LAS CIGARRERAS
El 25 de septiembre de 1818, se cierra la fábrica de tabaco rapé existente en Bilbao y se prohibe establecer otras en todo el Señorío de Vizcaya, para evitar el contrabando.
Antes que las estanqueras eran unas señoras de "armas tomar", fumaban puros, muy reivindicativas y conflictivas, similares a las cargueras y sirgueras. Organizan huelgas y motines, destrozaban las cosas. Mayoritariamente mujeres y unos pocos hombres.
Las de Bilbao procedían de los barrios de Ollerías Altas y Bajas, Achuri, Bilbao la Vieja, Zabala, San Francisco, Machín y Miribilla.
Rosa llamada "La Pucheros" abastecía de comida a las cigarreras.
A finales del siglo XIX ganaban 500 pesetas anuales y en el año 1920 1000 pesetas anuales.
Los industriales tabaqueros importaban la hoja de tabaco de Cuba y así elaboraban los cigarros en sus tabaquerías.
Cuando la venta era libre, los consumidores elegían las hojas de tabaco en un taller de la calle la Ribera de Bilbao.
Allí se elaboraban los cigarros al gusto del cliente, por tanto los buenos fumadores salieron perdiendo con el monopolio.
La mercancía venía de las colonias en barcos por la ría y se descargaban los fardos en los muelles de la ría.
Locales de elaboración y degustación de puros, hasta 1878 cuando se introdujo el monopolio del tabaco en Bilbao.
El personal que trabajaba en esas pequeñas cigarrerías al principio era mayoritariamente femenino y después en las fábricas también.
Los picadores de tabaco solían ser hombres.
Un cigarrera famosa en Bilbao, fue Faustina Martínez Ruiz natural de Castro Urdiales, con muchos juicios a sus espaldas por contrabando de tabaco y entre los hombres en la fábrica se daba el contrabando y el hurto.
La nueva fábrica de tabaco de Bilbao. estaba situada donde hoy está la barriada Párroco Unceta, entre la Mina del Morro y la calle Santutxu, cerca de la campa y ermita de San Francisco de Paula, cuya pequeña imagen o Santuchu dio origen al barrio, subiendo la cuesta de Zabalbide.
La fábrica se abrió el 1 de marzo de 1878, en un edificio cedido por la Diputación de Vizcaya, cesando desde ese momento la actividad privada de fabricación de tabaco.
Es curioso que a los pocos días de iniciado el trabajo en la fábrica de Bilbao, fue el 13 de julio de 1878 se produjo la primera huelga de las cigarreras, eran 146 operarias jóvenes las cuales dieron buena cuenta de su temple y personalidad, que las iba a caracterizar en la sociedad bilbaína.
La administración modificó sus condiciones económicas, les daban dos reales por cada seiscientos cigarrillos, es decir a un céntimo por docena de cigarrillos ya confeccionados y se les quiso abonar 50 céntimos, las que se dedicaron al empaquetado y las del taller del desvenado no se sumaron a la huelga, los hombres que eran 39 tampoco hicieron causa común. Veinticinco de ellos hacían labores de picadura y 14 eran mozos fijos del taller.
Los hombres picaban las hojas preparaban el cigarrillo y luego las mujeres hacían la elaboración final.
El conflicto se arregló y por fin pudieron salir los primeros cigarros a la venta made in Bilbao.
Con la fábrica de Bilbao y San Sebastián se elevó en España a nueve o diez fábricas en todo el país.
Valencia, Alicante, La Coruña, Cádiz, Gijón, Madrid, Santander......
Los barcos arribaban con la materia prima en los puertos de mar, el tabaco venía en hojas de la zona antillana, Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo de Filipinas, los puertos que recibían la mercancía eran, Cádiz, La Coruña y Valencia desde donde se transportaban a las fábricas.
En el barrio de Lavapiés de Madrid existió una fábrica de tabaco en el siglo XVIII, las más combativas eran las cigarreras era una fábrica que dio mucho carácter al barrio y se abrió en el año 1781.
En Cádiz y Alicante hay agitación en las fábricas por parte de las cigarreras, se quedan sin trabajo siete mil operarias en septeimbre de 1888.
En 1885 se amotinan las cigarreras en Santander rompen puertas y ventanas, se levantan cargadas de espíritu revolucionario, porque el gobierno esta pensando en introducir maquinaria para la elaboración de los cigarrillos.
Tales máquinas las dejará poco a poco sin trabajo, como así sucedió.
En Cádiz fue un motín, tiraron las sillas, los cajones y rompieron cristales, tiraron al público cigarrillos y cajetillas de tabaco.
Casi a finales del siglo XIX reina la expectación entre las cigarreras de Madrid.
En el año 1798 se crea una escuela de aprendizaje para la elaboración del tabaco, lo crea la Tabacalera para disminuir las labores de las cigarreras que andan muy soliviantadas en Madrid.
Las cigarreras de Sevilla aguardan la llegada del Inspector General de la Compañía Arrendataria de Tabacos y esperan que les den la razón para entrar a trabajar el lunes, cinco guardias civiles fueron heridos y también un teniente en enero de 189
El periódico La Correspondencia de España de Madrid, en febrero de 1893. Recibe una comisión de cigarreras y escuchamos sus quejas justas y exigen pronto remedio.
Estas simpáticas hijas del trabajo que son su representación más genuina han sido despedidas de la fábrica, que estan acostumbradas a mirarla como a su propia casa.
Pues la mayor parte de ellas han crecido en esos talleres donde iban con sus madres de niñas.
Han sido despedidas por su falta de asistencia, que ellas justifican por las enfermedades que han sufrido en la ruda estación que acabamos de pasar.
Las cigarreras como otras hijas del trabajo, viven al día sin poder ahorrar.
Además de las necesidades diarias, tienen una plaga de fiadores que las comen, la mayor parte de las ganancias a cambio de prendas que les dan para vestir.
O del poco dinero que les dan cuando caen enfermas, salir de una enfermedad y verse en la calle.
Las cigarreras también hoy armaron un poquito de jolgorio, algunas trabajaron, pero la mayoría ya en los talleres, ya en los patios alborotan más y mejor y quieren a toda costa la destitución de varios empleados y de algunas maestras.
No ha sido eficaz hacerles desistir de su actitud tumultuaria, ni las advertencias de la autoridades, ni los razonamientos de algunas personas que puedan ejercer sobre ellas alguna influencia.
Se dijo que debe existir todavía el propósito de darle fuego a la fábrica, porque no se han retirado los montones de palotes de tabaco, desde hace algunos días en el callejón del edificio que fue antiguo Asilo de las Cigarreras, la existencia de ese material combustible ha sido anteriormente denunciado, como peligro para las Hijas de la Caridad del Colegio de San Ildefonso y por la tranquilidad del vecindario, pero continúan los montones de tabaco.
A las cinco de la tarde de marzo de 1891 en Madrid, las cigarreras se retirado.
En octubre del año 1906 en Bilbao, una comisión de cigarreras visitan al director de la fábrica y le piden la supresión de las labores a máquina.
Un grupo de revoltosas en huelga destrozan las labores, también piden aumento de jornal y que se coloque en la empresa a sus hijas y parientes.
LOS CIGARREROS
En el año 1825 en un censo policial donde se detallan habitantes y profesiones vemos que todos son hombres.
Hay ocho cigarreros en la calle Ascao.
José Niebla.
Toribio Achabal.
Ramón Manzanal.
Andrés Sánchez.
Francisco Tubet.
Manuel Castillo.
José Suarez.
Nombre ilegible.
Juan Ventero tenía la cigarrería en el Arenal, 13.
Francisco Batán tenía la cigarrería en la calle Sombrerería treinta y uno, era el padre de Francisco Batán el famoso barbero de la Plaza Vieja. Quizás el padre en alguna ocasión ejerció de barbero como su hijo. Fue expulsado de Bizkaia y volvió.
Un fabricante de tabaco en la calle Esperanza, 1 se llamaba Francisco Vicent.
Juan Antonio Uribarri en el año 1803 vendía en Bilbao, tabaco tipo de Virginia.
Un cigarrero de origen irlandés, en la calle Barrencalle, 31 Joaquín O ´´Connor.
Y en la misma calle Pascual García en el número cuarenta y seis.
Otros como José Iturralde, Juan Badoza y Manuel Francisco Rico.
En esos años muchos pueblos importantes de Bizkaia no tenían cigarrero, Durango, Elorrio, Bermeo, Plencia, Ermua, Ondarroa.
Antes de los estancos, monopolio del estado existieron las tabaquerías o cigarrerías dedicadas a este tipo de mercancía.
Entonces el tabaco se vendía libremente, tanto labores nacionales como del extranjero, no regían las rentas y monopolios estatales.
En el año 1876 la renta del tabaco la explotaba directamente la hacienda estatal, lo que suponía unos ingresos de unos 20 millones de pesetas.
Había dos clases de cigarros, puros habanos a diez céntimos y ya en 1876 se vendían a doce céntimos y los comunes y que de tres subieron a cuatro céntimos. Se vendían en paquetes o a peso por kilos.
El tabaco picado o picadura, iba desde el común a 15 céntimos paquete de 25 gramos, hasta el fino de a 1,75 pesetas el paquete superior.
También se vendía rapé en botes de 125 gramos a dos pesetas y 16 pesetas el kilo, así como polvo de tabaco a granel a cinco pesetas el kilo.
Luego estaban los cigarrillos de papel, que eran de tres clases, suave a real el paquete de 25 unidades, el entrefuerte y el fuerte.
En el año 1822 Manuel Vitoria de Lecea, era el propietario de lonjas, entresuelos, tiendas y casas, en la calle Bidebarrieta los números: 13-14-15-16-17-19-20-22 y 23, en la calle Correo los números 8 y 19, en Ascao el 16, la Esperanza el 44 y Zabalbide 3.
Otro de los estancos más antiguos de Bilbao, está en Bidebarrieta número dos, anteriormente el número 23, debajo del Hotel Arana.
En el año 1914 la casa era propiedad de las señoras María Pilar Mazarredo y María del Carmen Zabalburu.
Eugenio Barañano Aldama, bautizado el 7 de septiembre de 1819
en Bilbao, en 1839 pide una plaza de Miquelete.
En el año 1854 se le adjudican unos fardos de tabaco remitidos desde Rotterdam, es mercancía que transportaba un barco y está perjudicada por estar mojada por el agua.
En el año 1861 es de profesión cigarrero y vecino de Bilbao pero antes fue mayorista de bacalao compraba a los barcos que llegaban al puerto de Bilbao. En ese año debe a la Aduana de Bilbao 28 reales y 8 maravedís de quinientos sellos de correos.
Se casó con Francisca Pipaón Rodrigo el 27 de diciembre de 1843 en San Antón de Bilbao.
Sus padres se llamaban Marcos Barañano Eguía y María Jesús Aldama Arrese.
Se alistó en la Quinta Compañía del Batallón de Auxiliares hasta enero de 1874.
Em el año 1871 Eduardo Llobet construye un kiosko , en la plazoleta inmediata al muelle del Arenal, donde vende periódicos, cigarros y papel de escribir.
Hay dos casetas a la entrada del puente de Cantalojas, una de ellas es de Antolín Laburu cigarrero, despacho y venta de cigarros.
Los que piden un certificado acreditativo de haber luchado en algún batallón de los Auxiliares, para abrir un estanco algo parecido a lo que sucedió con Franco, los estancos a las viudas de guerra.
En el año 1877 las cigarreras de Bilbao tenían Casa de Maternidad y Asilo.
La primera fábrica de tabaco nacional fue la de Sevilla, luego se abrieron otras, también Bilbao tuvo la suya.
Estaba Eugenio Barañano con su estanco en la Plaza Nueva dos y la cigarrería de tabacos habanos de Miguel Uribarri sita en el Arenal, donde sucedió a Isidora Albizua.
También se abrieron otros estancos oficiales para la venta de labores nacionales o peninsulares, en la calle Correo, 25 y Plaza Nueva, 10.
El estanco más antiguo estaba en la Plaza Nueva, 1, era un portal que compartía el estanco con otra tienda que fue en su día comercio de ropa de mujer y zapatería, se llamó "Paca y Luz".
Había pegado al estanco una lonja muchos años después, de la viuda de Simó que distribuía periódicos, fascículos, revistas......
Se llamaba Prudencia Barandica Mendibil, nacida en Amorebieta el 28 de abril de 1831. Hija de José María Barandica Gorroño y de María Antonia Mendibil. Tuvieron dos hijas más Marcela y Dominga.
Prudencia antes de vender tabaco era costurera y se casó Francisco López de Alberca Pacheco, la boda se celebró el 4 de julio de 1852.
Prudencia actuaba en las testamentarías haciendo de perito en todo lo relacionado con todo tipo de prendas de mujer.
El 18 de junio de 1878, por Orden Real se inicia la nueva actividad estanquera.
Justa Cabezas Ojanguren experta cigarrera, se establece en la calle Bidebarrieta uno.
Venía de cerrar una cigarrería que ella regentaba, en el nuevo estanco los contertulios del Nautico solían hacer tertulia con ella porque solía cerrar tarde.
Su sobrina Milagros Hurtado Ojanguren, le ayudó en la gestión y en el año 1920 heredó la titularidad.
A Milagros le ayudó su sobrina Angélica Amaya Hurtado Arrieta, que fue la titular hasta nuestros días desde el año 1980.
El actual estanco en la calle de la Ribera, 17 en los soportales, hoy lo regenta una hija de doña Prudencia Ispizua, antes fue de una viuda de guerra como corresponde, pero mucho antes su dueño fue Valero Pitarque, el padre del famoso José Luis Pitarque, sablista y cuentista profesional.
Valero tenía un kiosko frente a la iglesia de San Antón y pide permiso para pasarse a los citados soportales que entonces se llamaban Plaza del Mercado uno, esto fue en el año 1899.
Otro estanco estaba en la parte trasera de la Catedral de Santiago en la calle Tendería, 34 o 36.
Domingo Costas pide un certificado en 1884 de haber pertenecido a la Cuarta Compañía del Batallón de Auxiliares, para abrir un estanco.
Segundo Machín tenía cigarrería en la Plazuela de Santiago tres.
Varios estancos en la calle San Francisco a finales del siglo XIX.
En la caseta del cobro del peaje se abrió un estanco, era el puente de Isabel II una vez desaparecido el peaje por pasar de Bilbao a Abando. Se llamaba Hermenegildo Celada.
Foto de el Correo |
El primer establecimiento de tabaco en Bilbao y Bizkaia fue en el año 1876 y en el resto de Euzkadi.
La causa la consecuencia de la homologación fiscal con las otras provincias españolas.
Antiguamente las Vascongadas estuvieron exentas de este gravamen y monopolio del tabaco, se estableció desde el siglo XVII en el Reino de Castilla, como privilegio o excepción para la Corona.
En Sevilla se abrió una fábrica en el año 1670, fue la primera fábrica en toda España.
En el año 1874 se consolidó la Hacienda la encargada de la administración directa.
En el año 1887 arrendó esta función a la Compañía Arrendataria de Tabacos.
El primer Concierto Económico de 1878 para las Vascongadas, confirmo el establecimiento en ellas de la renta del tabaco y por eso hacienda decidió instalar dos fábricas de tabaco en las Vascongadas, una en Bilbao y otra en San Sebastián.
Con estas dos fábricas en toda España se elevaron a diez, la fábrica de tabaco de Bilbao se instaló en Santutxu, en el terreno municipal de la Anteiglesia de Begoña, cerca de la campa de la ermita de San Francisco de Paula, por allí andaba la explotación minera de la Compañía del Morro de Bilbao y con los años se fue formando un populoso barrio de Bilbao.
Muchos de estos terrenos pertenecieron al Marqués de Vargas y conde de San Cristóbal, esta familia ostentó el Patronato de Santa María de Begoña.
Mientras se construía la fábrica de tabaco en Bilbao, una comisión de hacienda desplazada desde Madrid fue recogiendo el tabaco que tenían los comerciantes de la villa, previa indemnización y lo guardaban en una lonja de la calle Ronda.
Esta fábrica se inauguró el primero de julio de 1878.
El 13 de enero de 1878, el Noticiero Bilbaíno da la noticia los comerciantes del ramo del tabaco conjuntamente con los dueños de las cigarrerías, han celebrado una junta para nombrar una comisión para gestionar con la Diputación interina de Vizcaya, para que el gobierno suspenda el acuerdo.
La Diputación dice en Madrid que muchas familias ganan su pan en Bilbao, con la industria de elaboración de cigarros.
En Bizkaia había 366 estancos, cuando un cigarro costaba 75 céntimos de peseta. Hablamos del año 1886, el tabaco adquirido por la fábrica de Bilbao ascendió a 976.646 kilos en ese año.
En la fábrica de San Sebastián se adquirió la mitad 504.491 kilos de tabaco. Tabaco mayoritariamente americano de Virginia, también tabaco filipino, de Cuba Vuelta Abajo y Vuelta Arriba.
En aquellos años el nombre oficial era "cigarros" los que luego se llamarían "puros", se vendían en cajas y en mazos de 20 cigarros.
También se vendía la picadura que el consumidor luego convertía en cigarrillos con el papel de fumar, liándolos a mano o con máquinas caseras.
Un bote de rapé de 125 gramos costaba 1,50 pesetas, se podía adquirir por sacos o en botes.
Los aldeanos vizcaínos solían fumar en pipa que solía ser de barro cocido en el siglo XIX.
En 1892- 1893 se estableció el monopolio de las cerillas, fabricación y venta de toda clase de fósforos, se dio un plazo para que todos los comerciantes pudieran vender todas sus existencias y aplicarse la nueva norma.
En Bilbao y sus alrededores hubo fabricantes de cerillas antes y después del monopolio.
En la calle Castaños había una la de los señores Ibáñez e Ituarte, más tarde pasó a Juan Yurrita, con el nombre de la Bilbaína.
Estas cerillas se vendían en la Guipuzcoana de la calle de los Fueros, el Portugués en la calle Lotería y en Achuri en una tienda José María Larrañaga.
Se fabricaban cerillas con ruido o sin él, había unas cerillas llamadas "Elegantes" que casi valían una peseta.
Con la nueva situación del monopolio, las cerillas tenían que venderse en los estancos, en enero de 1957 cesó dicho monopolio.
EL CLÁSICO ESTANCO DE PORTAL, DE PRUDENCIA ISPIZUA ANTES DE VALERO PITARQUE, EN LA CALLE DE LA RIBERA. |
OTROS ESTANCOS CON SOLERA Y TRADICIÓN EN BILBAO.
Estanco de Alis, Gran Vía 24 entrada por Astarloa.
El estanco número diez de la calle Ronda.
El estanco número trece, en San Francisco diez y siete.
En la plaza de la Casilla, 9 el estanco de la Casilla.
Mi artículo La Fábrica de Tabaco de Bilbao, en el Blog 10 de abril de 2010.
Archivo Diputación Foral de Bizkaia.
Hemeroteca de el Correo.
En 1876 se abrieron los primeros estancos de la villa, Manuel Basas.
Inauguración de la fábrica de Santuchu, Manuel Basas.
El estanco de las cerillas, Manuel Basas.
Hemeroteca Nacional de Madrid.
Euskariana.
Cigarreras de Bilbao, Jon Uriarte.