Samuel, Guillermo Charles, Richard Davis y Juan Clement, súbditos británicos y capitanes de las goletas Naiad, Blanche, D.W. Pukering y del bergantín-goleta Pearl.
El motivo de la discusión y pelea fue porque los capitanes ingleses no se quitaron la gorra durante la procesión religiosa en la calle Bidebarrieta.
En el año 1885 en virtud de un oficio presentado por el cónsul inglés, el personal municipal le limpia el excusado de su residencia sita en la calle del Árbol Gordo.
En el año 1887 las oficinas del consulado estaban en Bilbao, en la calle Estación 28 y con motivo del jubileo de la Reina inglesa pide una banda de música de nueve a diez y media de la noche y poder iluminar la fachada de las oficinas. El 6 de setiembre de 1859 decían los periódicos de Bilbao que el cónsul se había trasladado a vivir a la casa del Pasaje, al otro lado del puente de Isabel II que suponemos que era la calle Estación en ese año.
Fue nombrado cónsul para Vizcaya, Guipuzcoa y Castilla la Vieja, con residencia en Bilbao y su nombre completo es Horacio Young Esquire, la noticia la daba un periódico llamado la Época el 20 de abril de 1859.
Fue cónsul durante treinta y cinco años y durante el sitio carlista donó 250 reales para los centinelas avanzados en la posición de Bilbao durante la campaña de Navidad.
Debió de existir próximo a la casa del cónsul y el Árbol Gordo, una colonia de pedigüeños de la anteiglesia porque hay constancia de la queja al consistorio de Abando para que despeje la zona.
En setiembre de 1894 se despidieron de él toda la colonia inglesa y los muchos amigos que dejaba en Bilbao, le regalaron un artístico álbum de recuerdo.
Muy cerca de la casa del cónsul y rodeada por una cerca amurallada de piedra y una hermosa verja de hierro, era un gran parque y en el centro estaba el bello palacio de los Zumelzu.
Era una espléndida morada moderna de una bella arquitectura francesa, construido en ladrillo y piedra blanca y cubierta de pizarra.
Fue un lugar en aquel tiempo de fiestas y reuniones de lo más selecto y culto del Bilbao de entonces.
En ella vivió la viuda de Zumelzu, se llamaba Josefina Ibarreta dueña y alma de aquella casa. Dicha señora tenía clase, gran distinción y elegancia, de cultura exquisita, dio una nota de distinción en la vida social bilbaína. 
Era hermana de Adolfo de Ibarreta famoso ingeniero, director general de obras públicas en 1871. Participó en la defensa y fortificación de Bilbao en 1873, durante el sitio de la villa fue capitán de la compañía de zapadores.
Participó en las obras de cegamiento de la isleta de Uribitarte y dragado de la ría desde el pozo de San Agustín hasta la Salve en los años 1873/1875.
 Fue ingeniero consultor de la Diputación de 1880 a 1889, unos años antes firmó las obras del Puente de Isabel II como ingeniero de caminos en 1875.
Se casó con Isabel Uhagón Vedia el 24 de marzo de 1855, en Santiago(Bilbao) y el nombre correcto que figura en los registros sacramentales: Adolfo Ybazeta Ferrez.
La anexión de Abando se fue consumando en tres fases paulatinamente,años 1870,1876 y 1890.
Pero para los bilbaínos había antes otras cosas que resolver, la supresión del peaje del puente de Isabel II para pasar Abando. el adoquinado de las calles y las obras del ría y el puerto. 
Abando en el año 1856
Y desde el recuerdo y la nostalgia de la niñez, Francisco de Ulacia y Beitia escribió este poema:
                                      Imágenes de la infancia
                                      que aún bullís en mi cerebro.
                                      Despertando en la memoria
                                      tan delicados recuerdos.
                                      Hoy más que nunca brilláis
                                      con fantásticos reflejos.
                                      La Gran Vía donde hoy vivo
                                      ¿Que era antes? frondoso huerto
                                      donde robábamos "chanas"
                                      los chiquilanes del pueblo.
                                      ¡Cuantas veces lo chineles
                                      furiosos nos persiguieron!
                                      ¿Que se hizo de la famosa
                                      glorieta de aquellos tiempos?
                                      donde a nadar aprendimos 
                                      con Ramón el gabarrero,
                                      la campa del Árbol Gordo.
                                      ¿Donde está que no la encuentro?
                                      Allí concertamos todos
                                      los clásicos morradeos,
                                      bilbaínos y abandeses.
                                      Nuestros instintos guerreros,
                                      un grupo contra otro grupo,
                                      colegio contra colegio,
                                      demostrábamos muchas veces
                                      en horribles pedradeos.
                                      La Campa de Albia, el domingo
                                      era el único recreo.
                                      Hoy la campa de Albia existe,
                                      más no aquél tamborilero
                                      que nos enseño los zortzicos
                                      y a gritar ¡Vivan los Fueros!
                                      Bilbaínos  ¿lloráis algunos
                                      al recordar otros tiempos?.
Francisco de Ulacia Beitia
médico,escritor y político
Archivo Auñamendi














FIN


Memorias de un Bilbaíno de José de Orueta.
Tres batallas por Bilbao y otras páginas de José María de Areilza.
El roble de Arbieto y el tilo del Arenal de Imanol Villa.
Diccionario Hispanoamericano de Heráldica,Onomástica y Genealogía de Endika y Garikoitz Mogrobejo.
Le Hieron, Museé de France(Borgoña del Sur)
Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Madrid
Luburuklik
Archivo de la Diputación Foral de Bizkaia
Biblioteca de la Diputación Foral de Bizkaia.
La Biblioteca Nacional de Madrid.

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